𝐓𝐞𝐚𝐜𝐡𝐞𝐫'𝐬 𝐏𝐞𝐭 - Dottore/Reader

Capítulo 1

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—Por los Dioses, _____, ¿Qué te pasó?— preguntó el de cabellos oscuros —¿Estas bien?

—Tighnari, Cyno... Buenos días...— murmuró apenas la chica, con ese tono tan adormilado con el que apenas podía abrir sus ojos.

—¿Estudiando hasta tarde?— preguntó el de cabellos blancos, a lo que Albedo asintió —Ya veo, pero aun así, ¿Qué tú no eras la que nunca estudia?

—Hmm... ¿Anatomía?— preguntó de nuevo el de ojos verdes —Esa materia también me tiene algo pendiente, así que, es normal que ella esté así.

—Claro, pero no hasta el punto de quedarse dormida en plena clase de Bioquímica— señaló el rubio.

—¿Ya probaste echarte agua fría en la cara?, es lo que siempre me sirve para estas situaciones.

—Iré en un rato antes de entrar de receso... Pero estoy bien, lo juro— dijo, antes de casi caer por un lado de su silla antes de ser detenida por Albedo.

—Sí... Pues no se te nota mucho que digamos— señaló Tighnari, siendo quien se ofreció a llevar rápidamente a la chica a los bebederos para ayudarla con sus problemas de sueño.

A pesar de la insistencia de Albedo en esos últimos días, y el hecho de estarla cuidando como podia, _____ había seguido con el mal hábito de quedarse dormida hasta tarde, ya fuese por seguir estudiando, o por el hecho de apenas si podía pegar ojos debido al estrés que eso le causaba.

En ese punto, simplemente había decidido cuidar de ella, de que comiera bien y de que no se quedase dormida en clases. Cosa que, si bien había sido algo fácil, le había costado un poco al no entender del todo lo que le pasaba a la chica.

Daba gracias haber obtenido a esos otros amigos después de haberse llevado bien con Tighnari, otro de sus compañeros de clase en su carrera. Ellos al menos le ayudaban un poco con el cuidado de su amiga en esos días terribles para ella.

—El Doctor Zandik me dio clases cuando estaba en el Bachillerato de Laboratorio. Puede dar miedo, pero realmente sus exámenes no son tan complicados como parece— explicó Tighnari al estar de vuelta con ella y junto a sus amigos —No te preocupes, intimida más de lo que realmente debería de estresar.

—Es lo que le digo, pero a veces creo que no me hace el más mínimo caso— murmuró el rubio, a lo que la otra solo le miraba algo en desacuerdo al terminar de secarse su rostro.

—Lo siento, a veces suelo presionarme de más con cosas que realmente no valen la pena... Siempre he sido así— admitió, dejando de lado su pequeña toalla para ahora volver con su comida —Trataré de tranquilizarme, lo prometo.

—Hice unas guías delos temas. Se las voy a pasar para que puedan estudiar de ahí más cómodamente, ¿Les parece?— ofreció, a lo que ambos extranjeros asintieron.

—Muchas gracias, Nari.

—¡Chicos, buenos días!

Los cuatro escucharon la voz estruendosa y amigable de aquel otro rubio que se acercaba a la mesa, saludando a todos con esa bella sonrisa que siempre solía traer en su rostro.

—Buenos días, Kaveh— le correspondió Tighnari —Creímos que no habías venido hoy a clases.

—Claro que sí, solo que estaba algo ocupado buscando a alguien y-...— volteó a sus lados, notando que se encontraba solo en su lugar —¡Ahg!, ¿Dónde se metió ahora?

—Estoy atrás de ti— habló alguien más que lo acompañaba, colocándose a su lado —Caminas demasiado rápido.

—Y tú demasiado lento— le respondió con algo de molestia, aunque de inmediato volvía a su tono amigable —Albedo, _____, ¡Les presento a Al-haitham!, ¡Uno de nuestros amigos de la infancia!

—Oh, así que lograste convencerlo de que viniera— habló Cyno con cierta burla.

—Me obligó— aclaró el de cabellos grises, a lo que Kaveh volvió a hacer un puchero.

—¡Siempre estas solo!, ¡Tienes que convivir un poco, ¿Sabes?!— señaló, sentandole en uno de los lugares a lado de sus amigos.

—Es un gusto conocerte, Al-haitham— le saludó primero Albedo.

—El gusto es mío, a pesar de que Kaveh me haya arrastrado de mi Facultad hasta aquí para almorzar con todos— pronunció, causando una vez más la molestia del rubio mientras que los otros cuatro se reían un poco de la situación —Y también, es bueno verla de nuevo, Señorita Ragnvindr.

—Lo mismo digo, Al-haitham— asintió la chica, llamando la atención de los demás.

—¿Eh?, ¿Ya se conocían?— preguntó curioso Kaveh.

—Sí, desde hace mucho tiempo— asintió la muchacha —La familia de Al-haitham tiene algunos negocios que suelen colaborar con los de mi padre, así que, ya nos hemos visto varias veces.

—Oh, verdad, que Haitham es de familia con dinero tambien— murmuró el de cabellos dorados —Bueno, entonces ya no tienes excusa para no acompañarme a comer con los demás.

—A veces tengo tareas y otras cosas que hacer, ¿Sabes?— farfullo, tomando un ligero trago de su café antes de volver a levantar su mirada hacia aquella chica —_____, ¿Estás bien?

—Eh... Sí, solo un poco desvelada, pero nada más— respondió ella, tratando de disimular su rostro acabado.

—Pero... Tienes una ojeras terribles, y tu cabellos esta muy desaliñado— mencionó, con un tono un tanto brusco que hizo que sus amigos le mirasen como si estuviese diciéndo algo malo —Yo no recuerdo haberte visto así alguna vez.

—Oh, bueno, es verdad que no me arreglé mucho hoy, pero...

—¡Pero te ves tan linda como siempre!— exclamó repentinamente Kaveh, dándole un ligero golpe en su hombro al de cabellos plateados —¡Ya en nada se acaban las clases, así que no te preocupes por eso!

La otra pareció un tanto confundida al escuchar la opinión tan distinta de Kaveh respecto a su apariencia, para entonces reír un poco y cambiar de tema de conversación gracias a que Tighnari también había intervenido en el momento.

Sin embargo, aún a pesar de esto, Kaveh pareció darle una mirada de desaprobación a su amigo que no pareció entender del todo esa reacción. No había dicho nada malo, solo la verdad, ¿No es así?

Aun así, eso no le hizo más que permanecer callado la mayoría del tiempo, tan solo levantando su mirada de la comida para dirigirla a esa chica que estaba al otro lado de la mesa.

Sí, incluso con esas ojeras y desaliñada... Era linda.

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