La actitud de los humanos.

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-Tendrás problemas al llegar a casa, tu madre estará furiosa.- me dijo Sebastian luego de que salí del salón de clases.

Acababa de perder el examen de observación y análisis de las instituciones educativas con un 2. A decir verdad, no me sentía nada sorprendida. No había estudiado lo suficiente después del casamiento de mi prima, apenas había podido terminar de leer el libro que iba para el examen en el día anterior y era muy poco lo que había logrado retener de información.

Los días siguientes fueron cada vez más tranquilos, hasta que mamá dejó de trabajar y la vuelta a clases se acercaba.

Faltaba solo una semana para las clases. El calor era tan insoportable que Sebastian y yo estábamos sentados en el suelo, con el ventilador a mis espaldas, mientras jugábamos un juego de mesa con mis hermanos y yo revisaba el chusmerio del grupo de whatsapp de la clase.

De pronto, el ventilador me cayó en la espalda y los otros tres empezaron a reírse.

—¡No es gracioso, mierda!— les dije mientras me sacaba el ventilador de encima.

Esa noche estaba muy adolorida y no lograba acomodarme en la cama.

—¿Todavía te duele el golpe con el ventilador?— preguntó el demonio recostado a mi lado, su voz sonaba como un deleitador susurro, un intento de seducción para hacerme bajar la guardia.

—No molestes...— respondí, cerrando mis ojos para intentar dormir de una vez.

En la oscuridad definitiva de la noche, una mano cálida entró en contacto con mi cuerpo. Antes de que pudiera reaccionar, me hizo acomodarme boca abajo. Después de eso, comencé a recibir un masaje que poco a poco desvaneció el dolor de mi espalda.

El sonido de la puerta abriéndose me hizo abrir los ojos de golpe, intenté incorporarme para ver qué la había abierto, pero Sebastian no me lo permitió.

—Son Tama y Arish, no te preocupes.— me dijo, dándome una suave caricia en la nuca que me erizó la piel.

—Ya basta, estoy bien.— le dije.

Sebastian retiró su mano y yo me bajé de la cama para cerrar la puerta y subir a los gatos a la cama. Volví a subirme y ambos se acomodaron sobre mi pecho, comenzando a ronronear. Eso era tan relajante que comencé a quedarme dormida.

—Hay algo que me gustaría saber.— dijo Sebastian, casi estaba dormida cuando se le dio por hablar.

—¿Qué...?

—¿Qué te pasaba durante el casamiento de tu prima? No digas que no era nada.— acarició mi mejilla con suavidad, en una forma que parecía que tuviera sentimientos de aprecio hacia mí —. Pude notar tristeza, envidia, y algo de enfado en ti.

—Me sentí muy mal... Mi ex novio me dijo muchas veces que me amaba, que quería que nos casaramos después de terminar de estudiar... y yo fui demasiado ingenua, le creí todo lo que me dijo, aunque sus acciones demostraron lo contrario...— confesé mientras sus caricias continuaban.

—Los humanos siempre mienten, ¿recuerdas? Ese humano que dices que te gusta ahora... José.

—¿Qué pasa con él?

—También podría estar mintiendo cada vez que te escribe, los humanos tienden a mentir más fácil a través de sus nuevas tecnologías.

—Si miente... Lo descubriré...

Me quedé dormida mientras el demonio acariciaba mi rostro, entre tanto cansancio había dejado ver una parte de mi alma que se había moldeado durante los últimos meses, una parte que aquel demonio habría deseado explorar aún más...

*****

El primer día de clases llegó. Sebastian y yo salimos temprano de casa para ir al Cerp, y el camino se hacía más largo debido al silencio.

—Estás muy pensativa hoy.— me dijo el demonio cuando ya estabamos cruzando la plaza Nelson Mandela frente a la Cachimba del Rey.

—Pensaba en que no eres el único nuevo en el grupo. Mis compañeros del año pasado no saben nada de ti, pero hablaron mucho de otro nuevo. No quiero tener prejuicios antes de conocerlo, así que lo voy a observar un poco. También pensaba que no tengo idea de cómo van a reaccionar todos cuando te conozcan.

—Bueno, no falta mucho para descubrirlo.

El resto del camino transcurrió en silencio. Cuando estábamos a punto de entrar, escuché la voz de dos personas concidas. Me di media vuelta para ver a Marcelo y Lilian.

—¡Hola! ¡No los había visto!— los saludé a los dos de beso en la mejilla.

—Nos dimos cuenta.— me molestó un poco Marcelo.

—¿Y este muchacho?— preguntó Lilian, viendo a Sebastian con sorpresa.

—Es Sebastian, estudió en el IPA el año pasado, pero...

—Hubo algunas cuestiones por las que me mudé con Emilia y su familia para acá y me cambié al Cerp para seguir mis estudios.— interrumpió el demonio, viéndolos con una sonrisa —. Es un placer, imagino que estamos juntos en clase.

—Un gusto, yo soy Marcelo y ella es Lilian.

—Mucho gusto.— agregó Lilian —. Perdonen el atrevimiento, chicos, pero... ¿Ustedes son parientes o...?

—Sebastian es ahijado de papá.— me apure a responder.

Después de eso y una breve conversación sobre las vacaciones, subimos los cuatro a nuestro salón. El otro nuevo estaba ahí, sentado al lado del escritorio de los profesores con su laptop negra. Fuimos a sentarnos frente a la ventana, con Sebastian acoplado a nosotros tres como si fuera del grupo inicial del año pasado. Intentaría no ser muy obvia al observar al nuevo de nombre desconocido, pero sí vi que observó a Sebastian de una manera extraña por unos instantes después de que nos sentamos.

Apuesta de Terquedad [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora