> "Podrás cambiar el cuerpo con otra piel, pero no al corazón con otra alma".
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Solía ser una chica dulce. Nadie imaginaría que en ella surgiría un cambio radical por el amor, el amor del dulce Tails, un chico...
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Caminaba por el jardín de la universidad, con lágrimas en los ojos. ¿Cómo pudo siquiera ocultarme algo así?, era completamente innecesario.
"Me lo merezco".
Mi cerebro no repite más que eso. No puedo más, me siento vacía. ¿Nunca lo notó?. ¿Acaso nunca supo lo mucho que anhelaba su cariño y su mirada cielo?.
"Me lo merezco".
Hay tantos sonidos: aves y el viento. Una maravillosa vista de vegetación, pero nada parece valer la pena para mi. Se me estruja el pecho.... ¿que puedo hacer?... ¿por qué?...
"Me lo merezco".
Basta... Me duele...
"ME LO MEREZ-"
—¿Por qué lloras?
Volteo de golpe, con el corazón latiendo a mil por segundo...
¿Quién era él? Me quedé mirándolo un momento con pequeñas lágrimas en los ojos. Un chico que llevaba una camisa blanca, una corbata negra, ojos verdes y el cabello completamente azul.
—No te he visto mucho, creo, sin embargo, te me haces peculiar.—decía haciendo una mueca de confusión absoluta.
—Uh... soy Cream.—confundida dije de forma suave y gentil.
—Mhm...—contestó de forma irritada— pues... detesto a las personas que no demuestran su verdadero ser.
Soltó aquel chico sin pelos en la lengua. Por otro lado, Cream tan solo seguía con lágrimas provocadas por su ansiedad y el profundo fracaso en la vida que sentía, desvió la mirada tratando de hacer caso omiso al comentario de antes.
—No sé a qué te refieres.
Sin embargo, con velocidad y precisión, como si ese fuese el don del muchacho peliazul, la frase salió con un parpadeo de su boca a rienda suelta.
—A que hace que la persona se vea estúpida e inútil.
Dió en el blanco para sacarla de sus estribos.
—¡¿Quién diablos te crees que eres?! ¡No colmes mi paciencia más de lo que ya está, imbécil!— gritó a instinto propio.
—¿Lo ves? Ese es tu verdadero ser.—cerró los ojos con orgullo de si mismo señalando a la chica de ojos chocolate para enfatizar que la forma en la que se expresó, era quien ella es realmente— A mi nadie me engaña. Ahora, responde, ¿por qué lloras?