7.

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El sonido repetitivo de la alarma despertó a la pelirroja que remoloneó en la cama intentando desprenderse del sueño que le impedía abrir los ojos. Alargó la mano hasta su mesilla de noche y golpeó a tientas su móvil que no se daba por vencido en la misión de despertarla. Después de un par de intentos consiguió pararla y se dio media vuelta para volver a dormirse aunque el placer le duró poco ya que, 5 minutos después, la alarma volvió a taladrarle el cerebro. 

Resignada a no poder dormir más, se sentó en la cama frotándose los ojos y apagó la alarma. Eran las 9:23 cuando miró los números que marcaba su pantalla de bloqueo. Por un momento, el recuerdo de la inglesa moviéndose contra el suyo le cruzó la mente y Violeta no pudo evitar morderse en labio y esconder su cara entre sus manos, más aún al recordar lo que hizo al llegar a casa.

Jamás en su vida se había masturbado pensando en alguien que conocía, siempre había sido usando su imaginación y creando escenarios ficticios, todo antes de Dahlia, por supuesto. Tampoco es que antes de ser madre hubiera tenido mucho sexo, tuvo algunos líos ocasionales, empezó a salir con una chica en el primer año de carrera y lo dejaron cuando ella entró en Operación Triunfo ya que, según su novia, ninguna pareja sobrevivía al programa y ella no iba a ser una cornuda. 

Y su última relación sexual fue con... bueno, el padre de Dahlia.

Desde el nacimiento de la niña no había tenido tiempo ni siquiera para sentirse atraída por nadie. No era ciega y sabía ver cuando alguien era atractivo, pero de ahí a tener algo con esa persona había un camino muy largo. Estaba demasiado ocupada trabajando, cuidando a una niña e intentando mantener un perfil bajo como para tener un par de noches locas con desconocidos. Hasta Chiara... Violeta supuso que su reacción ante la chica fue debido a la escasez de sexo durante tanto tiempo y maldijo mentalmente a la inglesa por dejarla tan cachonda como la dejó. 

El mero recuerdo de la manera en la que los ojos verdes de Chiara la miraban y la imagen de sus labios rojos estaba empezando a afectarle, así que se obligó a levantarse de la cama y se puso los primeros pantalones de pijama que encontró en el armario. 

Se dirigió primero a la habitación de Denna, encontrándose la imagen de Naiara y Dahlia aún dormidas abrazadas así que cerró la puerta despacio y se encaminó hacia el salón en busca de su amiga la rubia. Y la encontró.

Denna estaba tirada en el sofá con un cojín sobre la cabeza con la mayor resaca de la historia. Desde el nacimiento de Dahlia, las cosas habían cambiado mucho en esa casa y, a pesar de que no era su responsabilidad, Denna y Naiara cambiaron sus estilos de vida. Ambas chicas amaban salir de fiesta y bailar, pero lo cambiaron por noches de pelis de dibujos animados y palomitas. No se podían imaginar un plan mejor.

Violeta le arrebató el cojín de la cara que impedía que el sol la cejara y le golpeó el brazo con él. -Buenísimos días, rubia.

-Uff -se quejó Denna. -Cállate por Dios. -Violeta no pudo evitar reír mientras se dirigía al cajón de las medicinas y a la cocina. -En tu discoteca servís garrafón que lo sepas.

-Ya claro. -dijo la pelirroja una vez que llegó de nuevo al salón. -Será que te bebiste hasta el agua de los floreros y que tu hígado ya no es lo que era, guapa. -Se sentó a su lado ayudándola a incorporarse un poco y le dio una pastilla y agua mientas que dejaba un café recién hecho sobre la mesa, junto a su móvil.

Denna se lo tomó enseguida dandole las gracias y recostó su cabeza en las piernas de su amiga. -¿Qué tal anoche? -preguntó la pelirroja.

-Muy bien tía, me lo pase genial. -dijo Denna sonriendo ligeramente. -La Mimi se lió con una tiktoker hiper famosa tía, no me acuerdo de como se llama, pero es así rubita, muy guapa. -dijo para después abrir los ojos. -Y la Miriam se estaba ligando a tu compi.

Shadows.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora