𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓣𝓻𝓮𝓼

10 1 1
                                    

YUTA
𓍊𓋼𓍊𓋼𓍊

Hacía un puto calor de la mierda, pero todo sea por el poder del amor.

Los cinco chicos por fin se habían juntado para salir a tomar algo, había sido un poquito difícil convencer a los dos gays enamorados pero Yuta convenció a su amigo diciéndole que le hacía mucha ilusión salir con los tres amigos porque era la primera vez que quería tener un grupo de amigos.

Ni le gustaba salir, pero bueno.

Ahora se repetía constantemente que soportar el calor irritante después de soportar estar en la escuela las horas de una jornada laboral era solamente para que los dos tontos estén juntos.

- Podríamos ir al Andén - Murmuró la chica de cabellos rizos y Omar la miró como si estuviera loca.

-¿Estás pendeja? ¡Eso quedaba cuadras atrás!

- Ash, ni siquiera sé dónde queda, solo lo dije para sugerir un lugar.

Yuta sonrió y miró de reojo a la chica a su lado, Aisha estaba sonriente por las ocurrencias y discusiones de sus amigos. Yuta se sintió mejor cuando vio de reojo que la chica caminaba junto a él en todo el camino.

Sintió que su relación mejoraba y eso lo hacía un poquito más seguro de sí mismo, ya bromeaban un poco, de vez en cuando, tampoco podía ser exigente si la chica apenas estaba dándole una oportunidad de ser su amigo, podía esperar paciente.

-¿Cómo vas con el mangwa? - Dijo con una leve sonrisa, Yuta había aprovechado la primera oportunidad que se le presentó para tener algo en común con la chica, se había enterado por la ruidosa de cabellos rizos que a su amiga le gustaba mucho leer ese tipo de cosas. Yuta se paseó frente a ella con un mangwa en su mano un día de clases, demasiado disimulado.

- Eres un maldito, ya me encariñé con el personaje y apenas me entero que va a sufrir. - Dijo la rubia mirándolo con falso enojo, eso solo hizo que Yuta sonriera más.

- Tampoco te dije que iba a ser bonito. - Se defendió mirando con diversión la mueca ofendida de la chica. Sus ojos viajaron por su rostro con atención, observando cada detalle - Te quedó muy lindo el maquillaje de hoy por cierto.

No esperaba una respuesta de su parte, sabía que la chica no diría nada y solamente sonrió más mientras seguían a los demás en silencio. Llegaron a una cafetería con decoración rústica y tomaron asiento en una mesa, se las arreglaron para dejar a Omar y Toge juntos en un lado, Aisha tomó asiento frente a ellos y Yuta se había quedado de pie esperando a que Daira se sentará junto a ella pero se quedó confundido cuando la chica de rizos se sentó en uno de los laterales de la mesa con cara de seriedad, no dijo nada y se sentó junto a la rubia.

Pidieron alitas y papas fritas y comenzaron a charlar, Yuta solo podía sonreír cuando observaba a Toge escribir con rapidez en su teléfono para poder charlar con Omar. Estaba seguro que su amigo ya estaba completamente perdido y no podía hacer más que seguir ayudándolo.

-¡Tiene novia!

Su atención fue hasta Daira que estaba con su cabeza recostada en la mesa y abrazando el brazo de Aisha.

-¿Quién? - Preguntó curioso mirando a ambas chicas y dejando a los tortolitos en lo suyo.

Yuta Okkotsu se llama, chismoso metiche le gritaban en la calle.

- El fresita bonito - su cara pasó a confusión y diversión al ver a la chica con una mueca de sufrimiento.

Ahh, Itadori.

-¿Cómo sabes que tiene novia, ma? - dijo la rubia mientras acariciaba la cabeza de su amiga y después la miró con diversión -¿Ya lo stalkeaste en instagram?

- Desde la cuenta de la empresa.

Yuta se echó a reír al ver que Aisha comenzaba a regañarla con pequeños insultos, le divertía demasiado verla cambiar su actitud amorosa por uno más agresivo. Se preguntaba así mismo si la chica sería igual con él algún día y no solamente le daría el lado agresivo, sería algo que haría feliz al chico siendo sinceros.

La comida llegó y los cinco comenzaron a comer entre bromas, Yuta se había enterado por los amigos de la rubia que a ella no le gustaban las papas fritas y obviamente tuvieron que discutir de juego por eso.

No todo es perfecto en la vida.

Pensó mientras miraba que Aisha alejaba la papa frita que él le ofrecía.

- Pero si es demasiado rica, no puedo creer que no te guste. - Murmuró con una sonrisa mientras acercaba más la papa al rostro de ella.

- Quítate.

- Una mordida pequeña, solo la punta. - insistió con voz suave para convencerla.

Mala elección de palabras.

El chico se sonrojó al verla sonrojarse igual y no tomó mucho tiempo en escuchar las carcajadas de los demás, su cuerpo se heló y abrió los labios un poco sorprendido y tratando de procesar sus propias palabras. Al ver que la rubia comenzaba a reírse también se sintió más avergonzado y nervioso.

-¡No lo dije con intención! ¡Lo siento! - Murmuró con voz temblorosa y una sonrisa llena de nervios.

No quería que la chica pensara que lo dijo con doble sentido, Yuta ni siquiera pensaba algunas veces en lo que decía, se sentía demasiado ridículo y arrepentido, pero lo hizo sentir un poco mejor cuando la chica siguió sonriente y asintiendo con la cabeza indicándole que no pasaba nada.

Sudó frío de nuevo cuando la vio acercarse u pegarle un mordisco a la papa frita que él seguía teniendo en su mano. De ser posible se habría orinado pero no quería dejarse más en ridículo.

Iba a decir algo pero no pudo por su voz temblorosa. También porque se escuchó un suspiro de frustración, miró a la rizada confundido, ella le extendía su teléfono a la rubia que la miraba también confundida.

- Contestale, le dije que olvidaste tu teléfono pero sigue chingando la madre. - Murmuró molesta.

Yuta se sorprendió porque no la había visto así, también se quedó confundido cuando Aisha dejó la mesa y salió un momento con el teléfono de Daira en la mano y una expresión distante y caída. Sentía un ambiente denso entre los amigos de la chica.

-¿Te mandó mensajes? - Preguntó molesto el pelicafé dirigiéndose a Daira.

- ¡Sí! El muy idiota lo ha hecho y me a estado jodiendo en que le diga a dónde, con quién y cuando sale Aisha, toda la puta semana.

-¿Qué pasa?

Yuta Okkotsu se llama, chismoso de mierda le apodaban, ¡deja de estar de metiche! Le gritaban por la calle.

Pero tenía curiosidad, quien era que estuviera hablando con Aisha por teléfono ahora había sido responsable de su semblante caído, tenía derecho a saber, suponía.

- El novio inútil de Aisha.

Casi se ahoga con su propia saliva, no con su saliva, casi se ahoga simplemente respirando.

-¿Su qué?

Sin intenciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora