Se nos ocurrió ir a cenar con Evan a un pequeño restaurante en Florida, estábamos por terminar pero antes de levantarnos e irnos; decidimos pedir un postre para los dos. Era lo bastante abundante como para que pudiéramos comer juntos y, tal vez, podría llegar a sobrar aunque lo dudo.
—Olvidé de decirte —habló Evan recordando algo—. Me alojé en un hotel cerca de aquí.
Fruncí el ceño confundida—. ¿En serio? ¿Por qué?
—¿Cómo por qué? No entiendo...
—Claro —dije—. No debiste. Podías haberte quedado en mi casa.
Evan levantó las cejas y reprimió una sonrisa. De repente, pensé detenidamente en lo que había dicho. Carajo. «Podías haberte quedado en mi casa» sonó más a «Durmamos en la misma cama». Realmente no lo pensé así. Pero en su mente, seguro yo era una miedosa que no lo quería decir con las palabras exactas.
—O sea —Lo quería arreglar—, quiero decir, podrías haber ahorrado dinero, y hospedarte conmigo. No conmigo de estar en la misma cama porque nosotros no dormimos en la misma cam-
—Cuánto más hablas, más lo arruinas —dijo él queriéndose reír.
—Pero no era con esa intención, no es como si quisiera dormir contigo pero sí no me molesta que estés en mi casa o en mi habitación.
¿Eh? ¿En mi habitación?
Mierda.
Evan se echó a reír. De mí y no conmigo.
—Tengo que admitir que eres cada vez menos miedosa —dijo él—. O eso creo.
Me reí de la misma manera—. Tú sabes que no es lo que quise decir.
—Ah... no sé —dijo él como si estuviera desconfiando de mí—. Lo dudo un poco —bromeó.
Me quedé en silencio unos segundos, y luego dije—: Me alegra que estés aquí.
Vi que su mano estaba apoyada en la mesa y recordé que él había tomado de la mía hace unas horas atrás, así que la extendí tocar el dorso de su mano. Él miró nuestras manos, y en un instante, cambió la posición de ellas entrelazándola con la mía. Mi corazón latió rápido y fuerte contra mi pecho.
—Tienes trabajo que hacer y no vine a molestarte.
—No me molestas.
—Pero... vine a acompañarte en lo que hagas.
—Suena bien. Mis días serán más interesantes.
—¿Interesantes?
—Sí, contigo a mi lado todo es interesante Evan —dije.
—Estás diciendo que... ¿estos cuatro años que has pasado sin mí han sido aburridos? ¿Contando los que has salido con Connor?
Hum.
Tengo que pensar bien las respuestas porque solía arruinarlo. Era normal en mí.
—¿Qué quieres decir con lo de Connor...?
—Es decir, ¿te aburrías con él? No por nada pero sonaste de esa manera.
—Oh... —dije—. No, claro que no me aburría con él. Sólo digo que... tengamos la relación que tengamos, hay una diferencia en mi vida cuando tú eres parte de ella. Mis días son diferentes. Como antes, cuando éramos pequeños, disfrutaba simplemente el hecho de despertar y hablarte. Cuando ya no estabas, volví a ver esa diferencia... Eres una persona increíble y es difícil olvidar a esas clases de personas.
Evan bajó su mirada, aún no soltaba mi mano. No quería que lo hiciera.
Alzó sus ojos, ahora puestos en los míos.
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A Través De Mis Sueños
RomanceJenna conoció y se enamoró de Evan Rogers cuando tenía 12 años. Eran dos niños detrás de una computadora teniendo un amor a distancia. Evan, desde Chicago, se contactaba a través de las redes sociales con Jenna, a quien había conocido por una compañ...