24.

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-Como le haya pasado algo a mi hija, os juro que esa mujer no sale viva de allí. -repetía constantemente la pelirroja mientras iban de camino a buscar a Dahlia al cumpleaños.

-¿A quién vas a matar tu, mataora? -dijo Denna mientras conducía el coche "familiar" intentando calmar con sus palabras a la pelirroja que iba de copiloto a su lado, pero la pierna de Violeta seguía moviéndose de arriba a abajo y jugaba con sus anillos todo el rato.

En el asiento de atrás iban las dos amigas; Chiara había conseguido moverse lo suficiente hacia adelante como parar poder acariciar la nuca de Violeta desde su asiento calmando rápidamente a la motrileña que ya no se estaba dejando las uñas en los anillos; Ruslana, aún un poco expectante al encontrarse con esta situación tan de golpe, se limitaba a observar la imagen desde su asiento.

-Vamos a ir y la niña va a estar bien. -aseguró Denna. -Seguro que se habrá caído o algo y habrá querido que te llamen, ya sabes lo mimosa que es cuando le duele algo.

-Ojalá y si Denni, pero no sé, hay algo que no me huele bien. -dijo Violeta echándose más hacia atrás intentando sentir más cerca a la ojiverde. -Por la voz de la madre de Julia sé que algo no va bien.

-Bueno, ahora en un momento lo sabremos porque ya estamos llegando. -dijo Denna no sin antes mirar por el espejo retrovisor encima de ella para asegurarse de que Ruslana y Chiara estuvieran bien ya que ambas estaban muy calladas. Ruslana; porque no sabía muy bien que pintaba allí; Chiara porque estaba más centrada en ayudar a su novia a relajarse.

Denna aparco en el primer sitio que vio libre frente al restaurante donde se celebraba el cumpleaños. -¿Quién celebra el cumpleaños de un niño en un restaurante como este? -preguntó Ruslana nada más bajarse del coche.

-Buenísima pregunta Rus, nadie entiende nada de esa familia. -dijo Denna entrelazando su brazo con el de la ucraniana.

-Si vieras el cuadro de lista de regalos que le dio a Violeta. -le susurró Chiara a Ruslana.

-Para cuadro, nosotras. -bromeó Violeta señalando sus conjuntos. Y tenía toda la razón del mundo. Ninguna de las 4 había caído en el atuendo que llevaban. Ruslana era la más normal de las 4 ya que llevaba unos pantalones vaqueros anchos y una sudadera blanca, mientras que el resto iban totalmente preparadas para la premier del disco.

-We always slay, Ruslane. -dijo Chiara haciendo sonreír a Violeta ante la rima y Ruslana puso los ojos en blanco.

-No me llames así, Kiko.

Chiara iba a rebatir el mote utilizado por su amiga, cuando justo llegaron al interior del restaurante enmudeciendo con la vista que tenían delante.

Algunos padres charlaban en pequeños cortos y se podían escuchar los gritos de los niños que corrían alrededor de las mesas o jugaban algo apartados o esperaban su turno para el pinta caras, todos los niños menos una.

Justo delante de ellas, en una pequeña silla estaba Dahlia, sola abrazando sus propias rodillas mientras lloraba. A sus pies, la caja del lego que le habían comprado a Julia totalmente destrozada y con las piezas desparramadas por el suelo.

Violeta sintió la rabia apoderarse de ella y Denna pudo sentir el estado en el que había entrado su amiga, intentó agarrarla del brazo antes de que hiciera alguna tontería, pero Violeta ya caminaba decidida hacia su hija.

-Dahlia, mi amor... -la llamó con voz tierna que contrastaba con la rabia que irradiaba por cada poro de su piel.

La niña, nada más escuchar la voz de su madre, levantó la cabeza como un resorte y se bajó de la silla corriendo en su dirección. -¡Mami! -gritó mientras se aferraba al cuello de su madre y escondía la cara en el cuello. Grito que llamó la atención de los demás y enmudeció a todos los padres allí presentes.

Shadows.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora