Parte 1: Persecución en la estación

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Era una tarde noche algo escandalosa en la estación Plaza universidad de Guadalajara Jalisco, los trenes ligeros del subterráneo pasaban a una velocidad bastante baja y subían y bajaban gente casi todo el día, entre esas vías existía una que estaba más al fondo de la estación era línea tres. Ese tren era blanco y no cruzaba solo por tuneles si no por una via en las alturas, la única línea que solo pasaba por subterráneo era la línea dos, ya que la uno salía directamente a las calles de Guadalajara en cierto punto después de Guadalajara centro. Los trenes tenían choferes a excepción de la Línea tres, que se manejaba por computadora, ese día exactamente a las siete de la noche venían llegando tres hombres los dos de las orillas uniformados con un traje militar verde del ejército mexicano y el del centro venia de civil.

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No estaba esposado más bien estaba siendo escoltado de la manera más amable por haber servido bien a su país,
el nombre del hombre del centro era Damián Martínez de 23 años, fue miembro de las fuerzas especiales mexicanas, conocidas como GAFES su distintivo era ojo del halcón, por ser un buen francotirador y porque le gustaba el personaje de Marvel, Damian era alto media 1.72 de estatura con cuerpo bien entrenado pero no tan musculoso ya que no le gustaba como se veían esos cuerpos gigantes, tenía pelo corto y no lo peinaba algo alborotado y lacio de color negro, era de ojos café miel como todos los miembros de su familia a excepción de su hermanastra ya que su padre era extranjero y heredó unos hermosos ojos verdes. Quería a su hermana aunque ella fuera la causa del divorcio de sus padres pero en fin era linda, y la única que había estado presente tras su arresto ya que su madre sin saber la razón se había molestado y lo había dejado solo frente a los hombres que iban a por el. Los dos hombres que los traía eran o aún los consideraba sus amigos. El quiso creer ya que habían sido amables con él y no habían tenido necesidad de forcejeo ni lucha, el sabía cuál había sido su error. y sabía que tenía que hacerce responsable 6 meses de encarcelamiento por desobedecer una unica orden en su vida de servicio. Lo habían sacado de su hogar vivía atrás del estadio Jalisco, uno de ellos el que se llama Mario, era casi de su estatura un poco mas alto pero mas delgado, tenia la cara llena de cicatrices  debido a un acné extremo que había tenido de joven, el otro que era llamado Roberto, le apodaban Robe era bajo como de 1.65 un poco gordito tenía algo de mal carácter pero aun así no se atrevio a tratarlo mal, porque conocían su historia y sabían que lo que había hecho por su país, según el mismo no fue tan malo pero tampoco bueno. A ojos de los líderes militares aún devia tener un castigo, no tenia mas de dos meses que acaba de terminar su contrato y decidió tener vida de civil para ello tenia que cumplir con su castigo pero en su enojo huyó y se le considero un desertor.

- Lamento no haberte defendido, solo quiero que lo sepas -. Dijo Mario tratando de romper el hielo, puso una mano en su hombro y lo guío hacia la parada de camiones ya que subirían a uno para que los llevara a la zona militar, Robe, había detestado que la unidad que estaba bajo su uso estuviera en mantenimiento, y que la unidad que los llevo no los esperara, pero era caminar o que el camión los acercará.

- Esto es una mierda amigo, encima de que te tratan así, nos envían a nosotros por ti, yo te lo advertí unirnos a SEDENA no siempre es la mejor decisión de la vida-. Dijo Robe, ya que en el pasado su amistad era más cercana y se unieron juntos, pero eligieron diferentes caminos y se distanciaron aún así les tenía aprecio y respeto.

- Solo seran seis meses y después, volveré a mi vida así que no debería preocuparles tanto lo que pase en esos días de encierro-. Por fin respondió Damián con voz tranquila y serena, en sus días había aprendido a controlar sus emociones estaba furioso pero, no tenía caso, al fin y al cabo vidas se habían salvado gracias a su desobediencia.
En ese momento se escuchó el grito de una mujer y vieron a un hombre bajar rápidamente por la escalera hacia la línea tres del tren ligero, la reacción de los tres fue de puro instinto.

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