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DE REGRESO A CASA

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KILIA

Sentía que el corazón se me saldría del pecho, ya que iba volando hacia Benwick mi hogar el lugar donde nací, hace tres años que estuve lejos de mi hogar, al estar cerca del reino descendí y comencé a caminar, sentí la brisa de la mañana, el bosque seguía igual, estaba caminando cuando dos hadas se me quedaron viendo. 

—No puede ser -la hada se acerco a inspeccionar mi rostro- ¡PRINCESA KILIA!

—Shhh -su grito alerto a otra hadas que estaba cerca- Me alegra verlos, pero por favor, no quiero que alarmen a mis padres.

—Los reyes han estado muy tristes desde que usted y el príncipe Lancelot desaparecieron, pero hace unas semanas apareció el príncipe

—¿¡Lancelot esta aquí también!? 

—Estuvo unos días princesa, pero luego se marchó.

—Entiendo -suspire para calmarme- Bueno si no les importa iré con mis padres

—Adelante Princesa -me despedí de todos y seguí mi camino, divise el castillo

—Aquí voy -entre sintiendo que cada vez me latía más rápido el corazón, al llegar a la sala de juntas familiares pude divisar a mi padres, quienes al verme se quedaron de piedra- Madre, Padre.

—Kilia -mi madre fue la primera en reaccionar- de-de verdad eres tu, mi hija -se acerco a mi con lagrimas en los ojos, en cuanto estuvo cerca me abrazo- estas tan cambiada  -tomo mi rostro entre sus manos- tu cabello, tu altura, esa ropa ya no pareces mi pequeña bebé.

— Exageras madre -yo era un mar de lagrimas al igual que ella- creo que herede más de ti que de padre.

—¡Ban ya viste nuestra niña regreso! -mi padre se había mantenido serio sin decir nada- Ban? 

—Padre yo... - me postre tocando el suelo con mi frente- perdóname, se que nos dijiste a Lancelot y a mi que no nos involucrarnos pero... pero -como si fuera una muñeca mi padre me levanto y abrazo. 

—Mi princesa, como me hiciste tanta falta -sentí como sus lagrimas caían a mi rostro- no te atrevas a ir otra vez.

—Perdón padre, perdón madre, no quise hacerles daño -mi madre se acerco para tener un abrazo familiar- Y Lancelot -dije al ya estar más calmada y sentada frente a ellos.

—Tú hermano apareció hace aproximadamente dos meses, pero hace unas semanas se fue.

—¿Cómo que se fue? -mis padre se vieron entre si- ¿paso algo malo?

—Tu hermano nos dijo que ustedes se separaron en cuanto entraron a ese lugar -asentí triste- él se culpa de eso y también de que Jericho se fuera. 

—La maestra Jericho se fue? ¿porque?

—No lo sabemos hija -mi madre me entrego mi comida- solo sabemos que ya no quiso volver. 

—Que extraño que habrá pasado. 

—Hija que sucedió contigo estos tres años -deje a medio comer mi comida y mire a mis padres.

—En cuanto entramos, todo ese lugar es oscuro, hostil, era horrible, millones de entradas se creaban, en un momento a otro... 

Flashback

—Lancelot tengo miedo -dije viendo por todo lados. 

—No te separes de mi Kilia -iba a sujetar mejor su mano pero el lugar comenzó a temblar y solté la mano de Lancelot- ¡KILIA! -algo me jalo lejos de ellos.

—¡KILIA! -la maestra Jericho intento atraparme pero fue muy tarde- ¡KILIA!

—¡HERMANO! ¡MAESTRA! -todo se volvió negro, cuando abrí mis ojos parecía que estaba en el mismo lugar pero no sentía el poder de la maestra- MAESTRA, LANCELOT, MAMI, PAPI -mis ojos se llenaron de lagrima que no tardaron en resbalar por mis mejillas- tengo miedo -escuche varios ruidos y eran criaturas extrañas- ¡Aléjense de mi! -como pude me defendí pero habían muchas- ¡Auxilio! ¡Alguien ayúdeme! -una de esa criaturas estaban por atacarme, cerré mis ojos esperando el golpe final pero nada- ¿Qué? -mire que estaba en- ¿un cubo perfecto? 

—¿Cómo llegaste aquí? -mire hacía el frente y una figura cubierta por una capa estaba hablándome- ¿Cómo te llamas?

—So-soy Kilia -el cubo perfecto desapareció- Gracias por ayudarme...amm como se llama?

—No soy nadie importante -por su tono de voz supe que era una mujer, pero me era raro no podía leer su corazón solo notaba algo y era tristeza y soledad- pero si quieres decirme de algún modo puedes llamarme Rosa. 

—Gracias por haberme ayudado Rosa-san -mire por todos lados pero no había señal de mi hermano- ¿Usted también esta atrapada en este lugar?

—Algo así, pero yo estoy aquí para que no me encuentren. 

—¿Le quieren hacer daño? -con un poco más de confianza me acerque.

—Algo así -aunque no podía ver su rostro algo me decía que me veía- tienes un parecido a alguien quien conozco.

—Enserio? Acaso usted conoce a mis padres, mi papi es un caballero muy respetado se llamaba Ban. 

—Entonces no... no conozco a nadie con ese nombre -me desanime cuando escuche eso.

—Disculpe Rosa-san.

—¿Qué sucede?

—Sabe como salir de este lugar?

—Es difícil porque no siempre saldremos por la puerta correcta, pero te ayudaré a salir de aquí.

—¿¡Enserio!? -asintio- ¡Muchas gracias! 

—Muy bien Kilia entonces empecemos -me extendió su mano y hay mi duda fue aclarada era una mujer que estaba sola y triste.

Fin del Flashback

—y esa mujer fue quien cuido de mi estos tres años, además de que me entreno.

—Nunca pudiste verle el rostro, ni leer su corazón? -mi padre estaba sin poder creerlo.

—No nunca pude, solo se que por lo menos pude alegrar un poco su corazón estos años y me dio esto -mi mano brillo y en ella apareció una naginata- ¡increíble no lo creen!? ¡Ella me la dio!

—Es impresionante -dijo mi madre.

—Y esto es lo mejor miren, tesoro sagrado Bell: segunda forma látigo-la naginata brillo y se transformo en un látigo de color morado- tiene cuatro formas, esta es la segunda, tesoro sagrado Bell: tercera forma: arco -mi mano apareció un increíble arco- y las flechas son de viento, ¿quieren ver?

—Enséñanos que tienes pequeña.

—Miren a la manzana y no la pierdan de vista -con mi magia cree una flecha de viento la coloque en el arco, le dispare- esperen -en eso la manzana exploto -¡ven! ¡Fue increíble!

—Demasiado -dijeron sorprendidos. 

—Si la persona que cuido de mi durante estos tres años me ayudo en todo, en un momento de peligro cuando estuve cerca de morir sentí como algo en mi cambio. 

—Tuviste que madurar demasiado rápido para que eso pasara -mi madre me miraba con tristeza- no pudiste disfrutar... -me lance a abrazar.

—No te pongas así madre, la única culpable de todo soy yo, no tienes porque sentirte mal, se cuanto tú y padre me hubiera protegido.

—Pero ahora lo único que importar es que mis niños regresaron -mi padre nos rodea ambas con sus brazos- mis dos mujeres -me miro sonriendo mostrando sus colmillos- te prohibí crecer pero me desobedeciste -le sonreí de igual manera- Bienvenida a casa

—Estoy en casa.

Amor desde niñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora