Capítulo 13

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"Estará bien"

"No lo sé, deberíamos decirle que volvió y se fue"

"Va a preguntar porqué se volvió a ir, y le prometimos a Renzo que no íbamos a preocuparlo" -Santino suspiró después de escuchar al beta, ambos se encontraban en la habitación del más chico, Giorgio se encontraba sentado sobre la cama de este y le ayudaba a acomodar sus camisas en ganchos, pudo apreciar el conflicto que sentía el menor desde su mirada-. "Sé que no le guardamos secretos, pero no podemos soltar las noticias así cómo así, cuando vuelva, que él se lo diga"

"Giorgio" -El mayor solo hizo un ligero asentimiento de cabeza sin mirarle aún, y el alfa continuó-. "Gracias por mantenernos vivos todo este tiempo, Renzo no te lo dice, pero jamás nos permitió siquiera hablar de ti sin que estuvieras presente, es el más agradecido contigo" -El mencionado elevó la mirada, con un ligero brillo delatante, dándole a entender que había dicho algo bueno, el beta no era muy efusivo, así que sólo suspiró asintiendo-.

"Debería de serlo, no ha sido fácil mantener vivo a ese idiota" -Santino sonrió, el contrario seguía siendo igual que cuando lo conoció, lo suficientemente orgulloso para mostrar emociones-. "No fue nada Santino, somos familia de todas formas"

"¿Has hablado con Marina?" -Giorgio asintió. Marina era la otra dama de compañía de Alessandro, una bella omega que no viajó con ellos ya que estaba en espera de su primer bebé y el hada no la dejó-.

La guardia de Alessandro se componía por seis guardaespaldas y cinco acompañantes.

Los acompañantes eran: Giorgio, Sabino, Mariana, y los gemelos Veratti (Bruno y Bernardo).

Y los guardaespaldas eran: Renzo, Santino, Andreas, Estefano, Pedro y el americano (James).

"Su bebé está saludable" -Santino asintió sin atreverse a preguntar lo que realmente quería, seguido de una larga pausa que hizo al beta suspirar antes de mirarle-. "Tú sabes que no puedo hablar del tema"

"No le diré a Sabino, lo prometo" -Giorgio suspiró, confiaba en él, sabía que lo único que pondría antes qué a Alessandro sería a su bonito rubio, Santino era un alfa ejemplar a su edad, tanto, que se mudó de país cuando su futuro en Italia era bueno, y lo primero que hizo al llegar a Rusia, fue jugar con la nieve cómo niño pequeño, con los otros tres mayores viéndole jugar y uniéndose a él sólo por verlo animado-.

"¿Recuerdas que hace unos meses hablamos que había traidores dentro de la familia Di Cesare?" -Santino asintió, sentándose frente a él en el pequeño sofá que había comprado-. "Lorenzo me llamó hace unas semanas para preguntarme algo, y saqué conclusiones, así que envié al americano a investigar"

A decir verdad, dejar al americano en Italia fue difícil para todos, el alfa era confiable, y todos lo apreciaban, eran al que más extrañaban de todos.

"¿Fue Mariano el traidor?" -La sormsia de ironía de Santino se borró cuando notó a Giorgio negando-.

"Fue Bruno Veratti el que estuvo informando todo el tiempo al Don, Bernardo y Andreas se encargaron de cubrirlo, para no levantar sospechas"

La sorpresa en el rostro del alfa no podía fingirse, había pasado toda su vida junto a ellos tres, eran familia cómo Giorgio lo dijo, tardó, y agradeció que el beta no lo mirara estaba en shock.

"¿Él lo sabe?"

"Si, Alessandro me dijo que no le dijera a Renzo, que él lo resolvería, y no le dije, pero no había nada que resolver, cuando Renzo se fue a Italia, ya habían matado a los Veratti y a Andreas en el ataque a los Di Cesare, junto a varios subordinados del Don. Renzo y yo creemos que el Americano tuvo algo que ver con su muerte"

Fata MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora