Tengo treinta años, y soy mago.
¿Qué cómo sucedió?
Pues un extraño mito que nadie realmente cree, es que si cumples los treinta y aún eres virgen, tendrás magia.
Ridículo, ¿verdad?
Eso pensaba hasta antes de ese día, cuando todo cambió...
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Todas las mañanas son iguales, y para ser alguien a quien no le gusta enfrentarse a situaciones complicadas, es perfecto.
Despertar seis treinta de la mañana, lavarme y vestirme. Desayunar en el mismo puesto todos los días y tratar de no caer en el tren cuando está muy lleno. Nada fuera de lo común...
Camino algunas cuadras desde la estación para llegar al trabajo y después de saludar a mis superiores, sentarme a trabajar hasta que se cumpla el horario y pueda volver para dormir, lo que es mi actividad favorita en el mundo.
—¡Zhan! ¡Zhan! Hoy llegas muy temprano,como siempre —comentó el jefe Lee apoyándose en mi hombro—. Estuve pensando, ¿sabes? Y creo que nunca te he escuchado hablar sobre ninguna chica, ¿Sales con alguien?
—¿Qué? —lo miré extrañado, no es un Superior muy normal—. No...
—Y mañana es tu cumpleaños, ¿Cierto?
—Sí.
—Cumples treinta y no sales con nadie, ¡Oh! ¿¡Eres virgen!?
—¡Baje la voz!—salte nervioso.
—Dime la verdad, Zhan, ¿Eres virgen?
—Eso es acoso sexual —le di una mirada afilada—. Aún tengo mucho trabajo que hacer, si necesita algo...
—No seas tonto —rodó los ojos y giró mi silla para verme de frente—. Mañana cumples treinta, y si aún eres virgen, te convertirás en mago.
—¿Usted también cree en esas cosas?
—Hablo en serio, ¿No te gustaría salir con Mianmian? Si quieres yo haré de cupido, ¿qué dices?
—Tengo trabajo que hacer.
—Aich, que serio. No importa, si ella te interesa dímelo y arreglaré una cita—sonrió confiado y se sentó en una de las sillas giratorias—. ¿Tienes el informe listo?
—¿No era para el viernes? —lo mire preocupado
—Eso creí, pero el jefe dijo que lo necesitaba para mañana y ya sabes, si él dice que era para esa fecha, no podemos negarlo —suspiró el señor Lee.
—Señor Lee, el jefe necesita verlo —interrumpió otro de los Superiores
—Por supuesto, voy inmediatamente, gracias Wang —asintió antes de salir a paso rápido a la oficina.
—Buenos días Xiao —sonrió y pude notar un ligero brillo en sus ojos avellana.
—Buenos días señor Wang...
