El interruptor del estéreo fue apagado bruscamente. Para Camila la música no tenía ya nada de calmante.
-¿Qué puedo hacer? -se preguntó desanimada. No tenía deseos de cocinar ni de limpiar, aunque fuera necesario, pero no lo era. Estaba cansada de leer. Además, sus dedos todavía leían muy despacio las letras braille en relieve, por lo que la tarea requería de su total concentración.
Sabía que en ese estado de desasosiego sus pensamientos divagaban.
Una voz interior culpaba injustamente a Lauren Jáuregui por su intranquilidad. Aunque no comprendía por qué su viaje de negocios a Los Ángeles debía afectarla tanto. Aun antes del accidente, solía sentirse inquieta, pero entonces encontraba un escape en la pintura. Ahora no había escape.
"¿Has modelado alguna vez... en barro, quiero decir?".Podía oír en su mente aquella voz ronca, como si estuviera junto a ella. La semilla plantada unos días atrás empezaba a germinar. Dirigiéndose al teléfono, buscó el receptor y lo descolgó. Titubeó, pero antes de cambiar de opinión, marcó un número. Una gran excitación recorrió todo su cuerpo al escuchar el primer timbrazo.
-Artículos para artistas -contestó la voz cuando el teléfono sonó por segunda vez.
-Por favor, con Sam -se le enredaban nerviosamente los dedos en el retorcido cordón del teléfono. Segundos más tarde, escuchó una conocida voz masculina.
-Hola, Sam, habla -Camila.
-Camíla, ¿cómo estás? -la voz revelaba grata sorpresa. Después, cambió a un tono contrito-: Escúchame, siento mucho no haberte telefoneado o visitado más a menudo, pero por una u otra cosa...
-No te preocupes -lo interrumpió rápidamente-. Te estoy llamando para pedirte un favor.-Lo que quieras. Concedido de antemano.
-¿Podrías mandar a mi casa un poco de barro para modelar y un juego de herramientas barato?
-¿Te vas a dedicar a modelar? -preguntó Sam asombrado.
-Voy a probar. Por eso sólo quiero lo más necesario, para saber si me gusta y si lo puedo hacer bien.
-¡Creo que es una magnífica idea! Es una idea genial.
-¿Podrías mandar a alguien?
-Si pudiera iría yo mismo, pero un mensajero saldrá de aquí dentro de diez minutos. Me aseguraré que la primera entrega sea a tu casa.
-Gracias, Sam -su rostro resplandecía.
-No tienes que agradecerme. Siento no haberte sugerido yo algo como esto. Te enviaré todo inmediatamente. Nos veremos pronto, ¿de acuerdo?
-Sí, Sam.
Apenas transcurrida media hora, llegó el pedido. Camíla ya había limpiado una pequeña área del estudio para trabajar; comprendía que su padre tendría que ayudarla a mover las cosas más pesadas. Amablemente, el mensajero colocó los paquetes donde ella le indicó.
Cuando el mensajero se fue, regresó al estudio, presa de tremenda excitación. Su vieja bata aún colgaba detrás de la puerta, oliendo a pinturas de aceite y a disolvente. Pronto el olor del barro borraría todos los demás olores, se dijo alegremente, mientras se ponía la bata protectora, acercándose a la mesa de trabajo.
El tiempo se desvaneció. Empezó a trabajar con formas sencillas, usando como modelos frutas tomadas de la cocina. Escuchó sin oír, su nombre tres veces antes de comprender que alguien la llamaba. Pasaron unos segundos para que reconociera la voz de su padre.
-Estoy arriba en el estudio -contestó.
Hizo un movimiento hacia atrás, limpiándose las manos con un trapo, mientras escuchaba los pasos apresurados subiendo la escalera. Su expresión denotaba aprensión al volverse a la puerta abierta que daba al pasillo.
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Il tuo amore mi guida(Adaptación Camren Lauren G!p )
RomanceDesde el momento que se encontraron en las calles de San Francisco, Camila tenía sentimientos encontrados hacia la fuerte y noble pero insufriblemente grosera Lauren Jáuregui. Momentos después de salvarle la vida a ella, la oji verde la había insult...