Buck y Kath se conocieron en la estacón de bomberos de L.A, donde se hicieron amigos inseparables. Ambos comparten la pasión por salvar vidas, el gusto por la adrenalina y el sentido del humo.
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-Espero no ser así el día de la boda- digo mirando a mi alrededor, todo estaba quemado gracias a que la novia conecto un detector de mentiras en un adaptador sobrecargado.
-Te lo ruego- me dice Buck.
-¡Es inaceptable!- grita la novia que fue electrocutada- me casare en menos de dos horas ¿Cómo está el maquillaje?
Al verse en el espejo descubrió que, además de que el maquillaje estuviese arruinado, le faltaba una ceja.
-Eso se puede arreglar, una vez vi en YouTube a una mujer que convirtió su cara en una calavera
Todos parecieron ignorarlo menos el mexicano que lo miro raro.
-Es como un niño, cuando no puede dormir se pone esos videítos a la noche- le digo, encogiendo mis hombros. Ante tantos gritos por parte de la novia, me marché- los espero en el camión
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-¿Estás seguro de esto? Podemos cancelar y decir que nos sentíamos mal- dije tomando su mano. Estábamos delante de la puerta de la casa de mi hermano, del otro lado ya deberían estar mis padres.
Hoy no solo lo presentaría ante ellos, sino que también le daría la noticia de que nos íbamos a casar.
-Kath, podemos con esto- asintió dándose valor. Sabía que estaba nervioso ya que su pulgar masajeaba mi mano. Toque el timbre de una vez por todas y esperamos.
Alejandro abrió la puerta, le sonreí y nos adentramos.
-Esta en la sala- es lo primero que dice mi hermano- se están comportando extrañamente como... Padres
Los seguimos a la sala donde ambos estaban jugando con Thommy a las cartas. Al vernos, se levantaron y vinieron a saludar.
-Que bueno que por fin podamos conocerte como corresponde- dice alegre mi madre
-Lo mismo digo, señora Reyes
-Hijo, ¿Miras el partido? Alejandro trajo unas cervezas, toma una y nos sentamos a verlo- con una sonrisa, mi prometido fue al sillón junto a los tres Reyes restantes, dejándome con mi madre.
-¿Me acompañas a la cocina, querida?- asentí. Estuvimos allí unos minutos revisando la comida y hablando del trabajo, lo cual me parecía raro, hasta que nos reunimos todos en la mesa.
Empezamos a comer tranquilamente cuando mi madre hace un ruido de sorpresa y se le cae el tenedor, detengo mis movimientos por el repentino ruido, dejando la copa de vino en el aire.
