Capítulo 27

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Alessandro despertó cerca de las seis de la mañana, aún entre los brazos de su esposo.

Fue su alarma la que le avisó que debía de levantarse ya, aunque llevaba cerca de diez minutos despierto.

Cuando menos se dio cuenta, era sábado por la mañana, y de nuevo, notó al mayor respirar diferente, que al darse cuenta que también estaba esperándolo, lo acercó más a él, olfateando delicadamente su cuello, encantado por el aroma natural de su bonito esposo.

La piel del omega se erizó, apenas tragó saliva, subió delicadamente su mano sobre la del mayor entrelazando sus dedos.

"¿Qué tienes?" -La ronca voz mañanera del Zar lo hizo vibrar. Su lobo se removió gustoso gracias a aquello-.

"¿Me creerías si digo que son sólo nervios?" -Zakhar hizo un sonido en negación acercando un poco más al contrario, y Alec sonrió, soltando un pesado suspiro después-.

El Zar no le había fallado como esposo en ningún momento. Su relación con él era más buena de lo que imaginó, se había ganado su confianza poco a poco, tanto, que todo en él le pedía diariamente acercarse, podía confiar en él, lo sabía, y tal vez necesitaba comenzar a hacerlo, para que aquella pared invisible comenzara a desaparecer, donde pudieran acercarse más.

Fue gracias a eso, que soltó un pesado suspiro de nuevo, no se atrevió a mirarle, pero si continuó:

"Mi padre es... Complicado" -Alec hizo otra pausa, pensando como diría lo siguiente-.

La noche anterior después de volver de su segundo día de exploración por Rusia con sus hermanos, mientras el bonito príncipe se colocaba el pijama contándole de su día a su esposo, la puerta de Alessandro sonó, haciéndole temblar, ya que creyó se trataba de Renzo, sorprendiéndose aún más al ver a Lorenzo, con cara de pocos amigos.

Alec no creyó verlo hasta el siguiente día, suponía que a esas horas estaría entre los brazos de su doble cuñado, por lo mismo no pudo evitar verle entre preocupado y curioso.

"Te veré en la habitación" -El Zar habló separándose y dándose una ligera reverencia con Lorenzo, mientras el bonito segundo Di Cesare, entraba a la habitación de su hermano, diciéndose mentalmente que hablarían de eso después-.

Alec supuso que tendría que explicar acerca de su situación amorosa gracias a aquello. Pero no, Lorenzo tragó saliva mientras se sentaba sobre su cama, y el hada no pudo evitar pensar lo peor, incluso si debía golpear a su doble cuñado de ser el caso.

"Padre tiene otros dos hijos" -Y aunque Alessandro no debería sentirse aliviado, lo hizo, porque no tenía nada que ver con sus dos hermanos que si le importaban-.

"¿Qué?" -Lorenzo elevó la mirada al escucharle, y suspiró de nuevo, viendo a su hermano sentarse junto a él-. "¿De que hablas?"

"¿Recuerdas cuando nos dijo que nuestro tío había formado una familia en Estados Unidos en la otra Cosa Nostra? No son nuestros primos los que están allá, sino nuestros medios hermanos"

Alec se sintió mal, pero no por la noticia, sino porque él ya lo sabía, y si no había dicho nada a sus hermanos era para no preocuparlos con el asunto.

El bonito primer príncipe de Italia se sentó junto a su hermano, el rostro de Lorenzo se veía levemente ensombrecido, Alexander descubrió que aquello era lo que tenía molestando a su hermanito desde que llegaron a Rusia, con cuidado, tomó su mano entre las suyas, y el contrario que había desviado ya la mirada, la regresó.

"¿Qué quieres hacer?"

"No podemos decirle a Massimo, no va a tomarlo bien"

"Pero tampoco podemos ocultarlo, si se entera por alguien más, va a odiarnos"

Fata MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora