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Unas horas antes…

El taller de coro para Elizabeth había resultado mejor de lo que esperaba, estaba feliz porque su mejor amiga le había acompañado a esta nueva decisión que tanto le había costado dar. La presencia de Agatha le daba seguridad y que ella estuviera presente le hacía sentir acompañada, por fin podía decir que tenía a una amiga con quien confiar. Aún cuando le había casi obligado acompañarla al taller, ella aceptó sin dificultad, aunque durante la mitad del taller tratara de disimular su evidente aburrimiento, cosa que a Liz le causaba bastante gracia, por lo que no se quejo ni molesto al ver que Agatha abandonaba el taller con la excusa de ir al baño, la conocía bastante bien para saber que iba hacer de todo menos ir al baño, tan solo esperaba que estuviera esperándola una vez finalizara el taller para ir a casa juntas.

El taller había finalizado con éxito, sin embargo aún no llegaba Agatha, Liz supuso que la estaría esperando a las afueras del aula con su cara de sueño, por lo que se despidió rápidamente de sus nuevos compañeros para no hacer esperar más a su querida amiga pero su nuevo profesor la llamó para hablar unos segundos, correspondiendo de inmediato a su llamado.  

— Agatha tendrá que esperar unos segundos, espero que no se moleste.- Liz dice para sus adentros acercándose con ambas mochilas hacia el escritorio del profesor que la miraba con una sonrisa que achinaba sus ojos. Liz da una última mirada a la puerta de salida, en la cual varios compañeros se despedían entre sí, tanto de ella como del profesor pero ningún rastro de Agatha.

— Perdón que atrase más tu ida a casa, ¿Elizabeth Grant, no? - Liz asiente.- No quería decir esto al frente de toda la clase para no romper sus ilusiones pero tu voz es una de las mejores que he escuchado durante mi trayectoria musical…- ¿Trayectoria musical? Se preguntó Liz mentalmente, pues la apariencia del joven profesor pareciera que tan solo fuera cuatro años mayor que ella, sin embargo Liz ignoró sus pensamientos, tomando atención a lo que hablaba el apuesto Profesor y su agradable cumplido que causó que se sonrojara un poco.

— Creeme lo que te digo, tengo oído absoluto, sé reconocer talentos ocultos y tu eres un diamante en bruto señorita Elizabeth .- Una vez el profesor sonríe, sus ojos nuevamente desaparecen, apareciendo tan solo dos líneas, lo cual para Liz lo encuentra totalmente encantador.

— Muchas gracias Profesor.- Liz mira tímidamente sus manos, sin poder resistir al encanto y cumplidos del profesor.

— Ya lo dije durante el taller, si quieren pueden llamarme por mi nombre o Profesor Kai o Profesor Song, como prefieran, hasta mi apellido tiene relación con la musica jaja.- Liz mira nuevamente a su profesor y da una pequeña carcajada, asintiendo por lo dicho.

— Por cierto… la compañera que te acompaño hace un rato, ¿te dijo algo del por qué se retiró del aula? Perdón por lo entrometido, pero me pareció ver que eran amigas y tan solo quisiera saber si se habrá arrepentido de entrar al taller de coro o si necesita ayuda en lo que respecta al canto o autoestima…- El profesor miró expectante a la respuesta de Liz.

— No, no, Agatha tan solo me acompañó esta vez porque me daba miedo entrar sola, casi la obligue a que estuviera acá, ella no canta o eso creo jaja, probablemente abandonó el aula para esperarme afuera.- Liz ignoró el hecho de que quizás Agatha se había retirado del taller por simple aburrimiento para no lastimar a su profesor.

— ¡Oh! Comprendo totalmente, espero que en las siguientes sesiones puedas perder el miedo y no tengas que obligar a tu amiga a acompañarte jaja.- Liz se sonroja de la vergüenza y da una nerviosa carcajada, en la voz de otra persona, sonaba horrible lo que había hecho, había sido cobarde al no intentarlo sola, pronto se iría disculpar nuevamente con su amiga.

— Jaja, bueno, me tengo que ir, Agatha me debe estar esperando, que tenga un buen descanso, adios.- Liz se retira rápidamente del salón, viendo como su profesor le respondia de vuelta y  se despedía con la mano, aún sentado en el escritorio. Una vez afuera Liz comenzó a buscar con la mirada a su amiga en el pasillo de la escuela, tan solo podía visualizar a sus compañeros caminando en grupo hacia la puerta del fondo y otros ya a las afueras de este, ¿Donde se había metido Agatha?

