(XI) Bésame

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Enzo

Pensaba que me había librado de la caprichosa, pero ella era de ese tipo de personas que no dejarían de insistir hasta conseguir lo que querían.

-Enzo... ¿podemos hablar?- ruega, mientras se adentra en mi habitación.

Hago una mueca que ella no nota mientras veo su cara de pobrecita que me ruega que acepte.

Oh, no esa cara, por favor.

-Erica, ya te expliqué que no quiero hacerlo, solo quiero besarte y tú no a mí, ya está.

Okey, eso era mentira, pero necesitaba sacármela de encima cuanto antes.

-No es sobre eso- para mi sorpresa, me cuenta -, es sobre lo que sea que te esté pasando, no soy estúpida, dímelo.

Bueno, basta, ¿cuándo me creerás?

-Oght, caprichosa, ¿cuántas veces más tendré que besarte para que me entiendas que eso es lo que me pasa? - sabía que eso la dejaría perpleja, así que aprovecharía ese recurso hasta más no poder.

-Enzo, no soy tarada.

Claro que no, Erica, ya lo sé, pero no puedo contarte nada, así que quédate con la mentira o bésame más hasta quitarte la duda.

Preferiblemente, la primera opción.

Sí, claro.

-El lenguaje, Erica- no me gustaba que insultara tanto -. Y por más que no lo seas, lo estás empezando a parecer - claro que no, Erita, no me creas -. Estaba nervioso por todo esto de la atracción y decidí dar unas vueltas, sin mirar el celular, y cuando me preguntaste no se me ocurrió más excusa.

Okey, estaba mintiendo más de lo que me gustaría poder admitir.

Ella me mira tan confundida que siento un impulso enorme interno para explicarle todo.

Me siento tan culpable por no explicarme que creo que estallaré.

-Era hora de dejar ir todo el peso que estaba acumulando y arriesgarme a que cuando salte del abismo tú me atrapes, pero resulta que ni siquiera estábamos en el mismo abismo.

Poético.

Y, es verdad, debía admitir que me había lucido con esa frasecita boba, lastima que era una simple mentira para sacar de encima este problema.

Aunque, por como iba yendo la conversación y todo esto, quizás hasta sería más fácil ser honesto.

-Siendo honesta, no me lo creo, y no me lo creo para nada - confirma. ¿Pero cómo lo hacía? Yo era bueno mintiendo -. Si sientes atracción por mí, es poco probable, ¿pero que además esa sea la razón por la que desapareciste? Nah, eso sí que es una gran mentira, y no te creo, y mira que empiezo a confiar poco a poco en ti, pero no te creo en lo más remoto.

Okey, debía contradecir eso rápidamente si no quería que ella siguiera notando mis mentiras abruptas.

-¿Y por qué no lo crees? ¿Qué te hace pensar que no soy capaz de enamorarme de alguien como tú y frustrarme por eso? ¿Acaso me conoces tanto como crees o solo sabes lo que yo quiero que sepas?

Sigo dando algunas cuantas mentiras, diciendo que mientras discutíamos yo sentía atracción. Pobrecita, la debía de estar mareando mucho.

-¿Eso es verdad?- oh, no, si me lo preguntaba tan directamente se me dificultaría mucho más de lo que ya mentirle -. Enzo, ¿es verdad lo que me acabas de decir? ¿Realmente todo este tiempo escondías algo en secreto?

Mi niñero [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora