(IV) Gente nueva

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Enzo

Conocer gente nueva no era lo mío. No era la persona más sociable, aunque tampoco se me dificultaba demasiado.

—¿Quién es?— dice una voz saturada a través del altavoz junto al timbre. Miro a la camara que tienen, mando un saludo con la mano.

—Enzo, el niñero— Escucharme decir eso era sorprendente en esa parte, nunca pensé en ser algo tan humillante como el niñero de una chica apenas dos años menor.

La puerta se abre automáticamente luego de unos minutos.

—Pa-se— la voz intermitente habla y yo solo regalo una sonrisa más a la camara arriba mío.

Observo con determinación la enorme y hermosa fachada. Levanto mi mano para golpear la puerta cuando el hombre que me había contratado me abre.

—Hola, señor Jones— Saludo formalmente a mi nuevo jefe.

—Holaaa, ¡Enzo! Tranquilo, no me digas señor, puedes decirme Boris. Pasa, te mostrare la casa_ dice haciéndome entrar del todo.

Él me muestra la enorme sala de estar, blanca y moderna, y seguido de esta, la cocina con concepto abierto, con una enorme barra negra y estantes blancos.

Me muestra la sala de juegos. Las paredes de bordo predominan en la habitación. La mesa de pool es la protagonista del cuarto.

Él muestra toda la plata baja, y, seguido de esta, me muestra el segundo piso de la gigantesca mansión Jones.

—Esta es tu habitación— Boris dice mientras abre la blanca puerta de mi nuevo cuarto temporal. Este es tan grande como mi cocina y sala de estar juntos. Un baño dentro de la habitación me alegra, siempre quise uno, no sé por qué.

Muestra cada parte del segundo piso, luego de que deje mis cosas en mi habitación. Muestra cada parte, excepto una, y puedo notar como la evita sin disimular.

—Esta es su habitación. Los dejo solos, para que se conozcan— Boris me avisa haciéndose a un lado.

Levanto mi brazo y toco fuertemente la puerta.

—¡¿QUE?!_ la voz con ira de una chica pasa a través de la puerta. Volteó a ver a Boris, pero ya se había ido.

Espero un segundo, sin hacer nada, en silencio, pensando en si pasar o no.

—¡¡Qué he dicho!!— la voz dice y no vuelvo a dudar antes de abrir la puerta.

—Hola, soy Enzo— hablo, en medio de su habitación, viendo a una chica con unas mejillas rojas, destacables de su pálida piel, y oscuro cabello.

—Si, ya debes saber quien soy, Erica.

—Eh... Mucho gusto. Estaré en mi cuarto acomodando mis cosas, por si necesitas algo. Avísame cualquier cosa— Erica voltea los ojos y no entiendo por qué razón lo hace.

—Todavía mi padre está aquí, te recuerdo. Además que tan solo me llevas uno o dos años, no eres tanto más independiente y responsable que yo.

—Bueno... Está bien, por las dudas...

—Ahg, ya vete— dice cortante. Estoy apunto de irme, cuando me doy cuenta que yo soy quien manda aquí, y que no permitiría que ella impusiera temor sobre mí.

—No me vas a hablar así a mí, te recuerdo que yo soy el niñero, yo estoy a cargo por más de un mes— mis palabras sorprenden a la chica, y también a mí.

—Y yo te recuerdo que con un chasquido puedo pedirle a mi padre que te eche y busque alguien más apto para el trabajo, así que yo que tú, me acostumbro a mi manera de actuar- ella dice, aunque yo no voy a permitir que gane la discusión.

—Si claro, tu padre contratará alguien desde el otro lado del mundo, sin conocerlo, cuando ya me conoce, ya sabe como soy, que soy responsable, pero lo hará solo porque su caprichosa hija le diga a kilómetros que quiere otro niñerito— tenía razón y ella lo sabía.

—¡Solo vete!— me dice esta, alzando un poco la voz, pero no demasiado.

—Es un placer conocerte, caprichosa— me voy rápidamente para que no me pueda devolver el insulto.

Entro a mi habitación, coloco mis auriculares y escucho música a todo nivel mientras ordeno.

Puedo sentir unos pasos detrás mío, así que volteó.

Saco mis auriculares de mis orejas al ver quien era.

—¿Qué?— pregunto fríamente.

_Dijiste que si necesitaba algo te llamará, así que aquí estoy— Erica responde.

—¿Qué necesitas, entonces?— dudoso digo.

--Un pequeño favorcito— hago una mueca sin entender —, hoy habrá una fiesta, y quiero ir... Pero mi padre no me deja, necesito que me ayudes a escapar, por favor.

Ruedo los ojos.

—¿Recuerdas bien que soy tu niñero?— pregunto a modo de respuesta.

—Si me ayudas, puedes venir. Quizás alguna amiga mía esté interesada...— meneo la cabeza.

—Una amiga tuya no me convencerá, estaré aquí, adaptándome unos días antes de que él se vaya, quiero quedar bien con mi jefe— digo. Ella arruga las cejas enojada y saca su teléfono de su bolsillo. No tarda mucho en poner la contraseña y abrir la aplicación que quería.

Me muestra una foto de una chica de su edad, castaña y bonita, aunque no tanto como Erica.

—No— respondo.

—Por favor... te ruegooo— veo su cara de petición y me siento demandante.

—Mmm... Está bien. No hace falta que me des a tu amiguita, pero yo llevaré un amigo a la fiestita. ¿A qué hora?— digo sabiendo que la estorbaría en la fiesta si iba con alguien más. Planeando molestarla.

—Aghhh, ¡Está bien! A las 12:00 en mi habitación— accede esta y yo sonrió por dentro, sabiendo que podría molestarla, solo por placer.

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NOTA DE LA AUTORA: Okey, ya sé que es muy corto, sobre todo para la cantidad de tiempo que me tardo en escribir. Pero así me gusta.

¿Qué opinamos de esta primera impresión?

¡Besitos!,
Ratita 🐀🐭

Mi niñero [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora