"𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚" | 𝐉𝐮𝐣𝐮𝐭𝐬𝐮 𝐊𝐚𝐢𝐬𝐞𝐧

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「 ✦ 𝐅𝐢𝐫𝐬𝐭 𝐌𝐢𝐬𝐬𝐢𝐨𝐧 ✦ 」

Satoru, Shoko, Suguru, el Profesor Yaga en conjunto a un asistente auxiliar se encontraban en el patio de entrenamiento como era habitual en los días martes, los cuales según el horario escolar, era un día dedicado a realizar misiones. Eran pocas las ocasiones que Shoko podía acompañar a alguien en una misión, aunque fuera de asistencia, por lo que se encontraba entusiasmada, mientras que los chicos ya estaban acostumbrados a ir a misiones, siendo una tarea más dentro de su rutina. Mientras Gojo hablaba cosas triviales de un nuevo juego de consola, Geto se encontraba algo distraído, mirando hacia todos lados, en búsqueda de la chica la cual lo había asustado en la madrugada, por lo que solo asentía a los comentarios de Gojo, ignorando la mitad de lo que hablaba.

— ¿Dónde se ha metido la señorita Takano? .- Pregunta Yaga con los brazos cruzados mirando a los tres chicos, los cuales se miraban entre sí encogiéndose los hombros.

— A lo mejor le dimos miedo y decidió irse, no la culpo, este no es lugar para hechiceros debiles.- Gojo se tomó la barbilla pensativo.- Bueno, aunque hay excepciones, como Utahime por ejemplo.

— Agradece que ahora no esté o ya te hubiera golpeado por ese comentario.- Responde Geto con una leve risa.

— No me digas, ya me la imagino chillando diciendo "Eres un idiota" "Respeta a tus mayores" .- Gojo imita la voz de Utahime.- Como sea, que bueno que no esté.- Gojo se cruza de brazos.- Profesor Yaga, no es necesario que sigamos esperando, ¿Cual es la siguiente misión?

— Callense bobos, ahí viene Takano.- Shoko apunta a la chica, la cual venía corriendo desde lejos.

Agatha llega donde todos se encontraban, bastante agitada sosteniendo con sus manos su pecho luego de haber corrido por los largos pasillos de la escuela. La chica se había quedado dormida, luego de despertar en medio de la madrugada por culpa de una pesadilla, por lo que no pudo cerrar los ojos en lo que quedaba de noche, recién los pudo cerrar cuando aparecieron los primeros rayos de sol, luego del cansancio que le había provocado pensar y re pensar todo lo que había soñado, sintiéndose una mierda de persona.

— Buenos días. Lo siento por el retraso, profesor Yaga y compañeros, no volverá a pasar.- Dice Agatha tratando de tranquilizar su respiración.

— Primera y última vez señorita Takano, el próximo retraso obtendrá como consecuencia un castigo, ya está avisada. Ahora vaya a posicionarse junto a sus compañeros y ponga atención a la siguiente información.

— Claro, por supuesto que sí, comprendo.- Agatha rápidamente se coloca a lado de Shoko, ignorando las miradas de los tres chicos, dirigiendo su atención al profesor. La chica estaba avergonzada por su retraso, nuevamente había llamado la atención y no estaba acostumbrada a aquello.

Luego de un silencio incómodo, el profesor Yaga comienza a explicar la importancia de realizar misiones tanto para los hechiceros como para los que no lo eran, por un lado, Geto observaba de reojo a Agatha, la cual estaba concentrada en la información que proporcionaba el profesor. Luego de lo sucedido en la madrugada, él estaba interesado en cuáles podrían ser los pensamientos y opiniones de la chica ante el funcionamiento de la escuela, en específico en las misiones. Ellos ya habían tenido aquella charla moral en como las misiones ayudaban a los no hechiceros por ser más débiles y propensos a ser atacados por las maldiciones, por lo que el rol de los hechiceros era principalmente eso, ayudar a los más débiles, recibiendo una paga paupérrima por un trabajo que podía ser capaz de causar la muerte de alguno de ellos. Sin embargo, para Geto la verdadera paga de aquel esforzado trabajo, era al menos saber que su don le permite salvar vidas, que él servía para algo importante, por lo que estaba totalmente seguro de que posición tenia ante el mundo, aún cuando su amigo Gojo intentaba que pensará diferente a través de sus quejas de cómo funcionaba el mundo de la hechicería en la escuela y como los altos mandos los utilizaban como simples peones, sin embargo, en algunas ocasiones no toleraba sus constantes quejas, pues sentía que su amigo solo le quería llevar la contraria, sintiéndose molesto en algunos momentos. Geto pensaba que quizás su evidente interés en lo que pudiera pensar su nueva compañera era esta necesidad de que al menos alguien pensará igual que él o al menos respetará su filosofía de vida.