Buck y Kath se conocieron en la estacón de bomberos de L.A, donde se hicieron amigos inseparables. Ambos comparten la pasión por salvar vidas, el gusto por la adrenalina y el sentido del humo.
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Estaba sentada en el sofá de la estación esperando por Buck, ya no se me permitía trabajar por lo que solo pasaba por aquí a visitarlo. Estuvo en un turno de 24 horas así que me había dejado el auto por cualquier emergencia, por lo que lo vine a buscar ahora que terminó.
Acaricio mi estómago tratando de calmar las molestias, aunque no pareciera, los más de ocho meses pesaban muchísimo. Ya había cosas que no podía hacer por mi cuenta por la maldita panza.
El otro día había terminado de ducharme, cuando ya estuve seca me recosté en la cama, cuando quise levantarme no pude por lo que me quedé tirada boca arriba en la habitación hasta que Buck llegó de comprar. Cuando me vio en esa posición y desnuda, el maldito no dudó en carcajearse.
Ahora ya no uso zapatillas, suelo usar alpargatas o cosas fáciles de poner. Y estoy en el sofá porque me recosté para esperarlo y ahora tampoco puedo levantarme.
-¿Kath?- veo como Eddie y Buck suben las escaleras
-Hola, muchachos- saludo. Intenté volver a levantarme pero me resultó imposible- ¿Un poco de ayuda?
Entre risas, ambos chicos me ayudaron a levantarme, de paso me guiaron para bajar las escaleras con cuidado.
-¿Cómo te sientes hoy?- pregunta Eddie
-Bien, hoy tuve más energías. Fui a visitar a Thommy y pude mantener la cordura con mis padres, no dejaron de tocar mi vientre- dije molesta, era algo que no toleraba. Si yo no te ofrecía, no debías tocarme- y visité a Brad
-Genial, pero ahora iremos a casa- habló con un tono de molestia por lo último- Estuviste toda la mañana paseando, debes descansar- me dijo el padre de mi hijo
-¿Antes podemos pasar por pepinillos?- pregunté cómo una niñita
-Si, Amor, si- nos despedimos de Eddie y marchamos al Jeep.
-Maneja tu, no aguanto más los pies- le doy la llave.
Me ayuda a subir al gigante vehículo, cuando se sienta del lado del piloto, arregla el asiento ya que cuando lo use yo lo acomode para no golpearme la panza con el volante.
-¿También quieres crema de mani?- asentí sonriente
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La puerta de casa sonó repetidas veces, al abrir veo a Maddie con un rostro preocupado.
-¿Sucedió algo, Mads?- le dejo lugar para pasar, ambas vamos a la sala- Buck está terminando de armar la cuna, si quieres lo llamo
