♦ Capítulo 8♦

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Unas semanas habían pasado desde el incidente con Claude, había visto a Adrien solo un par de veces pero en realidad quería evitarlo. De alguna manera le estaba haciendo mal el verlo...

No quería, no podía...

No es correcto...

Estaba mal, muy mal y lo sabía. Si bien Adrien pasaba desapercibido ante la policía, seguia siendo un asesino y a veces eso la asustaba. Sin embargo lo olvidaba completamente cuando el rubio se le acercaba, derritiéndose en sus brazos. Su tacto, su calidez, su todo se había vuelto su adicción.

—Marinette?

Parpadeó varias veces y vió a Nathaniel delante de ella, ondeando su mano.

—Nath, lo siento... Ando algo distraída.—Sonrió ligeramente.

—No te preocupes Mari, es entendible. Después de todo estás a cargo de la pasarela de Rose's.

—Si, hasta sueño con vestidos, modelos y telas.—Bromeó en una sutil risa, haciendo reír también al pelirrojo.

—Oye Mari, justo te estaba preguntando que te parecían las modelos. Cómo ves los diseños en ellas? Querés cambiar algo? Aún estamos a tiempo.

Marinette fijó su mirada en las distintas jóvenes que se encontraban haciendo prueba de vestuario, todas lucian exactamente como las había imaginado en su mente. Se sentía orgullosa y satisfecha, amaba trabajar de lo que la apasionaba.

—Están increíbles Nath, tú y Mylenne hacen un excelente trabajo.—Sonrió genuinamente a su compañero y este le devolvió el gesto.

Nathaniel era un excelente amigo y compañero, claro si ignorabamos sus sentimientos. El pelirrojo era totalmente profesional cuando se trataba de su trabajo y este último lo hacía totalmente impecable.

—Gracias Mari! Te quedas a ver el ensayo de la pasarela?—Inquirió, recibiendo un asentimiento de la Dupain.

Las modelos ya vestidas con los diseños que se estrenarían en la pasarela, se afilaron en la pista del salón, la empresa tenía una habitación gigante destinada especialmente a eso.

Una tras de otra comenzaron a desfilar de manera estilizada y profesional, fascinando a Marinette.

Inesperadamente fue interrumpida con un nudo formándose en su estómago, contrayéndose levemente. Su estómago se revolvió amenazando con devolver el desayuno.

—Mari... Estás bien? Te pusiste pálida de súbito.—

—E-estoy bien...

—Segura?—Hizo el amago de tocar la frente de la joven pero esta salió corriendo con prisa al baño, cubriendo su boca con su mano.

Una vez allí devolvió el desayuno de la mañana.

—Mierda...—Enjuagó su boca y lavó su cara. Por unos momentos apreció su reflejo en el espejo.

—Mari? —Rose habló en cuanto la vió.

—Rose, hola... —Acomodó su cabello y miró con aparente normalidad a la rubia de corta cabellera.

—Estas bien? Estás pálida.

—Si si, solo... Me dolió un poco el estómago, pero no es nada.—Explicó, no queriendo preocupar a su jefa.

—Si te sientes mal puedes irte a casa, sabes que no hay problema con eso. Lo mejor en estos días es descansar también, la semana que viene será muy ajetreada Mari y te necesito en todo tu potencial.—Rose lavó sus manos y arregló un poco su cabello.

I'll Die For You | Adrinette Donde viven las historias. Descúbrelo ahora