Capítulo 35

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Las cosas en el bajo mundo estaban peor que nunca.

Técnicamente, podrían estar peor, pero todo era un caos en general.

El mundo en esos momentos se dividía en dos bandos; el antiguo régimen, con las cuatro reinas en este; y el nuevo régimen, con perdidas fuertes que habían aplazado la guerra directa entre las mafias.

En esos momentos era una especie de guerra fría, que obligaba a las 'aliadas' a traicionarse entre sí o, a fortalecer alianzas.

Por eso, se llevaría acabo una reunión en un lugar neutro, donde ninguno tuviera ventaja alguna.

El Zar, apenas dejaba las cosas resueltas en Noruega cuando lo llamaron. El del teléfono era uno de los líderes de la Unione Corse, ya que era el ruso el que tenía que aprobar aquello del todo, este le hablaba para informarle.

Al ser la Bratva la principal de las reinas y del bajo mundo en sí, aquello no podía realizarse sin su autorización, y gracias al tiempo que el mata reyes les había conseguido al asesinar al líder principal de Los García (uno de los españoles), podían reunirse para hablar de sus próximos movimientos.

El Zar aceptó, posponiéndola una semana más, quería volver primero a Rusia, ver cómo se encontraba su omega, y prepararlo mentalmente para ver a sus padres de nuevo.

Fue en ese momento que llamó al otro hermano de Alessandro, Alonzo, pidiéndole la participación de las mafias americanas en esta reunión.

Desgraciadamente para su esposo, ahora que estaba casado, tenía que acompañar al Zar en este tipo de cosas, sino sería considerado irrespetuoso y en el peor de los casos, como traición.

La presencia del mestizo americano calmaría cualquier cosa que el Don de la Cosa Nostra quisiera decir, además que necesitaban convencer a los del nuevo continente a permanecer leales a sus orígenes.

Pese a todo el caos, Zakhar solo podía sentir a su lobo inquieto gracias a que desde hace casi tres semanas no veía a su omega, en realidad no sabía cómo es que no se había vuelto loco de no saber nada de él en ese tiempo, con lo último que habló con Giorgio, estaba preocupado.

Pobres de sus primas si es que Yeva no intervenía por ellas, Yelena casi se muere y no metafóricamente, de no ser por su hermana, la madre de Daría y Vanka no habría sobrevivido a la rabia del Zar.

Aún así, el alfa no logró recuperar nada de información, y las cosas dentro de la Bratva comenzaban a volverse tensas porque nadie sabía realmente que tenía al Zar tan de mal humor desde la salida del Zarín con sus primas políticas.

"Natasha" -El marcado acento en el líder hizo a la alfa dar un respingo, desgraciadamente para la abogada, a Vladimir lo habían enviado a quedarse en la mansión apenas una semana después de que salieron, y ella se quedó en su lugar, soportando todo el mal humor del contrario sin ayuda-. "Pasaremos por los dulces que le gustan a mi esposo"

Un poco más tranquila, la castaña asintió, estaba por conducir en esa dirección cuando el teléfono del contrario sonó, esta vez con Taras siendo el que llamaba a su hermano, que después de colgar, hizo al pelinegro gruñir antes de continuar.

"Olvídalo, conduce directamente a la mansión, lo compensaré después"

El camino no fue largo, apenas llegaron, el alfa ignoró todas las reverencias en su dirección, y entró directamente al salón, olvidando su molestia en cuanto vio a su esposo.

Con el cabello corto seguía siendo hermoso, en realidad, el Zar dudaba que alguna vez pudiera verse mal. Tan bonito que no supo cómo se resistió, y solamente saludó con una ligera reverencia.

Fata MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora