La Reyna se encontraba en el balcón de su torre mirando al pueblo de humanos y elfos bajo su servicio, de paso pasaban unos cuantos niños jugaban, saltaban pese a lo malo de su Reyna vivían bien, el pueblo vivía bien. Ella estaba furiosa y había perdido a uno de sus Elfos oscuros, tal vez fuera el más débil pero le era util su habilidad para multiplicarse era bastante buena y era a él que más enviaba a recabar información, pero un grupo de cinco personas con un poder psíquico a la par de sus hechiceros mas fuertes habian acabado con ellos.
La otra razón de su furia era que más al sur oeste la ciudad marítima de Sao Blade, había sido retomada por el príncipe Ocran, ese mocoso hermoso estaba ganando terreno mucho terreno, Anibal había regresado derrotado, el pequeño ejército de Ocran era cada vez mas grande y había reclutado tres personas muy particulares, dos hombres uno conocido como el enano errante llamado Soble el de el hacha maldita, y su hermano Jack el cazador de demonios, tenían una reputación de guerreros mounstrosos ya que entre los dos lograron derrotar al cambia formas que se transformaba en demonio, ella le había ordenado matarlos y capturar al príncipe Ocran, pero fallo terriblemente y eso les habia dado reputación. Se sentía peor Aníbal había regresado con una herida de flecha y ahora estaba en cama los sanadores le estaban curando pero no eran clérigos no sabían usar magia, se sentía estúpida por temor a la magia blanca jamás se le ocurrió reclutar a una sanadora. Y hablando de sanadora ellos tenían una llamada Serra, de pelo rosa y siempre traía unas estúpidas coletas, su piel blanca y ojos verdes la habían sacado de quicio la última vez que la vio, tuvo oportunidad de reclutarla pero la maldita se había marchando con los dos enanos, y ahora se encontraban peleando lado a lado con su mocoso molestó pero hermoso príncipe Ocran era todo una mierda. Escucho que alguien toco y después entro a su habitación.— Mi señora Janeth los dragones la esperan —. Se escucho una voz a sus espaldas era Helena su líder de criadas, ella la mantenía al tanto de lo que ocurre en el pueblo de los chismes de alrededor, entrar en la mente de tantas personas la dejaria asqueada y agotada era mejor enterarse de los chismes y cuchicheos por medio de Helena y aparte de que ella contaba los mejores chismes asi se habia enterado, que Aníbal se acostaba con la jefa de la cocina cuando ella no tenia ganas pero no le molestaba, Anibal solo era uno más y Helena era una amiga bastante fiel le gustaba, ya habían tenido sus momentos de cariño pero eso le gustaba mantenerlo en secreto. La Reyna Janeth como la llamaban en el pueblo bajaba rápidamente su torre y se dirigía al recinto de los dragones detrás del castillo. Tras los enfrentamiento con los enanos en las montañas de el hierro se habían vuelto algo araganes y glotones pero aún así obedecían a su Reyna. Al bajar el último escalón de la torre con Helena a sus espaldas se dirigió directamente al recinto que se encontraba detrás del castillo, entre dos picos de montañas se encontraban sus cuevas donde raramente salían. [Vengan a mi] los llamo mentalmente, dos figuras gigantestas salieron de sus cuevas a una gran velocidad dieron un rondín en el aire y bajaron aterrizando frente a su Reyna, ambos hicieron la reverencia y levantaron la cabeza mirando a su Reyna.
— Estamos a sus órdenes mi señora —. Dijo el dragon negro conocido como Drack, su voz era grave y raposa su aliento olía a carne chamuscada y muerte, sus ojos verdes de serpiente la miraban con ansiedad quería pelea ya, tanto el como Frost, se aburrían y la carne sabía mejor cuando era recién cazada.
— Les tengo una misión a ambos —. Contesto la Reyna.
— Tu querido Drack te enviaré a capturar al príncipe Ocran y a quemar a todo su ejército —. Le dijo mientras le dió una caricia entre los ojos, luego se fue con Frost.— Y tu hijo mío, ahí cinco personas que aparecieron en el norte cerca de la montaña del tiempo y las dimensiones ¿la recuerdas? —. El Guiverno bajo su cabeza y ella lo beso, como si una madre besara a su hijo en la frente.
— Si recuerdo madre —. Respondió Frost su voz no era grave era suave como la voz de un joven adolescente que está apunto de convertirse en hombre.
ESTÁS LEYENDO
El Tren de las Dimensiones
HorreurUn extraño grupo de personas entran a un tren sin imaginar el viaje que les espera, entre ese grupo está Damián un ex militar y dos soldados que lo acompañan a un encarcelamiento por un error que cometió en una de sus misiones, sin imaginar que tend...