Todo estaba húmedo... Yo estaba húmeda... Me dolía la cabeza... Creo que acababa de vomitar... Decidí abrir los ojos, pero me costó ver bien, había mucha claridad. Parece que ya era media tarde.
Estaba a la orilla del río, en medio del bosque, cerca de criaturas peligrosas y en un planeta extraño para mí. Entonces me senté y lo primero que hice fue gritar, aunque no sonó tan fuerte (me dolía la garganta). A dos metros de mí estaba mirándome un Drékiro, solo que este era pequeña, media como metro y medio, y era totalmente negro.
Traté de no moverme de forma brusca, igual tenía mucho miedo para hacerlo. Él me miraba fijamente, analizando cada parte de mí cuerpo.
- ¿Por qué hiciste ese sonido?
Estaba atónita. Ese Drékiro acababa de hablarme con voz alta y de manera muy infantil. Casi vuelvo a gritar hasta que recordé que yo podía entender a otras criaturas.
- Es que... me asustaste - Respondí con cierta duda.
- Soy muy pequeño para asustar - Dijo alegremente.
Me atreví a sonreír, aún con timidez. Aquel pequeño Drékiro estaba muy tranquilo y alegre, poco a poco yo me estaba calmando.
- ¿Y tienes nombre?
- Me llaman "Pequeño".
- A mí me puedes llamar "Annie" - Asintió enérgicamente - ¿Y sabes cómo llegué aquí?
- Yo te traje - Estaba muy emocionado - No soltabas viento, pensé que habías muerto y te saqué del río ¡Ahora estás viva!
Me asusté con el grito, pero, como era de alegría, le sonreí. Decidí levantarme (seguía siendo más pequeña que él) y lo que hizo fue dar un paso más hacia mí y comenzar a oler me. Me sentí incómoda, todavía tenía cierto miedo.
- Hueles a árbol recién caído - No pude evitar reír y luego él se rió conmigo.
- Gracias por ser tan amable, Pequeño... Es que necesito otro favor no tan grande - Bajé la mirada.
- Dime, yo te ayudo, Nannie.
- No sé dónde estoy, solo quiero volver con mis amigos.
- ¿Qué es un amigo? - Volví a mirarlo, está vez con interés.
- ¿No sabes qué es un amigo? - Negó con tristeza - Tranquilo, te lo explicaré. Pues... Un amigo es alguien que te cae bien, comparte contigo, se preocupa por ti y se divierten juntos. Todo debe ser de forma mutua.
- ¡Yo soy tu amigo! - Pequeño se emocionó muchísimo, así que me alegré con él.
- Tienes razón.
No sabía qué tan aterrador podía ser un Drékiro adulto tan cerca, pero Pequeño era diferente, era mi amigo. Tenía a la criatura más majestuosa e imponente de todo Negiro y ya no le tenía miedo, era muy dulce y amigable. De repente, recordé que habíamos cambiado el tema original.
- Pequeño, también quiero volver con mis otros amigos ¿recuerdas?
- Sí, quieres buscar a más como tú: Caminantes de dos patas - Hablaba a su manera, extrañamente entendible - ¿Tú eres de los que navegan o los que escalan? Porque no te pareces a ninguno. Tienes piel como de día, ellos como de noche.
- Es que no soy de este planeta - Le dije - Necesito ir con los que escalan, creo.
- Ellos viven en el bosque - Miró a su derecha - No comparten mucho con nosotros, solo vienen a vernos a veces.
- Es que mírate - Lo señalé - Eres muy genial... y monstruoso.
- No sé qué significa "monstruoso" o "genial"... Espero que sea algo bueno - Sonrió, vi sus grandes colmillos.
ESTÁS LEYENDO
El Planeta Poderoso #2
Science FictionMentiras, poderes, descubrimientos... Sabía que mis aventuras no habían acabado, sabía que quería conocer el Universo, pero no sabía que eso no sería tan perfecto como esperaba. Debí suponerlo, nadie es perfecto, ni siquiera ellos... Ahora yo, Annel...