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-No quiero exhibir que soy ciega.



-La gente lo nota no importa cuál sea el color del bastón. Después de todo, no es una vergüenza.

-No estoy avergonzada -respondió con brusquedad. -Algunas veces actúas como si lo estuvieras.

-Me supongo que deseas que lo use -levantó la retadoramente.

-Es tu padre quien te habla, Camíla. Tranquilízate -el bondadoso tono de regaño, logró relajar el agresivo mentón de su hija-. Ya estás crecida para decirte lo que debes hacer. Sabes lo que es correcto y sensato. Lo que hagas, depende de ti.


-Excúsenme, creo que me iré a mi cuarto -Camíla dejó el libro sobre la mesa y se puso de pie, rígidamente.

Era imposible discutir con su padre cuando adoptaba una actitud pasiva. Le irritaba que él apelara a su lógica, porque invariablemente perdía.

-¿Qué debo hacer con el bastón? -inquirió Deborah titubeante



-Ponlo en el paragüero. Ella sabrá lo que hace con él antes de que Lauren vuelva por acá.

Al subir el primer escalón, en la escalera, Camíla oyó decir a Deborah.

-¿A qué volverá Lauren Jáuregui?

-Va a llevar a Camíla a pasear a los muelles.

-¿Quieres decir que tiene una cita con ella?

-Creo que podrías llamarlo así. Me telefoneó al despacho, después de ver a Camíla, para preguntarme si tenía alguna objeción a que la invitara a salir. No me atreví a preguntarle cuáles eran sus intenciones. Hubiera sido demasiado presuntuoso; sobre todo Lauren ha sido muy amable con ella.

-¿Mencionó el bastón?

-No, eso fue una sorpresa para mí.

Menos mal, pensó Camíla con alivio. Al menos su padre no había tomado parte en la conspiración. Por un momento lo pensó, aun que en el fondo sabía que él no era capaz de jugarle semejante treta.

Tenía que admitirlo Lauren no la había forzado a aceptar el bastón de marfil. Simplemente lo dejó. El dilema surgió al verlo su padre.


Unos minutos antes de las seis, Camíla se sentó en el sofá, mordisqueándose la punta de las uñas. Por segunda vez, alargó el brazo para comprobar si la chaqueta azul estaba junto a ella. El timbre de la entrada la sacó de su ensimismamiento.


Con rapidez tomó la chaqueta, metiendo su monedero en una inmensa bolsa de mano. Se pasó la mano por la nuca, acomodando los cabellos sueltos de su peinado alto. Como esperaba, Lauren contestó por el intercomunicador.

-Bajaré enseguida.

Asiendo la perilla de la puerta, titubeó. Sus ojos sin vida se dirigieron hacía el paragüero. La otra mano se apoyaba en su bastón habitual. Quedó inmóvil varios segundos más. Luego, con un suspiro de resignación, dejó el bastón de roble y tomó el mango tallado en cabezas de dragón del bastón de marfil.


Lentamente descendió la escalera, abriendo la puerta de entrada y cerrándola tras ella. Irguiendo los hombros, se dirigió al portón, hacia Lauren.

-¡Vaya ya llegaste! Me preguntaba qué te habría pasado.


-Tuve que ponerme la chaqueta -mintió esperando algún comentario sobre el bastón de marfil.

Il tuo amore mi guida(Adaptación Camren Lauren G!p )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora