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Chouji Akimichi no se consideraba como alguien cobarde.

Llevaba el orgullo de su clan sobre sus hombros alimentado por su corazón y amor hacia Konoha. Sus años de entrenamiento con su padre, y después bajo el mando de Asuma lo forjaron para estas situaciones.

Asuma murió. Chouji se tragó las lágrimas, y tuvo que enderezar su espalda, necesitaba ser fuerte por Ino, Shikamaru, su clan, y sobre todo, para sí mismo.

Tuvo que tomar el mando del escuadrón ino-shika-cho, debía hacerse cargo del ex equipo diez.

Ino fue la primera en distanciarse, se instaló en la florería de su familia, y solo realizaba misiones menores de rango C. Ella se había vuelto una persona muy nerviosa e insegura. Su vida giraba en su florería, misiones, y tiempo para dormir. Ya no tenía ese habitual rostro jovial que por un tiempo tenía admirado a muchos hombres en la aldea.

Era como si ya no tuviera vida, solo una cáscara vacía.

Shikamaru se volvió más gruñón, maldecía, miraba con malos ojos a todos, y preocupantemente tenía ojeras. Shikamaru tenía problemas para dormir y eso lo aterrorizo.

¿Qué es lo que tenía tan preocupado a su amigo?

Los meses pasaron y el equipo ino-shika-cho ya no se dirigen las palabras, son extraños.

Cada uno siguió su propio camino.

Hasta ahora.

Los campos de konoha habían perdido su brillo. No importaba que la quinta Hokage hiciera crecer los árboles con una increíble demostración de su línea de sangre. La flora tenía más frutos, se mantenían erguidos frente al viento, pero parecían opacos, como una pintura.

Chouji se preguntó distraídamente si la flora podía sentir las emociones negativas, y el por ello de su estado.

Inconscientemente palpo la medalla que llevaba en su cuello, un amuleto, una promesa. La promesa de que él saldría a salvo de esta guerra, y volvería con su esposa.

El Akimichi suspiro, estaba asustado, nervioso y no quería estar aquí. Quería estar en su casa donde el amor de su esposa podría curar cualquier herida.

“No somos los primeros”,una voz masculina habló con desdén en su tono.

Por primera vez Chouji se desconectó de sus pensamientos y miró a su alrededor. Shikamaru se encontraba recargado en un árbol con su habitual cejas fruncidas. Ino estaba un poco alejada, su mano en su boca, mordiendo sus uñas, su pie izquierdo subía y bajaba con rapidez.

Su cabeza giró en dirección de la voz que lo sacó de sus pensamientos y apenas pudo evitar el resoplido de molestia.

Neji Hyuga se acercaba a ellos con aires de suficiencia, sus ojos pálidos los miraban despectivamente, como si fuera algo ridículo su presencia.

Y, en cierta parte tenía razón. Ino no era la única que nomás había estado haciendo misiones de bajo rango. Una vez que se casó su actitud de guerrero decayó, en cambio procuraba pasar más tiempo con su esposa, por lo que solo realizaba misiones de rango B. Shikamaru fue quien había tenido un cambio más raro, el solo realizaba misiones que le permitan salir de la aldea, y la mayor parte del tiempo estaba holgazaneando o soñando despierto.

No sería una sorpresa si sus habilidades shinobis hubieran decaído, y dada la situación tan delicada, no sentía estar a la altura del desafío. Pero no tienen porqué señalar lo obvio. No tenían porqué señalar que solo eran carne de cañón, las migajas.

“¿Ustedes también fueron citados?”. Hinata, tan oportuna como siempre, pudo leer el ambiente, y decidió que era mejor desviar la atención de su primo a ella.

𝐌𝐨𝐧𝐬𝐭𝐞𝐫𝐬 𝐝𝐨𝐧'𝐭 𝐜𝐫𝐲  || 𝐔𝐳𝐮𝐦𝐚𝐤𝐢 𝐍𝐚𝐫𝐮𝐭𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora