𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓢𝓮𝓲𝓼

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YUTA
𓍊𓋼𓍊𓋼𓍊

-¿Todo mejor?

Preguntó el chico pelinegro con una leve sonrisa mientras acariciaba con suavidad la mejilla de la chica, que tenía un poco de rubor corrido por las lágrimas.

Aunque las pestañas estaban intactas, wow.

Sus ojos estaban fijos en ella con demasiada preocupación y curiosidad. No sabía el motivo del llanto de la chica, pero si le importaba demasiado. Debía ser algo grande al punto de hacerla llorar o simplemente acumuló demasiadas cosas que la hicieron sentir así.
No mentirá. Cuando vio a la chica caminar como si estuviera huyendo de algo y a borde de las lágrimas estuvo demasiado preocupado y asustado, pensó en todos los posibles malos escenarios y casi se pone a llorar a su lado, le reconfortó un poco cuando ella le afirmó con pocas palabras que nadie le había hecho nada malo.

Entonces él decidió traerla a la cafetería más cerca, le pidió algo para tranquilizarla, primero una botella de agua, no sabía cómo tranquilizar gente en ese estado. Estaba seguro que había estado a nada de tener un ataque de ansiedad o algo parecido, Yuta no era experto, pero trató de quedarse junto a ella, no tan cerca como para agobiarla pero lo demasiado como para hacerle saber que estaba a su lado.

Cuando ella dejó de llorar y su respiración se hizo más tranquila trató de no bombardearla con preguntas que la incomodaran o la alteraran más. Le pidió una malteada y una rebanada de el primer dulce que vio, solo para mantenerla contenta, pero aún así solo recibió una pequeña sonrisa no muy sincera de su parte.

- ¿Cómo un choco flan te puede valer setenta pesos? Y yo pensaba que la inflación de la escuela estaba mal.

Dijo fingiendo sorpresa y un poco de indignación, aún así se pidió dos rebanadas, sonrió algo orgulloso cuando escuchó una pequeña risa por parte de la chica y la miró con una sonrisa cálida. Tampoco mentiría en esto, a su corazón le gustaba ver más sonrisas en ella que muecas de disgusto o seriedad.

- No quiero presionarte, pero sí me sacaste un buen susto hace un momento, puedes contarme lo que sea, desahogarte, hazlo como si fuera un chisme jugoso si te cuesta - Murmuró tomando un trozo de su postre con el tenedor y comiendo tranquilamente observando a la chica con ojos curiosos. Al ver la mirada de duda de la chica, él la mira con ojos más serios y habla con voz más baja y cálida - Solo quiero saber que nada malo pasó, si quieres solo dime si ese problema no es tan grande, me gustaría quitarme esta preocupación.

Aunque no era verdad, aún si solo le decía que todo estaba bien, él seguiría preocupado por ella, ni siquiera sabía el por qué, necesitaba todo, que le dijera quién le había hecho sentir así, que le dijera que estaría bien pero que lo asegurara.

- Discutí con Omar y Daira.

Yuta la miró cuando ella murmuró eso en voz baja, se sintió más tranquilo, pudo respirar mejor.

No era que minimizara el problema pero Yuta se había imaginado el peor de las cosas y eso lo había estado carcomiendo por dentro desde que entraron a esa cafetería. Sabía que los tres amigos no durarían demasiado enojados, ni siquiera estaba seguro si realmente estaban enojados, nunca los había visto discutir como una separación matrimonial en picada al divorcio, más bien era como una familia disfuncional.

- ¿Me veré muy chismoso si pregunto por qué?

Habló en voz baja observándola y vio la pequeña sonrisa asomada en esos labios enmarcados de labial rojo. Entonces la chica pareció soltarse como si lo necesitara. Yuta escuchó todo con atención y tratando de no hacer muecas que hicieran notar sus pensamientos sobre lo que ella le contaba. Aunque su rostro de sorpresa y perplejidad se hizo presente cuando escuchó el "A ellos lo les gusta que yo deje que una persona me haga daño".

La chica no dió muchos detalles de esa persona, ni tampoco lo que le hacía exactamente. Y claro, Yuta era un paranoico de mierda, tuvo que morder su labio para no preguntar quién era, qué le hacía, por qué ella dejaba que lo hiciera. Aunque estaba al borde del colapso mental porque quería asegurarse que la chica no sufriera nada malo.

- Oh, bueno... sabes que ella te quiere, ¿no? - Aseguró pasando su brazo alrededor de los hombros de Aisha pero guardando una distancia respetuosa y observando su reacción, cuando vio que no mostraba signo de incomodidad se relajó y acarició su hombro con suavidad. Le estaba contando con una mueca triste las palabras que Daira le había dicho, Yuta trataba de aconsejarle lo más sensato posible y con calma. - Posiblemente ella solo está enojada, Aisha, no contigo, con la situación. Es cansado ayudar a alguien que no quiere ser ayudado.

Lo último lo dijo con cierto tono de reprimienda pero también con suavidad, no quería ser duro con ella pero debía hacerle saber sus errores también.

- Aunque fueron crueles sus palabras, seguramente lo dijo por la frustración, no te lo tomes personal. Ella no dejará de ser tu amiga, no creo que te haya tenido tanta paciencia con este tema como para abandonarte solo así, está frustrada. Deberías hablar con ella, cuando las dos estén calmadas.

Explicó con una sonrisa leve acariciando la espalda de la chica para hacerle sentir mejor. Los dos jamás habían tenido este tipo de cercanías y realmente al muchacho le estaba gustando, tanto que tenía miedo de acostumbrarse.

Los ojos cafés de la chica miraban directamente los ojos azules muy oscuros del pelinegro, ambos se quedaron en silencio mirándose. Las cejas de Aisha se fruncian ligeramente y lo miraban con duda, Yuta tenía una expresión de tranquilidad y seguridad en sus ojos cansados.

Recibir una pequeña sonrisa sincera por parte de Aisha se sentía como la mejor paga para Yuta. Se sintió mejor, más tranquilo, no resolvía todos los problemas de la rubia pero al menos se sentía más aliviado cuando su semblante triste ya no estaba ahí.

Ambos terminaron de comer mientras tomaban su malteada. Yuta miró con curiosidad como ella aún lamía un poco su cuchara y sonrió.

-¿Quieres otro?

Al ver la mirada avergonzada y como sus mejillas se sonrojaban sabía que iba a negar, casi rueda los ojos con frustración cuando ella comenzó a decir que no con un gesto. Bufó sonriente.

- En realidad yo sí quiero pero me vería mal comiendo otro yo solo.- Mintió con una mirada suplicante. Al final si tuvo que pedir otro, Yuta tuvo que comerlo a fuerzas pues estaba demasiado lleno, pero la chica se miraba contenta y no quería hacerle sentir mal.

Tan sacrificado él.

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BRO QUEEEE
Referencias en la canción bro

Sin intenciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora