Mis recuerdos con él pasaron enfrente de mis ojos como si fuese una película.
Cada risa, cada sonrisa, cada lágrima, cada llanto, cada momento, a la distancia, que he pasado con Evan estaba, en este momento, frente mis ojos.
Pensé que estaba preparada pero definitivamente no es así. Para nada. Quería salir corriendo y a la vez quería quedarme. Durante estos días la felicidad que sentí y siento en verlo cada día, es opacada por el terror que siento de volver a dejarlo ir. La sensación que invade mi pecho de sólo pensar que seré rechazada, una vez más, por él.
Su voz retumbó en mis oídos e hizo vibrar mi corazón cuando oí mi nombre salir de su boca.
Mi mirada seguía hacia el frente. El globo rojo que compré, lo solté por accidente. Tragué saliva completamente nerviosa. Él estaba cada vez más cerca de mí. Se detuvo. Tal vez esperando una respuesta.
Tal vez esperando que confirmara que era Jenna.
Cerré los ojos lentamente respirando hondo, diciéndome internamente que yo podía. Esta vez... lo miraría diferente. Ya no era Evan y un cliente más sino... Evan y Jenna. Sólo nosotros dos en medio de la noche con un clima frío y debajo de un cielo estrellado.
Giré para quedar cara a cara con aquél chico que estaba volviéndome loca durante 11 años.
—Sí —hablé con un nudo en la garganta. No había notado lo cerca que estábamos—. Soy Jenna —confesé. Mi cuerpo estaba temblando, no quería que eso se notara.
Los ojos de Evan quedaron fijos en los míos. En ningún momento agachó la mirada como yo quería hacer, en ningún momento se lo vio nervioso de la manera en la que yo estaba... Siempre era tan frío.
Sentí que le había dado la peor noticia del año.
No esperaba un abrazo aunque me moría por hacerlo. Tampoco esperaba una sonrisa aunque me moría por verla. No esperaba absolutamente más que esto. Mis ilusiones fueron completamente quebradas al ver su expresión tan fría... Ni siquiera indiferente, tal vez hubiese dolido menos.
Los segundos en silencio me estaba matando. Así que quise romper el hielo.
—Lo siento por haber ven-
—¿Qué haces aquí? —me preguntó interrumpiéndome. No sonaba enojado. Para nada. Su voz salía de su boca de una manera muy suave y tranquila pero no dejaba de perder la frialdad.
Debía reaccionar rápido antes de que las cosas, quizás, se tornaran incómodas. Pensar con rapidez en esta situación no se me estaba dando sinceramente.
—Estoy de visita por Chicago y vine a verte.
Debía ser sincera. Sin dar vueltas, Jenna. Evan siempre ha sido sincero y directo en las cosas que siente y dice, yo no podía estar haciéndome la tonta.
Él corrió la mirada relamiéndose los labios y luego volvió a mirarme. No parecía contento—. ¿Por qué?
—¿Está mal?
—No —respondió sin dudar—. Pero, ¿por qué? ¿Por qué ahora?
Lo que esperaba se estaba cumpliendo. Estaba noventa por ciento segura que esto pasaría. Que, el hecho de estar aquí, significaba que él me reclamara lo que había pasado. Lo conocía. Sabía que lo haría. Este es el momento donde me siento la peor basura de este mundo por haberlo dejado la última vez.
Pero me prometí no mentirle.
—Estuve mucho tiempo buscándote —comencé a hablar—. Te busqué, para ser exacta, por cielo y por tierra. Pero parecía que te habías borrado de este mundo y me desesperé. Creí que algo malo te había pasado y me preocupé. Encontré a Eleanor, me ayudó, estuvimos unos días hasta que ella, a través de algunos contactos pudo localizarte. Se me dio la oportunidad de venir a Chicago y vine a verte. Vine a asegurarme que estás bien porque me importas.
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A Través De Mis Sueños
RomanceJenna conoció y se enamoró de Evan Rogers cuando tenía 12 años. Eran dos niños detrás de una computadora teniendo un amor a distancia. Evan, desde Chicago, se contactaba a través de las redes sociales con Jenna, a quien había conocido por una compañ...