Vanessa
Algunas veces, cuando miraba a Rebecca, podía ver un ligero brillo en sus ojos. Era solo en momentos específicos, y no sabía bien qué lo provocaba, pero sabía que mostraba un pequeño rayo de esperanza dentro de ella. Rebecca siempre trataba de disimular lo mucho que deseaba una vida llena de amor, pero sus ojos delataban el anhelo que tenía por ello. Su mirada de añoranza hacia mí, me hacía entender que el pequeño rayo en su corazón era provocado por mí. Y ciertamente, me hubiera gustado corresponder de alguna forma ese hermoso brillo. Mi corazón le pertenecía a Rebecca, pero no de la manera en que ella quería, esa era entera y completamente ya de alguien más.
—¿Sabes algo?
—¿Qué?
—Mereces más amor del que si quiera alguna vez has llegado a imaginar.
Ahí estaba. Ese hermoso brillo en sus ojos estaba ahí de nuevo. Tenía ganas de tomarla entre mis manos y ponerla en mi bolsillo para que nadie le hiciera daño nunca más.
—Las están esperando. —la enorme puerta del salón frente a nosotras se abrió ligeramente, mostrando a una mujer asomarse de ella.
Rebecca se incorporó rápido y me ofreció su mano para que caminara con ella hasta donde nos esperaban. Al parecer, en esa situación quien debía protegerme de que nadie más me hiciera daño, era ella. Solo esperaba poder devolverle el favor alguna vez.
Caminamos despacio hacia la puerta. Rebecca la cruzó despacio, intercambiando miradas con la mujer que se encontraba a lado del marco. Era una mujer pálida, con un hermoso cabello castaño y un par de canas. Parecía haber sido convertida a los cuarenta o cincuenta años. Su semblante era completamente inexpresivo, pero increíblemente dominante. Solo Rebecca resistía una mirada como la de aquella mujer.
Lo primero que vi fue una habitación enorme, que parecía más un gran salón. Había cinco hombres sentados en una enorme mesa circular, la cual tenía en el centro un espacio que parecía ser un escenario para quien sea que hablara ante ellos. Cebrián, Hans, Kenan, Damon y Orvar, todos a los que Leonor había mencionado, estaban ahí. Miraban en nuestra dirección, algunos completamente desinteresados y otros con un tanto más de curiosidad, al igual que todos los demás que se encontraban distribuidos en el gran espacio del lugar.
Todas las ventanas estaban cubiertas con enormes cortinas negras que parecían ser seda. La luz del poco sol que había de entre las nubes iluminaba sobre los rostros de algunos. Y la tenue luz le permitía a otros esconderse entre las sombras. A todos, excepto a Nathalie. No importa cuánto lo intentara, ella siempre sobresalía de entre los demás. No sabía si era por la manera en que yo la miraba o porque de verdad era tan difícil no voltear a verla, pero su presencia simplemente brilla sobre toda la oscuridad alrededor.
Una risa sonó con fuerza en las enormes paredes que nos rodeaban. Todos miramos en la dirección de la que provenía el ruido, encontrando a uno de los hombres que antes permanecía sentado, de pie caminando hacia nosotras. Le tomó solo unos pasos acercarse, pero estuvo varios minutos dando vueltas a nuestro alrededor, como si estuviese buscando algo en particular.
Él tenía una sonrisa dibujada en el rostro, claramente disfrutando toda la situación. El hombre era pelirrojo y tenía unas cuantas pecas apenas visibles esparcidas por sus pómulos, los cuales tenía levantados por su brillante sonrisa. Era encantador, pero en su mirada se notaba fácilmente que entrar en su mente sería como estar en uno de esos podcast en los que narran los peores crímenes en la historia. Se notaba a kilómetros esa mirada de sociópata que tenía.
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Vanessa, I Found You | Vampire |
RomanceVanessa, una chica de diecisiete años que vive con su padre mientras ahorra lo suficiente para irse de casa, conoce a una misteriosa joven, que hace que su vida y la forma en que quiere vivirla cambie por completo. Nathalie, una hermosa vampiro de...