Liz comienza a caminar por los pasillos de la escuela, buscando a agatha por unos minutos, mientras ignoraba los mensajes que sonaban de su teléfono, ella sabía que era su Madre o su Padre o quizás su Hermana mayor, puede que sean los tres los que le estaban escribiendo preguntando el porqué aún no llegaba a casa, Liz ya estaba cansada de que estuvieran tan pendiente de ella, preguntando a cada hora lo que estaba haciendo. Sin embargo, Liz pensó que a lo mejor Agatha le había escrito, por lo que rápidamente abrió su teléfono encontrándose con solo mensajes de su familia y nada de su mejor amiga. Agatha no podía estar muy lejos, quizás se adentro a la escuela para curiosear los alrededores, pero Liz sentía un mal presentimiento, Agatha le hubiera avisado lo que estuviera haciendo para no asustarla o para que fuera con ella y ver juntas lo que había descubierto, siempre lo hacía. Liz pensaba lo peor, comenzando a angustiarse, corriendo de vuelta al salón donde sé realizó el taller con la esperanza de encontrarla ahí, no obstante, solo se encontró a su profesor, concentrado leyendo un libro en el escritorio.

— ¿Señorita Grant, aún no se retira hacia su hogar? - El profesor deja el libro en el escritorio y se acerca a la puerta, encontrándose con una Liz respirando muy agitada.- ¿Se encuentra bien? La veo muy pálida ¿Ocurrió algo? .- El mira preocupado al extraño estado de su alumna, pensando que tal vez…

— ¡No encuentro a Agatha! La he buscado por todos lados y no está, tampoco me ha escrito, le debió de pasar algo, no sé, me hubiera avisado si tendría que irse a su casa, lo sé… por favor ayudenme a buscarla, no sé qué sería de mí si le pasará algo, no, no.- Liz comienza a agitarse tanto que su respiración cada vez se vuelve más entrecortada, apoyándose en el marco de la puerta, tratando de estabilizar su respiración inestable.

— Tranquila, la buscaremos, no debió de pasarle nada grave, no te preocupes, quizas entro a otro aula, por lo que sé, aquí realizan varios talleres extracurriculares, puede que esté en uno de ellos, no lo sé, pero no pienses lo peor.- El profesor toca el hombro de Liz delicadamente, tratando de tranquilizar a su estudiante.- Pero antes de buscarla, necesito que te tranquilices, haz lo que te indico, por favor, primero inhala y mantén el aire por cuatro segundos y luego exhala, hazlo tres veces,  vamos.-  El profesor respira junto a Liz, la cual lo sigue de inmediato, tranquilizando su respiración rápidamente.

— ¿Ya te encuentras bien? Si es así, podemos empezar a buscar juntos a la señorita Takano, así la encontraremos más rápido, vamos.- Liz asintió agradecida por la buena voluntad de su profesor y su ayuda tanto para tranquilizarla como para buscar a su amiga, olvidando el hecho que ella nunca le había dicho el apellido de su amiga.

Junto con su profesor, Liz comienza a abrir cada una de las aulas, encontrándose con salones ocupados por algunos talleres, disculpándose en cada una de ellas por la interrupción de su repentina llegada, sin antes preguntar el paradero de su amiga sin mayor éxito, a su vez también encontrándose, salones totalmente vacíos. Liz observa a lo lejos como su profesor se dirigía en gran velocidad directo al gimnasio, extrañandose en cómo había llegado tan rápido a ese lugar.  Ella decide seguir buscando en cada una de las aulas de la escuela, hasta encontrarla. Llegando a la última, donde se realizaban las aburridas clases de historia. Liz logra escuchar a lo lejos unos pequeños ruidos provenientes del aula, por lo que comienza a caminar a pasos agigantados al salón, abriendo la puerta sin mayor dilatación pero con cierta dificultad, pues había algo que obstruía la puerta. Empujando con más fuerza, Liz logra abrir la puerta encontrándose con la peor escena que haya logrado imaginar. 

— ¿Agatha? .- Liz logra decir desde el marco de la puerta, viendo desde la oscuridad a una chica empapada completamente de sangre de rodillas en el suelo, con la mirada perdida hacia un punto fijo. Para Liz la escena que estaba presenciando era totalmente aterradora y repugnante, digna de una película de terror, no podía creer lo que estaba viendo, era su amiga sola en el salón rodeada de cuerpos brutalmente desmembrados y decapitados. Un fuerte olor nauseabundo pegó al olfato de Liz provocando a que comenzara a dar arcadas, sin embargo, no podía dejar de mirar a la chica, sin creer aún que era su querida amiga Agatha, pues la expresión muerta de su cara, no la lograba reconocer.

"𝐀𝐧𝐝𝐫𝐨𝐦𝐞𝐝𝐚" | 𝐉𝐮𝐣𝐮𝐭𝐬𝐮 𝐊𝐚𝐢𝐬𝐞𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora