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A penas tengo tiempo para reaccionar, la chica del 9 me odia con toda su alma, eso lo sé, pero su compañero de distrito está más cerca y esa maza tiene pinta de dar una muerte mucho más agónica que la que ofrece la espada.

Aprovecho que tengo la hachuela en la mano y me giro en dirección al chico del 9, está ligeramente más avanzado que su compañera. Tiro el brazo hacia atrás y rezo para que la herida que a penas ha tenido tiempo para sanar de mi brazo, no afecte a mi puntería. La hachuela vuela por el aire los metros que nos separan e impacta clavándose con fuerza en el pecho del chico.

Su sorpresa es evidente, no esperaba que fuera diestra con las armas, claro que su compañera de distrito no me ha visto con ninguna, pero la sorpresa tampoco dura mucho. Con la fuerza con la que se ha clavado el hacha en su pecho, no es que tenga oportunidad de hacer mucho más que no sea caer al suelo. Se lleva la mano al mango del arma, pero ya sin fuerza para intentar quitársela.

El cañón me confirma que tengo un oponente menos al que enfrentarme, sin embargo, con mi única hacha enterrada en un cadáver, no tengo con qué defenderme de la chica del 9.

Por mi derecha, como un auténtico toro embistiendo, pasa Tyrin a una velocidad a la que no esperaba verla ni en plena posesión de sus facultades físicas. La chica del 9 a penas tiene tiempo de cambiar su objetivo cuando Tyrin llega hasta ella blandiendo su arma. Mi compañera falla el golpe por poco y la chica del 9 entonces sí decide dejarme vivir unos minutos más para encargarse de la tributo del 12 antes.

Tyrin le pega un puñetazo en el abdomen con la mano que le queda libre, haciendo que la otra falle su siguiente golpe. Empiezo a correr hacia el cadáver del tributo para poder recuperar mi hacha y tener algo con lo que ayudar a mi compañera.

Sus ojos se han quedado fijos y parecen mirarme mientras tiro del mango del arma que ha acabado con su vida. No lo conocía, probablemente tendrá familia y amigos en casa que ahora mismo estará llorando su muerte y animando a su compañera para que lo vengue, pero no puedo permitirme pensar en ellos ahora. Piso el cuerpo del chico para poder hacer algo de fuerza y liberar mi hacha. Parece atascada en algo, tal vez sus costillas, retengo mis ganas de vomitar ante la imagen y tiro con más fuerza, escucho un crujido que no quiero saber a qué pertenece y recupero mi hacha.

Me preparo para volver a lanzarla, en esta ocasión contra la cabeza de la del 9, pero no veo una línea de tiro claro. La chica ataca a Tyrin con la espada, mi compañera bloquea el golpe y es su turno de atacar, la otra lo esquiva. Parecen bastante igualadas en destreza, pero sé perfectamente que Tyrin no aguantará mucho más aquel combate.

No puedo tirar el hacha sin poner en peligro a Tyrin, así que empiezo a correr hacia ella, se la quitaré de encima de una forma o de otra. La tributo del 9 no me ve llegar, pero de todas formas tengo que tirarme al suelo para esquivar el extremo del pico de Tyrin, cuando lo tira hacia atrás sin verme tampoco. Me deslizo por encima de la tierra del suelo notando como las piedras se me incrustan en las rodillas y aprovecho mi posición baja para atacar la corva de la rodilla de la tributo del 9 con el hacha.

Su grito es instantáneo. Pierde el equilibrio y postra la rodilla herida en el suelo, antes de que pueda defenderse del siguiente ataque de Tyrin, ella clava el extremo del pico en su cabeza, acabando con la batalla. El sonido del cañón confirma lo obvio.

Tyrin gruñe de dolor soltando su hacha-pico que cae al lado del cadáver de la tributo del 9, me levanto de inmediato para poder escanearla de arriba abajo.

— ¿Estás bien? ¿Dónde te ha dado? — Pregunto intentando encontrar nuevas heridas.

— No me ha dado. — Contesta ella recuperando el aliento. — Es la puta herida del hombro... — Añade con un gesto de dolor. — Creo que está sangrando otra vez.

Los Juegos de Johanna - The 71stDonde viven las historias. Descúbrelo ahora