<< Y si te digo la verdad, te estaban esperando a ti. No recuerdo verte marchar porque vives dentro de mí >>
Jaque al rey, Belén Aguilera
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MARTIN
San Sebastián, Guipúzcoa, abril de 2024
Habían pasado apenas unas cuantas semanas desde que saliera del hospital y, aunque yo no estaba para tirar cohetes y los médicos me hubieran advertido de que el camino de la recuperación no iba a ser fácil, yo aún no me creía que pudiera estar vivo.
Para mí, en estos momentos, hacer algo tan simple como tomar un café en la terraza que Juanjo tenía en su piso me parecía todo un mundo. No solo por lo que llevaba implícito estar viviendo con él, en su piso, sino porque cuando aquel par de balas atravesaron mi cuerpo sentí que ya había agotado mi tiempo y que solo me quedaba dejarme ir con mis recuerdos.
Siempre había sabido disfrutar de las pequeñas cosas. No era de los que necesitaban lujos o grandes extravagancias para ser una persona plena y feliz. Pero debería admitir que después de lo que había pasado no solo iba a seguir disfrutando de esas nimiedades, también iba a aprender a arriesgarme por lo que de verdad valía la pena.
A pesar de que sabía muy bien que el futuro era impredecible, en todos los aspectos, y que en un solo segundo todo se podía desvanecer bajo mis pies, si algo estaba en mi mano iba a ir a por ello. Sin pensar en las consecuencias. Sin dejar que el miedo decidiera por mí. Sin volver a posponer mi felicidad. No sabía si el final de mi camino estaba cerca o me faltaba muchísimo por andar, pero no pensaba llegar a ese punto con incertidumbre y con la sensación de haber dejado una cantidad innumerable de <<tal vez>> a mi paso.
Lo que sí había hecho era retomar un hobbie que llevaba perdido desde que me graduara en bachiller. Un hobbie que según una profesora que tuve de literatura me podría haber llevado a ser un gran escritor, si me pulía un poco, y yo en lugar de hacerle caso decidí que jugarme la vida día sí y día también era mejor opción.
Seis años después de aquello había vuelto a dejar volar mi imaginación a través de un papel y un bolígrafo.
Comencé a escribir a los pocos días de que me dieran el alta, en una libreta que me regaló Juanjo, para dar rienda suelta a mi creatividad. En realidad, era una especie de terapia que la psicóloga me había recomendado. Según ella, en ocasiones, era más fácil describir con palabras, de nuestro puño y letra, que verbalizarlas.
Una situación por la que había pasado yo nunca era fácil de describir y mucho menos de olvidar, pero apuntar todo lo que se te pasaba por la cabeza y no dejar que se enquistara siempre era algo positivo. Iratxe, mi psicóloga, lo veía de esa manera. Aunque, siendo sincero, diré que nada de lo que había escrito tenía del todo que ver con ese incidente.
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Jaque al rey | MAJOS // JUANTIN |
FanfictionSan Sebastián, Guipúzcoa, marzo de 2024 Habían pasado los años. Pero aquella tarde de mediados de marzo la vida (su trabajo) decidió volver a unirlos, ponerlos cara a cara y obligarles a ser sinceros consigo mismos. Quizás porque el destino sabía q...