Capitulo 41

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Seon ho Park

El movimiento de caderas de una mujer podría ser fácilmente la droga más fuerte que como hombre pude haber experimentado, sé que suena tosco y que no es la mejor manera en la que un hombre debe expresarse respecto a una dama, pero una mujer que sabe mover las caderas puede conseguir lo que quiera en esta vida y no, no hablo de bailar.

¿Por qué el vago pensamiento? Porque mirar a la mujer que durante años ha estado próxima a pisar el altar conmigo mientras sube y baja desquiciadamente sobre mí regazo es algo que en parte me desconcierta ¿Por qué no lo estoy disfrutando? ¿Por qué sigo imaginando que se trata de Amelia? ¿Por qué estoy tan obsesionado con ella?

Me estoy volviendo loco.

—¡Joder, sí! —Grita Yoona en el éxtasis en el que se encuentra sumida estando a horcajadas de mí. —¡Soy tuya, toda tuya! —Grita con desdén y yo la tomo del cabello con fuerza, pero sin intención alguna de seguirle el juego, solo quiero que se quite. —¡Ah! —Gime repitiendo varias veces, Reaccionando a mi tacto y viniéndose sobre mí intentando recuperar el aliento.

La quito con delicadeza de mi regazo y la ayudo a acostarse junto a mí en el colchón, pero, inmediatamente me pongo de pie y me encamino a la ducha descubierta de mi baño. Abro el grifo y el agua fría golpea mi cuerpo con fuerza e inmediatez, siento como mis músculos se tensan y la piel me hormiguea, ni siquiera estaba caliente, no siento nada teniendo sexo con ella.

¿Qué me pasa?

Pego la frente de la pared de cerámica dejando que el agua me recorra todo el cuerpo. No puedo evitar que su silueta recorra mi mente, ya casi estoy olvidando como se escuchan sus gemidos, sus gritos, la manera tan jodidamente sexy en que arqueaba su espalda recibiéndome por completo. Ella es la eufonía del acústico de nuestros jadeos y nuestras pieles chocando, ella, Amelia.

Necesito volver a tenerla conmigo.

—Recuerda que tenemos cena con mi padre a las ocho, amorcito. —Escucho a Yoona hablarme desde la cama. —Yo debo irme, claramente debo ir a por el atuendo perfecto para ver a papi.

Pongo los ojos en blanco y paso la yema de los dedos por la cerámica intentando contener la repulsión que le tengo a esta mujer; no sé cómo salir de este embrollo, realmente no tengo menor idea respecto a cómo resolver todo este asunto porque si, claramente no la soporto y me estoy carcomiendo imaginando a Amelia cuando estoy con ella.

—¡No llegues tarde! —Grita y la escucho cerrar las puertas.

Respiro profundamente y paso las manos por mi cuerpo pasando la esponja de baño una y otra vez para tallarme. Así se deben sentir las prostitutas luego de que salen de casa de los asquerosos

Me encuentro en un fuerte conflicto entre si reventarle la cara a mi hermano o simplemente hacer la vista gorda respecto a todo este escandalo generado por culpa del rencor y la rabia de ambos.

Guio mis manos por todos lados hasta llegar a ese lugar donde mis deseos y anhelos tienen lugar, el agua caliente empieza a caer suavemente mientras el vapor empieza a llenar el pequeño cubículo de la ducha, no hay nadie, Yoona se fue, solo estoy con mis pensamientos y con mi ansiedad respecto a lo jodida que está mi vida personal en este instante.

Me acaricio denigrando mi cuerpo a sentir placer por mi propia cuenta cuando el placer para mi tiene nombre de mujer, una latina preciosa que me tiene contra el suelo y sin juicio. Imagino que es ella quien me toca, rápido brusco y violento como solo el movimiento de sus caderas sabe.

La deseo tanto ¡Maldición! Mi pecado fue haberla probado.

Sigo con el movimiento de mis manos cada vez más rápido, echo la cabeza hacia atrás sintiendo como los músculos se me tensan nuevamente, un hormigueo inexplicable me recorre el cuerpo estando cerca del éxtasis pensando en ella.

Mr. Park © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora