Chiara se llenó los pulmones de aire antes de alargar la mano para llamar al telefonillo de la casa de Violeta. Eran las 5 de la tarde del sábado cuando Chiara, su estilista, su maquillador y su peluquera llegaron a casa de Violeta, quedaban un par de horas para el comienzo de la alfombra roja de los Ídolo y Chiara le prometió a la pelirroja ayudarla en todo.
Desde aquel día en el que llegaron al acuerdo de mantener una fake relationship, Chiara había llamado a su estilista para que le hiciera el favor de buscar algo para Violeta, a pesar de que solo tenía dos días, el chico se puso manos a la obra y se puso en contacto con la motrileña para analizar su estilo y buscar el outfit con el que más cómoda se sentía y que fuera acorde con el código de vestimenta de los premios.
Denna y Violeta se pasaron toda la mañana del viernes en el estudio del estilista probándose los outfits que el pobre muchacho había podido conseguir con tan poco tiempo aunque enseguida encontró el outfit perfecto. Violeta estaba encantada así que no pudo evitar pedirle el numero de Chiara a Bea para agradecerle todo lo que había hecho por ella.
Chiara presionó el botón dejando sonar el telefonillo un par de segundos, ella ya estaba maquillada para ahorrar tiempo así que solo le quedaba ser peinada y vestida. Dante, su estilista, iba cargando con los trajes de las dos junto con una pequeña maleta con una sorpresita escondida.
-¿Si? -se escuchó la voz ligeramente distorsionada de Violeta por el altavoz del telefonillo.
-Hola, soy Chiara.
-Te abro
Enseguida, la puerta hizo un pequeño pitido abriéndose dejando entrar al edificio al grupito encargado de preparar a ambas chicas. La puerta de la casa de la pelirroja estaba abierta y, a pesar de que aún le daba vergüenza, empujó ligeramente la puerta para entrar.
El olor a café recién hecho inundó sus fosas nasales mientras entraban a la casa, lo primero que vieron en el salón fue los dibujos animados que se reproducían en la televisión y a la pequeña Dahlia arropada con la manta que Chiara le había comprado y abrazando sus peluches.
La inglesa aprovechó que la niña no se había dado cuenta de su presencia y se acercó decidida al sofá. -Ay que ver, que me han cambiado por un peluche.
Dahlia elevó la carita y sonrió al ver a Kiki, la niña ya tenía toda su carita, las manos y los pies, que era lo que Chiara podía ver, llenos de las pequeñas heridas de la varicela. La pequeña se puso de pie en el sofá dejando caer los peluches y alzó los brazos para abrazarla, Chiara la cogió en brazos.
-Hola, Kiki. -dijo la niña sonriendo y pasando los brazos por el cuello de la inglesa.
-Ten cuidado, ahora es muy contagiosa. -Chiara miró en dirección a la voz encontrándose a la madre de Violeta junto a la cocina con un café humeante en la mano.
-Oh, hola... -Chiara rebuscó en su mente el nombre de la mujer. No era muy buena con los nombres la verdad. -...Susana -dijo por fin. -No te preocupes, ya pasé la varicela. -dijo tímidamente recordando la pequeña cicatriz que tiene cerca del ombligo.
-Pero dejad las cosas en la mesa. -dijo la mujer señalando la mesa del comedor viendo como los profesionales seguían junto a la puerta sin moverse. Se acercó al sofá y dejó el café sobre la mesita junto al sofá. -Violeta no va a tardar, se está duchando, he hecho café y hay también dulces, ahora los traigo.
Chiara dejó a la niña de nuevo al sofá que volvió a dirigir su atención a la tele y la inglesa se acercó a Susana. -Déjame que te ayude. -dijo mientras la seguía a la cocina.
Había una gran bandeja llena de diferentes tipos de dulces, desde roscas hasta bizcochos y galletas de diferentes tipos. Una olla de café hervía sobre la vitrocerámica y el olor era mucho más intenso ahí.
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Shadows.
Fiksi PenggemarVioleta había dedicado su vida a cuidar a los demás, siempre había priorizado el bienestar de su familia, en especial el de su hermana, por encima de cualquier cosa. Incluso, en el momento que podría haber cambiado su vida. Haber quedado tercera en...