1
Al mismo tiempo que cuando Frost sobrevolaba cerca de la montaña del tiempo y las dimensiones. Drack estaba cerca de la ciudad marítima de Sao Blade, sus habitantes estaban preparados para cualquier ataque pero no para un dragón.
2
Ocran se encontraba en ese preciso momento con el gobernador de la ciudad. Ocran era un elfo alto mas que su padre de pelo rubio y brillantes ojos azules llevaba una armadura de metal elfico plateada y en su cintura colgaba una funda con su espada, en su espalda cargaba un arco como todo guerrero completo entre los elfos. en ese momento comía junto al gobernador, pensaba pedir su ayuda para pelear contra la reyna Janeth. El gobernador era un antiguo navegante un guerrero del mal, lo llamaban el domador de los oceanos. Pero ahora era solo un viejo que trataba de mantener con vida a su gente. Su nombre ahora solo era Randall el guardian del la bahia, su fama fortuna y reputacion todo se fue al carajo con la vejez. Aun asi el era el gobernante el lider si el ordenaba que se levanten en armas contra el castillo de hierro, su gente iria a pelear con el. Ocran y el se encontraban sentados en el comedor, Randall era alto de barba larga y blanca por la vejez tenia ojos negros y pese a la edad era un hombre musculoso la leyenda contaba que venia de un lugar lleno de lluvia blanca y donde reinaba el frio eterno.
— ¿Cuál es tu garantia? —. Pregunto Randal, mientras se metia una brocheta de pescado a la boca. Ocran comia lo mismo mientras lo miraba y respondio.
— He escuhado historias sobre que estas interesado en el acero elfico, en nuestros herreros, si nos ayudas te prometo armas y un buen herrero que sepa trabajar el metal elfico —. Randall sonrió era una sonrisa codiciosa, le aranco otro pedazo de pescado a su brocheta y respondio.
— Tentador, muy, muy... tentador, pero de donde sacaremos ese metal ese acero elfico del que tanto presumen ustedes los elfos —. Ocran era ahora el que sonreia, se puso de pie lo miro a los ojos y le dijo.
— Bajo la montaña de hierro hay una mina, los enanos son excelentes mineros, te daran una buena cantidad si nos prestas tus servicios y a tus guerreros ¿que dices?—. Randall rio a carcajadas y golpeo la mesa con su puño y le respondio.
— Digo que esa maldita bruja no sabra que la golpeo, ¡que viva el principe Ocran!—. Grito Randall y sus hombres corearon el nombre del príncipe Ocran por un rato. Este se levanto y con las manos le pidio a la multitud calma, un par de batallas ganadas no lo convirtió en un heroe, aunque a ojos de sus hombres y de los olfos el estaba cerca de serlo. Jack y Soble entraron en ese momento al comedor, llevaban un cofre inmenso, lo cargaba uno de cada lado, lo subieron a la mesa y lo abrieron frente a Randall. Este quedo maravillado con semejante riqueza. Dentro de el cobre se hallaban espadas, lanzas y escudos todos forgados con metal elfico.
— Un regalo previo a la batalla —. Le dijo Ocran. Randall tomo una espada la desenvaino y la apunto al cielo.
— Tu si que sabes empezar una fiesta —. Le dijo Randall y todos los grandes guerreros de los mares junto con un grupo de ex piratas tomaron armas. Ocran miro a Jack y a Soble y les hizo una señal de aprobación con sus ojos fue como un lo logramos, pero no sabia la terrible ballata que se acercaba a ellos.
3
Drack aterrizo en un barranco donde a lo lejos se veia la ciudad maritima Sao Blade. Gruño y respiro antes de levantarse en vuelo de nuevo, se lanzo directo a la ciudad sin bacilar sin pensar solo penso en destrucción en masacre, que importaba si mataba al niño bonito ya se disculparia despues. La ciudad no tardo en gritar y lanzar la alerta de dragon, las llamas grandes y naranjas y negras salieron de el osico del dragon y quemaron los techos de las viviendas de madera de la ciudad la onda de choque generada con sus alas arrojo al suelo a casi todos los arqueros de las torres.
ESTÁS LEYENDO
El Tren de las Dimensiones
HorrorUn extraño grupo de personas entran a un tren sin imaginar el viaje que les espera, entre ese grupo está Damián un ex militar y dos soldados que lo acompañan a un encarcelamiento por un error que cometió en una de sus misiones, sin imaginar que tend...