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El entrenamiento de la tarde se me pasa volando. Empiezo en el puesto de trampas, está claro que al menos empezaré los juegos sin armas para defenderme, lo que quiere decir que tendré que utilizar todo lo que esté a mi alcance como arma. No solo para mis contrincantes, sino también para los animales que merodeen por la zona. La parte negativa es que me queda demasiado lejos de la estación de armas, dónde han vuelto a ponerse los profesionales.

Después de acabar una complicada trampa diseñada para atrapar pájaros, decido dejarlo por hoy. Tengo que seguir practicando, pero me duelen los dedos de trenzar ramitas con hojas y hay algo que llama mi atención.x

Rhea, la tributo femenino del Distrito 1. No me parecía haberla visto hacer mucho durante la mañana y ahora confirmo mis sospechas, no está haciendo absolutamente nada, se pasa las primeras horas de la tarde sentada en un banco, con las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas, tranquila, con los ojos cerrados.

Podría ser una increíble noticia, una profesional menos de la que preocuparse. No hace nada para prepararse para la arena, es posible que haya asumido que va a morir y no va a preocuparse siquiera por la lucha... Pero sé que sería demasiado ingenua de pensar eso. Los profesionales la conocen y necesito saber de qué.

Sacudo las manos a ambos lados de mi cuerpo, intentando destensar los músculos de pasar un par de horas en la misma postura para hacer las malditas trampas que el instructor me ha mandado a hacer. Rhea está con los ojos cerrados, lleva todo el tiempo así, pero tengo la sensación de que puede saber que me estoy acercando.

— Rhea ¿Verdad? — Digo al llegar hasta ella, la chica no abre los ojos, tampoco parece sorprenderse. Por un momento, pienso que simplemente va a omitir el hecho de que le acabo de hablar.

— Así es. — Dice finalmente quitando las manos de sus rodillas y abriendo los ojos para mirarme. — Tú debes de ser Johanna.

— Sí... Me sorprende que sepas mi nombre. — Contesto sinceramente.

— ¿Por qué? Tú sabes el mío.

Porque es una profesional y porque he estado observándola, no me sé el nombre de todos los tributos. Tengo los datos básicos que recogí de las grabaciones de la cosecha, pero no me he esforzado en quedarme con sus nombres.

— Tyrin ha mencionado tu nombre durante la comida. — Rhea continúa hablando, moviendo la cabeza a un lado y al otro para estirar el cuello. — Cuando te has ido con la estilista.

Así que se ha dado cuenta, eso no me gusta, no deberían de estar pendiente de mí, además de que me molesta no haberme dado cuenta. He mirado a Rhea en el comedor, pensaba que los tenía a todos controlados, pero no la he visto hablar con Tyrin. Definitivamente, no soy la única que presta especial atención a sus rivales, tengo que tener especial cuidado con lo que hago en presencia de otros.

— Quería que me probara algo que llevaré en la entrevista. — Eso es, no importa que me miren siempre que vean lo que quiero que vean, una chica indefensa, superficial. — ¿Sabes que llevarás?

— Sí, lo he pedido yo.

Eso me sorprende, únicamente quería seguir con la conversación superficial para desviar cualquier tipo de sospecha que tuviera sobre mi reunión con Shevon, pero su contestación me llama la atención. Los tributos somos como las marionetas de los equipos de preparación, nos utilizan para lucirse y conseguir algo de fama a nuestra costa en el capitolio. No sabía que los tributos pudieran tener algún tipo de poder de decisión en lo que llevan.

Escucho unas risas procedentes de la manada de profesionales. Onyx mira en nuestra dirección mientras acaba de decirle algo al oído a Vera, que se relame los labios después de reírse. Luka también está junto a ellos, mirándonos con el ceño fruncido, tal vez no debería de acercarme a Rhea, al menos no en público, si no quiero atraer atención no deseada.

Los Juegos de Johanna - The 71stDonde viven las historias. Descúbrelo ahora