🏐Cap.15🏐

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Entre dormido, el rubio se percibe sumido en el abrigo de una cálida manta dispuesta solo para su deleite sensorial, ya que disfruta teniendo la dicha de sentir la calidez de la misma a medida que comienza a moverse antes de la hora pactada como e...

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Entre dormido, el rubio se percibe sumido en el abrigo de una cálida manta dispuesta solo para su deleite sensorial, ya que disfruta teniendo la dicha de sentir la calidez de la misma a medida que comienza a moverse antes de la hora pactada como el inicio de la matinal.

Se siente tan calentito que sus ojos le pesan aunque sepa que debe levantarse sin quejas, de repente, los recuerdos de la noche anterior se agolpan en su mente provocando que se sumerja en una leve controversia.

¿Cómo puede haber querido que sucedan las caricias y los consuelos? ¿En qué parte de su mundo entra alguna situación como ésta?

Él, nunca fue capaz de demostrar más allá de algún beso ocasional delante del resto y mucho menos, en su intimidad. Entonces, ¿qué cambió en su actitud que permitió que suceda lo anterior sin contar con el remordimiento que lo debería acompañar?

Lentamente, comienza a desperezarse a medida que aleja la almohada calentita, o eso creía al toparse con algo robusto que de ningún modo se movía. Entonces, lentamente se dispone a la apertura de sus párpados y se congela en el momento en que se da cuenta de que lo que acontece, no es lo que debería.

Haciéndolo hervir en distintos tonos de rojo al percatarse de que no es una "cálida manta" su abrigo, sino más bien, los brazos de su compañero de cuarto. Y no solo los brazos, sino todo el condenado torso desnudo que toca cada porción de su pecho a través de la ropa. Sintiendo vergüenza al notar a consciencia cada cuadrado abdominal del contrario con la mano que empujaba para separarse de la supuesta almohada.

¡Y maldita sea! Que su entrepierna reacciona por instinto completamente normal y funcional. No es otra cosa más que algo natural, levantarse empalmado por las ganas de orinar aunque duermas en los brazos de alguien más... ¿No?

Haciendo malabares para no pasar vergüenza si el otro se despierta, Jimin se retuerce para desprenderse del enredo que son sus piernas ¿Pero qué mierda? ¿Es que Jung Kook no se dió cuenta de que durmieron abrazados, o más bien, enredados?

Y maldice por lo bajo en cuanto nota un movimiento sobre su visión periférica, tratando de llegar cuanto antes al baño y en lo posible, enterrar su cabeza al inodoro y no permitir sacarla nunca.

Por otro lado, Jung Kook bosteza a medida que despierta y estira sus brazos y piernas, no puede creer haberse quedado dormido en la cama de Jimin y que éste, no le hubiera pateado los huevos sobre que abrió por completo sus ocelos.

Observa la hora dándole tiempo para un nutritivo desayuno, si mal no recuerda, en la heladera bajo mesada hay yogurt y fruta en la frutera. Así que decide levantarse a medida que se rasca sus partes y se direcciona a la pequeña cocina. Más tarde repondrá lo que gaste en su persona para desayunar si no quiere que el capitán empiece temprano con sus reprimendas.

Y nombrarlo parece traerle suerte porque al rato, asoma Jimin, primero la cabeza y luego, el cuerpo completo. Acercándose hasta la diminuta barra que funciona como mesa mientras continuamente carraspea.

—Yo... —intenta remendar con palabras la vergüenza de sus hechos ante un castaño que silva mientras prepara dos grandes tazas con el alimento —. Quería ped...

—Mejor desayuna primero —anuncia el castaño cortando su labia, pero sobre que se dispone a girar, le suelta: —Escucha, lamento haberme entrometido anoche en tu cama, pero temblabas y no creo que de frío. Así que perdón si mal interpreté que te daban miedos los truenos. Y no te preocupes, no le diré a nadie sobre esto.

Dicho eso, se pega la vuelta levantando su tazón a medida que come y busca que ponerse luego del baño que debe darse.

Ante la incómoda situación que es todo esto para el rubio, termina rápido su preparado y aprovecha que Jung Kook se metió al baño para retirarse primero dejando ambos tazones lavados... Solo porque él es limpio o quizás, solo quizás, como un agradecimiento silencioso por cuidarlo.

Pero sobre que abre la puerta, el mariscal que sale de su cuarto le cuestiona: —¿No piensas esperarnos?

—No tengo por qué hacerlo, es más, debería pedir que me saquen la basura y eso incluye a los vecinos molestos —suelta y sigue su camino sin prestar atención a los rezongos atrás suyo.

La primera clase trascurre con un trabajo de investigación dividido en dos partes y de a dos, siendo Jin quién acudió a Jimin para completar la labor

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La primera clase trascurre con un trabajo de investigación dividido en dos partes y de a dos, siendo Jin quién acudió a Jimin para completar la labor. Ahora, se encuentran a la sombra de uno de los árboles del campus ante las palabras de su profesor, quién les permitió salir e ubicarse dónde les quede cómodo para realizar la investigación.

—Podríamos decir que debido a su baja biodegradabilidad —anuncia el central —, los metales pesados tienden a acumularse en plantas y animales biomagnificándose y generando daños al resto de los animales que se alimentan de... —frena sus palabras sobre que nota al capitán en cualquier lugar menos en donde debería estar, concentrado en el trabajo que deben exponer frente a sus compañeros de cátedra —. ¿Se puede saber por qué no estás prestando nada de atención? Al final, terminaré diciéndole al profesor que esto fue trabajo de uno y no de dos.

—Lo lamento, tú sigue que prometo tomar nota de lo importante para elaborar un buen resumen de estudio.

El rubio intenta concentrarse en las siguientes palabras de su amigo, pero a lo lejos, observa a cierto castaño a las risas mientras trae dos cafés entre sus dedos. Y no puedo con su genio al sentirse un idiota por no soportar a quien quiera que vayan dirigidas esas sonrisas. "¡Maldito castaño, él y su rebose de alegría!" Piensa por dentro pero sin poder dejar de observar para donde se encuentra.

Y le enferma cuando observa a otro estudiante que estaba de espaldas a él, levantarse y darle una palmada en los hombros a Jung Kook, reaccionando cuando Jin lo reprende nuevamente tratando se seguir su mirada. Pero, por suerte, lo convenció de que no era nada y de que debía dejar de rezongar porque se le arruga la cara.

Al rato, un carraspeo inquieto provoca que ambos elevan su cabeza, observando al castaño a los pies de ambos y con un café entre sus dedos.

—Ten, toma, nada como una buena dosis de cafeína para seguir la mañana —dice Jung Kook ante la cara desencajada del rubio y una sonrisa nada disimulada de su compañero de estudio.

—Ten, toma, nada como una buena dosis de cafeína para seguir la mañana —dice Jung Kook ante la cara desencajada del rubio y una sonrisa nada disimulada de su compañero de estudio

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"Remate al corazón" (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora