Capítulo 10

347 29 63
                                    

El líder más importante del bajo mundo extendió su mano para ayudarle a bajar los últimos tres escalones, temblaba sin poder evitarlo, pero, al ver la tranquila mirada que le dedicó el mayor, sólo pudo sonreír, una tranquila sonrisa que era para calmarse así mismo, y para no preocupar al contrario.

Aunque se miraron durante unos segundos, los aplausos lo trajeron de regreso, al mismo tiempo que caminaba con su brazo enrollado al del Zar en dirección al salón principal, por los filtros del salón, los aromas eran casi nulos para cualquiera, pero no lo suficiente para la pareja recién casada, el Zar no por nada era considerado casi un alfa superior.

Aunque, Alessandro sabía, que antes de entrar al salón, todos percibieron el aroma del Zar impregnado en él, y también, su propio aroma en el alfa, pudo ver de reojo, algunas miradas de recelo de unos cuantos omegas por la acción. El Zar pareció notar al menor algo distraído, tuvo que interrumpir sus pensamientos acercandolo a él, y aunque el menor dio un ligero respingo, no se movió, asintió al darse cuenta que ya se encontraban en el medio del salón.

El primer baile comenzó, más delicado y sin tantos saltos cómo se esperaba, este era un baile donde el hada giraba grácilmente, haciendo de nuevo, honor a su apodo, y dejando callados a todos los presentes al admirarle.

Estos mismo sabían, que frente a ellos estaba el omega más deseado del bajo mundo, girando en una vuelta completa de puntillas, antes de que su alfa volviera a sujetarlo por la cintura, en un movimiento qué parecía que evitaba qué se cayera, así era el baile, y al verse de nuevo a los ojos, los dos duraron unos cuantos segundos antes de volver a girar esta vez.

La melodía terminó más rápido de lo que debería según los que veían aquello, y mientras ambos recuperaban el aliento, el alfa más importante de Rusia tomó su mano, dejando un delicado beso sobre el dorso de esta antes de separarse un poco, y caminar con los aplausos a unos metros de ellos.

Las presentaciones iniciaron, eran por niveles. Primero, fueron los generales, las diez cabezas principales de asesinos que no se atrevieron a verle más de una vez por miedo al Zar, a excepción de uno, que parecía llevarse bien con el líder y que dijo cómo cumplido "Tendrá hijos preciosos, Zar" acompañado de una sonrisa.

Aquel comentario que hizo al Zarín dejar de respirar unos segundos, a veces olvidaba que realmente estaba casado con el enorme y guapo desconocido que tomaba delicadamente su mano en esos momentos, por consiguiente, olvidaba las responsabilidades que se le habían adjuntado.

Después, siguieron los великий князь (velikiy knyaz)*, cada uno más importante que el otro, sólo después de, el Zar, los zarecitos y el consejo, puede que incluso algunos generales fueran más importantes que ellos, pero, los duques seguían siendo líderes natos, con sólo una figura sobre ellos a su parecer, y esta, se trataba de su alto líder que se veía tranquilo, admirando a su omega en su mayoría mientras estos se presentaban.

Los siguientes fueron los miembros del consejo, que hicieron a Alexander querer esconderse detrás de su esposo, que por supuesto no se inmutó, pero si miró mal al consejo al notar aquello, echándolos con la mirada.

Si aquello era parecido a cómo se trataban los bailes de presentación, estos tres grupos eran los más importantes dentro de la mafia rusa, Alec pudo notar que pese a su fría y mala mirada, el respeto e incluso el ligero deje de miedo al ver al Zar estaba presente en todos, se dijo a si mismo, que investigaría después cómo es que consiguió dominar a todos de esa forma.

"¿Estás bien?" -Aunque el mayor no lo miró, preguntó, caminando a su lado después del segundo baile, y tomando su mano, delicadamente, cómo lo había estado haciendo todo este tiempo-.

Fata MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora