Amelia Rodríguez, una inmigrante de raíces latinas apasionada por la cocina culinaria, es aceptada en uno de los restaurantes de comidas Asiática más exclusivos y costosos de Nueva York, perteneciente al reconocido Grupo Maeda pero, su vida se pond...
—¿¡Matrimonio!? —Grito en mi mente una y otra vez con desesperación. Ya no me quedan uñas y mis fosas nasales no soportan más el olor del retrete junto a mí. Definitivamente no está en mis planes casarme, la verdad, perdí toda la ilusión referente al matrimonio porque, o sea, no.
Quizás estoy loca, o bueno, lo estoy porque en otro aspecto ¿Quién no querría casarse con un coreano rico? ¿Cuántas personas no se casan solo por una visa o conveniencia? Solo yo ando de quejumbrosa y paniqueada por esto.
Pero él, definitivamente no parece querer casarse solo por conveniencia, digo ¿Qué puedo brindarle a un hombre que lo tiene todo? Absolutamente nada, él puede casarse con quien quiera, a mi apenas empezó a conocerme como mujer hace dos días, antes de eso solo era una amiga y empleada de su empresa.
Me levanto del suelo y salgo del baño mirándome fijamente al espejo del lavabo, me veo demacrada y sé que es debido al estrés de estos días. Oliver debe estar pensando en que la chica a la que le acaba de proponer matrimonio huyó como una cobarde y se encerró en el baño del restaurant, y sí, por supuesto que lo hice.
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¿De que otra manera iba a reaccionar? Solo se me ocurrió salir corriendo.
Saco mi celular de mi cartera, son casi las cinco de la tarde, o sea, tengo más de una hora encerrada en este maldito baño mirando reels en Instagram para intentar calmarme.
No puede ser.
¿Qué responde uno a eso? ¿Cómo saber si es una propuesta o un acuerdo solamente? Ya ni sé, estoy temblando, en otro aspecto simplemente dijera que "No" pero sinceramente, siento que Oliver es un excelente partido, me gusta, solo... Matrimonio es una palabra muy grande.
¿Se habrá largado? Nadie, ni siquiera el ser más lame botas del mundo esperaría a una mujer que se encerró en un baño luego de que le propusieran matrimonio.
Lavo mis manos sudorosas por la ansiedad mientras miro la salida cuestionando mi decisión de salir de ahí, debería estar abordando, es estúpido todo esto, pero realmente siento mucha vergüenza y pánico porque no sé que voy a responder si me lo encuentro.
Ni siquiera me lo dijo de una manera romántica y memorable, simplemente dejo caer una carpeta sobre la mesa, lo cual, me hace dudar mucho sobre sus intenciones. De donde vengo, los matrimonios acordados nunca terminan bien, luego de ver a mi abuela sufrir tantos años por el machismo de su esposo no sé si quiero experimentarlo.
Sé perfectamente que la cultura coreana es un tanto tosca en el sentido de que sus valores remontan siglos de cultura, pero no estoy segura de querer casarme y desprenderme de la libertad de mantenerme en pie por mi cuenta, defenderme y hablar en voz alta.
Mis padres me enseñaron a vivir la vida como me de la gana, no estoy lista para que todo eso cambie, pero si, es cierto que no conozco a Oliver lo suficiente como para saber que él es así, quizás no lo es ¿Pero como saberlo?
