LETARGIA.

Mensajeras del caos.

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Se escuchan de fondo,
en lo secreto,
en lo oculto,
sus palabras soeces, personas que te miran como como si fueras heces.

Aparece, como figura dibujada,
en las sombras.
En la oscuridad, el cúmulo de escoria.
Acechando,
sonriendo,
caminando e hiriendo.

Abre su boca y habla basura, extiende sus alas, no es precavida, usa palabras malas.

Atormenta.
Vuelve volando, buscando su presa.

¡Sorpresa!

En su boca caen las gotas, de su sangre espesa. Entre aullidos y relinchos, como ratas en un túnel, se reúnen.

Vociferando las patrañas, alardeando de sus hazañas, crecen cada vez más, son como cizañas.

Vienen como legión,
como hormigas,
como camaleón.

Atropelladas, estropeadas, ridiculizadas por su boca. Diciendo mentiras, mientras te seducen y miran.

Palomas volando, en una ciudad que no es suya, se posan, se mofan y ensucian, dejan sus plumas, su marca, su agrura.

Con fuego, quemadas, su vana hermosura, no quedará nada, ni nadie, ignorando todo.

Espero que calles.

En las montañas y Valles, quedará grabado tu maleficio, desmoronandose todo lo que construiste, como gran edificio.

Cómo sapo en agua hirviendo, inamovible, sufriendo una muerte terrible, como perro al veneno lamiendo.

En el rincón, jugando, riendo, creyendo que hicieron algo, usando sus palabras, queriendo ser magos.
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Chillidos en la noche, paseando por tu casa, en la puerta está su afrenta, algo los atormenta.
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El que lloró, no llorará más, el que rió, no reirá más. Entre peleas y provocaciones, al límite llegarán.
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