Flashback.
La arena le acariciaba los pies trayendo de vueltas preciosos recuerdos de su infancia. Violeta intentó hundir más la punta de los dedos en aquella arena húmeda mientras miraba a su hermana y a su padre pelear en el agua. Tana intentaba hacer que su padre cayese pero acababa siendo ella siempre la que se revolcaba por el agua.
Negó con la cabeza riendo y miró a su madre que seguía sentada en la toalla quejándose de lo fría que estaba el agua a esas horas de la tarde. Llevaban todo el día en la playa a petición de la pequeña de la casa y Violeta no dudó en estar de acuerdo. Le quedaba muy poco para tener a la niña y sabía que sus días completos en la playa se acabarían. En menos de un mes tendría a su hija en sus brazos y un piso nuevo esperándolas en Madrid.
-Vio, vente al agua. -Escuchó como Tana la llamaba desde el mar. Tenía todo el pelo en la cara y corría hacía ella.
-Uf, no se yo si aguantaré el agua tan fría. -se quejó la chica a la vez que su hermana le agarraba de la mano tirando de ella hacía el agua y no se pudo resistir. Su piel se estremeció al sentir la temperatura del agua en la piel de sus muslos, no estaba muy fría pero lo suficiente para contrastar contra el calor de fuera. Entraron un poco más al mar hasta que el agua le llegaba a la altura del ombligo.
-¿Cómo estás, hija? -le preguntó su padre cuando llegaron a su lado y no dudo en pasar una mano por el abultado abdomen de su hija.
-Bien, está más tranquila ahora. -La niña había estado increíblemente inquieta todo el día desde que habían llegado a la playa creándole un malestar a la motrileña ya que sentía las patadas a la altura de las costillas. -Mírala. -dijo de pronto señalando una zona en la parte alta de su abdomen donde se podía ver un pequeño bulto.
-Es claramente hija del mar. -dijo su padre a la vez que pasaba su dedo índice por el pequeño bulto. -Como tú.
Violeta sonrió a su padre viendo como su hermana volvía a tirarse de cabeza al venir las olas. -Voy a echar mucho de menos esto. -susurró y su padre le pasó el brazo por los hombros. -No sé si Madrid va a ser para mi.
-Siempre podrás volver a casa cariño, Motril siempre será tu casa.
-Lo sé, pero necesito hacer esto papá. -El hombre asintió acariciando el hombro de su hija. Cuando Violeta les contó a su padre la decisión de mudarse a Madrid cuando naciese la niña fue algo que no gusto, sobretodo a su madre.
-Por lo menos las tienes a ellas. -dijo el hombre señalando con la cabeza a las dos jovenes que estaban casi en la orilla riéndose a carcajadas y Violeta sonrió. Denna y Naiara habían sido por los Hódar-Feixas a pasar unos días con ellos. Ambas amigas de Violeta querían estar presentes para el nacimiento de la niña así que se acamparon en casa de la familia.
Violeta caminó hacia sus amigas, Naiara estaba sentada en la orilla en una posición un poco extraña mientras que Denna la grababa con el móvil riéndose. -Pobrecita, ayúdala. -dijo Violeta según llegó a ellas.
Naiara tenía todo el pelo en la cara, las gafas de sol flotaban a un lado suyo y la motrileña dudó de la fiabilidad de la parte de arriba del bikini de la maña, en cualquier momento se vería todo. Violeta intentó agacharse para ayudarla pero una ola fue más rápida que ella volviendo a revolcar a Naiara. Violeta tuvo la suerte de tener tiempo de echarse para atrás escuchando la risa de Denna que seguía grabando.
Cuando la ola se retiró, Violeta se agachó para ayudar a su amiga a levantarse. -Uf, menos mal que tengo una amiga que es buena persona. -dijo Naiara mirando mal a Denna.
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Shadows.
FanfictionVioleta había dedicado su vida a cuidar a los demás, siempre había priorizado el bienestar de su familia, en especial el de su hermana, por encima de cualquier cosa. Incluso, en el momento que podría haber cambiado su vida. Haber quedado tercera en...