Capitulo 19

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Me siento en un hueco. 

Cada vez que miro los oscuros y penetrantes ojos del señor Park no puedo evitar sentirme en un hueco, un tétrico, abismal y solitario hueco bajo el concreto que me mantiene atrapada mientras estoy sentada en el suelo con las rodillas al pecho pensando en cómo escapar del mismo.

Hay ocasiones en las que pienso demasiado sobre las decisiones de otras personas y las mías, porque sí, obviamente debería solo dejar todo como está y decirle adiós al señor Park, pero estoy aquí sentada en la alfombra de una suite de hotel en territorio surcoreano mientras como ramen con él

Y la pregunta real es ¿Por qué? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué no me fui luego del funeral? ¿Por qué no solo tome un vuelo directo a Venezuela aquel día? ¿Por qué carajos estoy tomando la decisión contraria a la que debería?

Y digo lo de las decisiones de otras personas porque tengo amigas que aunque el novio les haya sido infiel siguen cayendo en ese mismo hueco una y otra vez de manera desenfrenada, y es ilógico, son chicas con la capacidad suficiente para razonar y decir "Estoy no es bueno para mí" pero de igual manera caen ahí; lo que me lleva a pensar en que a veces se invierten los papeles en cuanto al amor, como un turno de trabajo en el que el cerebro trabajar el primero y al entrar el segundo turno, se apaga y se enciende el corazón, el cual, toma decisiones de mierda.

Es que no se puede ser tan estúpida por naturaleza.

—¿Y bien? —Pregunta el señor Park moviendo la mano en frente de mí. —¿Me estás escuchando?

—¿El qué? —Respondo pestañeando para salir de mi laguna mental.

—Te hice una pregunta hace un momento y te quedaste como una enferma mirando hacia el vacío. —Comenta despectivamente.

Yo suspiro profundamente y respondo como si lo hubiera practicado frente al espejo. —Técnicamente, tu no eres la ultima persona que besé y no puedes simplemente arruinar un juego solo por capricho y el efecto del alcohol.

Él abre los ojos de par en par sorprendido por mi atrevimiento. —Entiendo... —Dice sin cambiar la expresión de su rostro.

—No quiero seguir jugando esta estupidez. —Digo poniéndome de pie con dificultad, sin embargo, vuelvo a caer sentada sobre la alfombra por lo débiles que se encuentran mis piernas.

—¿Te irás? —Pregunta quejumbroso.

—Ganas tengo, pero es tarde y no conozco esta ciudad como para moverme con una maleta entre las calles buscando un hospedaje decente. —Explico, aunque él no me pidió esos detalles. —Buscaré boletos a Estados Unidos para hoy. —Digo mientras miro la hora en el reloj digital de la nevera.

Él se coloca de pie primero y me extiende la mano.

—Volveré contigo. —Anuncia y no se escucha como una oferta sino como una orden. —Firmaré tu renuncia lo antes posible y así puedas procesar todos tus documentos e indemnización como se debe.

—¿Tendré indemnización? —Pregunto sorprendida puesto que no esperaba recibirla y eso me parece algo bondadoso de su parte.

—Por supuesto que la recibirás, no quiero problemas legales por culpa tuya. —Exclama como si nada y se me borra la sonrisa del rostro en menos de un segundo.

—Realmente por primera vez estaba pasando una linda noche contigo. —Murmuro con toda la intención de que él escuche.

—Creo que es inevitable arruinar cualquier cosa buena que pueda existir entre nosotros. —Me responde mirando hacia otro lado.

Mr. Park © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora