Capítulo 24

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El Zar apenas entró, suspiró.

La mansión se sentía diferente, había algo ajeno al lugar, como si tensara a su lobo en el proceso.

"¿Vladimir?" -Su mano derecha se acercó rápidamente, él no notó nada extraño, pero sí pudo darse cuenta de cómo la postura del Zar había cambiado-.

Fue justo en ese momento, que las palabras del alto ruso se detuvieron sin siquiera salir, a unos pasos de él, apareció su precioso esposo, que aunque se veía igual de hermoso que siempre, su mirada lucía distraída.

El mayor se acercó a su bonito omega, que pese a la mirada, sonrió sincero al verle, con su lobo feliz y ronroneando dentro de él al percibir el aroma del mayor cerca de él.

Alec supuso que besaría su mejilla como siempre, incluso se había estirado, quedando estático en su totalidad al sentir los fríos labios del mayor sobre los propios, un casto y cálido beso que duró unos segundos antes de que el mayor se separara.

"Volví, Kotik" -Alec sonrió grande, no estando seguro si podía acercarse más o no. El mayor como si entendiera que quería hacer, asintió delicadamente, recibiendo en respuesta un abrazo delicado por parte de su esposo, acompañado por un beso en su mejilla que también duró un poco más-.

"Mi sei mancato"

"Yo también" -El primero en separarse del abrazo fue el menor, recibiendo un corto beso sobre su sien, y él, regalándole una suave sonrisa tranquila-. "Vamos a mi oficina, por favor, quiero hablar de algo contigo"

Giorgio asintió una vez cuando el menor le dio una rápida mirada, el beta en realidad quería que la tierra se lo tragara, más aún, después de la mirada entre curiosa y emocionada que Vladimir le dedicó, incluso se había comenzado a acercar en su dirección, justo cuando la mano de James sujeto delicadamente su brazo, deteniéndolo.

Vladimir se sorprendió a sí mismo, tuvo que ahogar un gruñido en dirección del americano mientras desviaba el rostro, y Giorgio, ajeno a aquello, y notando el pómulo roto del rubio que apenas había tomado su brazo, casi comenzó a correr en dirección a sus habitaciones.

Vladimir no se atrevió a seguirlo, pese a que la curiosidad si lo envolvi, Natasha, junto a él, se acercó delicadamente, curiosa también, esperaba volver a ganarse la confianza de su equipo, y, al menos en ese mes que recién había pasado, Vladimir ya le hablaba más.

Giorgio en cambio, pareció volar a donde había estado momentos antes, su pecho era golpeado fuertemente por su corazón, el rostro de James en ese estado sólo demostraba problemas. Apenas llegó al pasillo, el golpe de feromonas lo hizo detenerse.

Todo en él tembló, su cuerpo entero se quedo estático. Del otro lado del pasillo se encontraba Konstantin, quien lo veía con el mismo miedo reflejado en su mirada, aquellas feromonas no eran solo las del alfa. Y de verdad que Giorgio quiso llorar en cuanto notó las otras.

Incluso se llevó una mano sobre su boca, tirándose de rodillas después, ¿cómo había ocurrido aquello?

¿Cómo iba a explicarle aquello a su hada?

El aire comenzaba a faltarle cuando Konstantin se colocó de rodillas frente a él tomando sus hombros, y después cubriendo su boca con su mano.

"Giorgio, necesito que respires" -El beta que parecía intentar reaccionar, lo miró-. "No puedo entrar ahí pero tu si, Renzo va a matarme sin siquiera notarlo" -Poco a poco, el segundo Maximov retiró su mano-.

"Tu hermano va a matarme a mi"

"Zakhar va a matar a todos si dejamos que pasen el celo juntos, Giorgio, por favor, saca a Taras de ahí" - El desespero en el segundo Maximov se podía apreciar en su voy y en su mirada, el beta lo entendía, más aún, porque la culpa no la tenía Renzo, no tenía ni idea de como Taras había llegado ahí, pero el pómulo roto de James le daba una idea-. "Por favor, Giorgio, los dos sabemos que el Zar no va a ser el único que quiera matar gente"

Fata MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora