Cuando llegué a la casa de Eleanor; noté que ella vivía solamente con su hermano. Eleanor mencionó que sus padres vivían en otro lugar, muchísimo más lejos y que, de vez en cuando, con su hermano Dean —el cual era muy parecido a ella y tenía 26 años— iban a visitarlos. Por la relación que ellos tenían supuse que eran inseparables de alguna forma.
Eleanor me llevó hacia su habitación para que pudiera instalarme allí. Una vez dentro, ella cerró la puerta rápidamente y me dijo—: Le agradas a Dean —me dijo. La miré.
—¿Eh?
—Eso que oíste —dijo Eleanor—. Conozco a mi hermano y me doy cuenta cuando le agrada alguien.
—¿En serio? —pregunté confundida.
Eleanor asintió—. Si vuelve dentro de unos minutos a preguntar si necesitamos algo, entonces quiere volver a verte —dijo ella.
Me reí de sus suposiciones—. Déjate de tonterías.
Eleanor trajo la cena a su habitación para que podamos comer algo mientras planeábamos hacia dónde ir en la mañana. La buena noticia era que habíamos encontrado los lugares, la mala noticia era que no sabíamos cuál era exactamente. Eran dos y había una distancia demasiado extensa de uno al otro.
—Entonces... ¿tú dices de ir a los dos lugares? —preguntó ella. Se encontraba en su cama, a su vez que yo estaba en su escritorio con la laptop.
Asentí—. Sí —respondí—. Es la única posibilidad. Tiene sentido, no está lejos de donde él vive.
—La verdad que no. Pero de un campo al otro, vamos a morir cansadas.
—¿Los autobuses no pasan por allí?
Eleanor negó con la cabeza—. Claro que no —dijo—. Evan tiene motocicleta así que habrá ido de esa manera.
Lo pensé un poco más, hasta que se me ocurrió algo—. ¿Tienes bicicleta?
—Tengo —dijo—. Aunque una es de mi herm-
Dean golpeó la puerta interrumpiendo nuestra charla. Su hermana indicó a que pasara. Giré a verlo—. ¿Necesitan algo? —Eleanor reprimió una risa—. ¿De qué te ríes? Iré a comprar por eso pregunto.
—¿Acaso dije algo?
—Te conozco —dijo—. No te hagas la graciosa conmigo. —Dean giró a mirarme—. ¿Y tú? ¿Quieres algo?
Negué con la cabeza—. Gracias.
Dean me dedicó una leve sonrisa y antes de irse, su hermana lo llamó—. Hey. Espera.
Dean abrió nuevamente la puerta para mirarla mal—. ¿Qué pasa?
—¿Me prestas tu bicicleta?
—¿Para qué?
—Es para Jenna —me señaló—. Necesitamos hacer algo mañana y no queremos caminar.
Dean me miró—. De acuerdo —dijo—. Inflaré las ruedas antes de que la uses.
—No hace falta —dije—. Gracias. Lo haré yo.
—No —me dijo—. No te preocupes.
Dean se marchó luego de decir eso.
—Wow —dijo Eleanor—. Es todo un galán —rió—. Le diré que tienes novio antes de que se ilusione.
Seguí usando la laptop mientras le respondía—. ¿Él no tiene novia?
—No. Terminó con ella hace unos meses —dijo—. Le hablé un par de veces de ti pero nada del otro mundo hasta que pudo verte hoy.
—Parece un buen chico. Igual que tú.
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A Través De Mis Sueños
RomanceJenna conoció y se enamoró de Evan Rogers cuando tenía 12 años. Eran dos niños detrás de una computadora teniendo un amor a distancia. Evan, desde Chicago, se contactaba a través de las redes sociales con Jenna, a quien había conocido por una compañ...