─────────❨𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐬 𝐒𝐮𝐧𝐬𝐡𝐢𝐧𝐞❩☀️
Helena Fitzherbert, siendo mayormente conocida como el sol de Auradon, se emociona al saber que su mejor amigo y Rey; Ben.
Ha dado un proclamo donde cuatro hijos de villanos llegaran a Auradon a estudia...
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...
En los bajos pueblos de Corona, se cuenta la leyenda del príncipe perdido. Aquel hijo de los Reyes.
Se desconoce exactamente la historia verdadera, lo único que se sabe con exactitud, es el color azul de los ojos del pequeño.
Aquellos ojos azules que te hipnotizaba ante su fuerte color, esos ojos caídos de la luna que lo identifican.
También se dice, que después de doce años se crearía un eclipse que reuniría a aquellos que perdieron su mitad, eclipse que juntaría la luz y la oscuridad, como siempre debió ser.
Pero para ello, tendrían que pelear en un último obstáculo para poder reunirse para siempre.
La luna estaba a punto de tapar por completo al sol, el cielo estaba casi por oscurecer. Y mientras que Hans dejaba a la chica en casa de Gothel.
Esta miraba a la chica inconsciente en su sillón, preparándose para lo que haría. Solo necesitando su sangre, aunque sea una gota de la princesa.
Sabia que uno de los efectos del eclipse sera la debilitamiento de la barrera, una buena oportunidad para recuperar algo de poder para los seres sobrenaturales.
Pero para Gothel, solo quería la caída de la familia real, qué mejor forma de empezar por la rubia. Ya se imaginaba la desesperación que Rapunzel tendría en ese momento al no saber el paradero de sus hijos.
Salió de sus pensamientos en cuanto miro a la chica levantarse—. Ten cuidado.
—¿Qué pasó?—preguntó Helena, confundida mientras se encontraba con la mujer—¿Donde estoy?
—. En mi hogar, te encontré inconsciente y no sería bueno dejarte por ahí, no aquí en la isla—respondió Gothel, pasándole una taza con un líquido extraño—. Tomalo, es un té calmante.
Helena asintió y antes de que pudiera darle un sorbo a la taza, la puerta fue abierta, llamando la atención de ambas mujeres.
—. Mamá ya estoy en casa—gritó Aleksander, entrando a su casa, buscando a la mujer con la mirada.
—. Hola cariño—respondió Gothel, sonriendo, volteando—. Creo que ya conoces a mi hijo.
Aleksander frunció su ceño, su cuerpo se tensó al mirar a la rubia junto a su madre.
Helena sonrió levemente—. Hola Alek.
Aleksander asintió—. Es bueno verte Lena, mamá..
—. Me encontré a tu amiga y ambas estuvimos hablando mientras te esperábamos—dijo Gothel, levantándose del sillón.
—. Lena, acompáñame—susurró Aleksander llevándo a Helena hacia su habitación, cerrando la puerta tras de sí.
Gothel miró a ambos chicos alejarse, apretando sus puños del enojo que guardaba en su interior, su plan había sido arruinado y tenia que encontrar otra forma.