𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓷𝓾𝓮𝓿𝓮

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YUTA

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YUTA

— Somos buenos amigos. — Respondió el chico con una sonrisa suave,  estaba contento,  hasta que observó las caras de la rizada y el peliblanco, su sonrisa se borró — ¿Qué?

Los dos podían tener esa misma expresión como si preguntaran silenciosamente ¿en serio? Se sentía algo juzgado en lo personal.

— ¿Me estás diciendo que escuché este drama de media hora para... una "somos buenos amigos"? — Dijo lentamente Daira observándolo con ojos entrecerrados y juzgadores, seguramente de ser posible Toge diría lo mismo, hasta muchas cosas más —  Qué dramas te montas.

— ¡No son dramas! — Se quejó el pelinegra y bebió un trago de su botella de agua, pasando una mano por su cabello por el sudor. Suspiró pensando,  ¿de verdad due demasiado solo para ser amigo de esa chica? No, estaba seguro que valió la pena charlar de eso con ella — Lo que menos quiero es que tenga problemas por mi culpa, me reconforta saber que no le causó problemas.

Daira simplemente rodó los ojos e hizo una mueca de asco. Los tres vieron a lo lejos los chicos que estaban caminando hasta el campo de fútbol. Yuta no pudo evitar sonreír cuando vio Aisha charlar contenta con Omar y sonriendo, le gustaba verla así, no con el semblante triste de los últimos días.

— ¿Ya te sientes todo una fife? — Preguntó burlona la rubia revolviendo los cabellos rizados de la chica.

— Cállate,  estoy hasta la madre del calor, para terminar,  soy la que peor juega, odio el balón y él me odia.

Yuta sonrió observando a la chica que tenía de nuevo otro maquillaje distinto y bonito,  ¿hacer cumplidos era demasiado? Se suponía eran amigos ya, pero no quería arruinarlo solo por sus comentarios,  simplemente calló y palmeó el espacio que había en la banca a su lado mirándola con una sonrisa, la cuál de agrandó al verla sentarse al lado suyo con un sonrojo.

— Tampoco es tan mala, le estoy asesorando — Avisó con sus ojos puestos completamente en Aisha, su mano se movió inconscientemente acariciando la suya que estaba cerca — Al menos ya no mete goles en su propia portería.

— Fue una sola vez, cállate, anemico mierdero.

Yuta solo rodó los ojos pero no apartó la vista de la chica a su lado, observó fijamente como su labial rojo hacia resaltar sus labios delgados y después vio esos ojos oscuros cafés siendo decorados por un delineado bonito y brillos. Desde la última vez de su charla Yuta ahora se tomaba más la libertad de mirarla, de tocarla un poco sin rebazar sus límites claro, pero no podía evitar tomar su mano inconscientemente cuando caminaban o rodear sus hombros con su brazo. Simplemente era cómodo ese tacto.

Pudo ver un leve sonrojo en Aisha y sonrió algo divertido, quería seguir observándola más pero lo volvieron a llamara a la cancha. Habría un partido contra la escuela que se podría considerar "su rival", ridiculeces. Se despidió con la mano  mientras caminaba hasta el campo con los demás.

Sin intenciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora