-¿Cómo se siente con esto? -dijo Percy. -Que vayas a casa a ver a tu padre.
Percy y Lizz habían llegado a el árbol de Thalia, donde habían acordado verse con Annabeth y Grover para despedirse.
-Es un árbol, sesos de alga. No expresa opiniones. -dijo Annabeth. -Pero imagino que le gusta.
-¿Y tú cómo te sientes?
-Pues.. Quiere que conozca Nueva York así que fingiré que nunca he ido. Y también este lugar, ¿Disney World? Que suena como Waterland, pero sin la parte de morir ¿O me equivoqué? ¿En qué me voy a meter?
-Annabeth. Tranquilízate, disfrútalo. Quiero que me cuentes todo al volver. -dijo Lizz.
-Lo mismo digo. -dijo Annabeth con una cara pícara, viendo que las manos de Percy y Lizz estaban entrelazadas. Los rubios se sonrojaron.
-¡Oigan, oigan! -gritó Grover, venía corriendo hacía los chicos.
-¿Te la dieron? -dijo Lizz emocionada.
-¿Dónde está? -preguntó Percy.
Grover hizo su chaqueta a un lado y les mostró una bella flor que tenía en su pecho.
-¿Es tu licencia de buscador?
-¡Sí! Por fin tengo autorización para ir a buscar a Pan.
-¿Por dónde vas a iniciar? -preguntó Annabeth.
-Pues, parece que todo el mundo natural fue rastreado, sondeado e inspeccionado. Y analizado. La teoría del consejo es que Pan está en movimiento y lo importante es el momento. Pero, nadie ha revisado los océanos.
-Conozco un par de encargados del lugar, por si quieres ayuda. -dijo Percy sonriendo.
-Yo te aviso. -contestó Grover.
Percy los miró a todos. -Oigan, hagamos un pacto. Ahora. No importa lo que pase, nos vemos aquí el año siguiente. Los cuatro, aquí. ¿Trato?
Grover abrió los brazos para que todos fueran a completar el pacto con un abrazo.
Grover y Annabeth se fueron, dejándolos solos a la pareja.
-Okey, entonces, ya tengo el contacto de tu madre y tú el de la mía. Cuando estemos allá, me llamas y haremos que nuestras madres acorden que días podemos vernos...
Lizz miraba atentamente a Percy, lo miraba a los ojos, con una leve sonrisa.
-¿Qué haces? Me pones nervioso. ¿Si me estás escuchando? -dijo Percy riendo.
-Sí, te escuché. Solo quería verte por un rato mas.
Percy sonrió, estaba sonrojado. Se acercó a Lizz y le dio un corto beso en los labios, para después abrazarla.
-Nos vemos, Percy. -dijo Lizz, separándose del abrazo.
-Nos vemos, Lizzie.
(...)
Ya en el autobús, regresando a su casa para ver a su madre, Lizz pensaba todo lo que le había pasado.
Conoció a Percy. Tuvo su primera misión. Fue a su primera misión. Visitó el Olimpo y el Inframundo. Fue traicionada por su mejor amigo, Luke. Casi muere. Volvió a ver a su padre.
Fue mucho. Mucho que digerir, mucho que aceptar. Pero a pesar de todo, amaba su vida. No la cambiaría por nada. Sabía que mas aventuras vendrían, era solo cuestión de tiempo para que cada una de ellas pasara.
Su cabeza punzó, imágenes una vez mas.
Una nueva profecía.