Capítulo 22

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—¿Septicemia?— preguntó más que preocupado aquel hombre de cabellos rojizos —Pero... ¿Cómo-...?

—Probablemente haya sido a causa de uno de los metales o vidrios que fueron extraídos durante la cirugía de emergencia. Al ser un tratamiento urgente, no medimos todos los parámetros y riesgos con tal de atender lo más importante que era la pérdida de sangre— explicó el médico de cabellos azulados —Por eso se supone que la teníamos en observación continua, pero no contábamos por que algo así pudiese propagarse tan rápido por su cuerpo.

—... ¿Ella se va a poner bien?— preguntó ahora el chico de piel morena.

—Debido a su condición delicada, para tratar la septicemia tuvimos que inducirla a un coma, así que... Dependerá de que tan fuerte sea su cuerpo para poder recuperarse— aclaró con el mayor cuidado posible —Siendo objetivo, al estar tan delicada, su índice de supervivencia solo esta en treinta por ciento.

—¿Treinta nada más?— cuestionó con cierta incredulidad Albedo, quien era quien más llevaba al lado de la chica desde que había sido avisado de su ingreso al hospital —¿ni siquiera por encima del cincuenta?

—... Lo siento, pero es todo lo que podemos hacer por ella— expresó con desánimo —Si tratamos de hacer cualquier otra cosa, terminaremos haciéndole más daño que bien, y podría resultar incluso peor.

El silencio inundó la habitación después de aquellas palabras mencionadas por el médico, siendo tanto los familiares de la muchacha como aquel amigo quienes parecían más que impactados por lo que estaba sucediendo en ese momento.

Hace menos de una hora, Crepus, acompañado de sus dos hijos, habían llegado corriendo hasta el hospital donde les habían avisado que se encontraba _____, siendo recibidos por Albedo, quien ya se encontraba ahí desde hace unas cuantas horas atrás, con esas dolorosas noticias, una peor que la anterior.

Contarles sobre el accidente, la cirugía a la que había sido sometida, el consecuente ataque cardíaco al que apenas su había sobrevivido, y ahora esa desastrosa infección sanguínea que estaba siendo tratada de la única forma que podían ahora que se encontraba demasiado delicada.

La simple imagen de ver a su pequeña, conectada a todas esas máquinas que la auxiliaban para poder seguir respirando y que su corazón siguiese latiendo, había sido una de las escenas mas dolorosas que habían visto en toda su vida.

Incluso peor que cuando había ocurrido el episodio de hace tres años atrás, pues ahora estaba el peligro cercano de perderla por completo.

—Señor Ragnvindr— volvió a hablar el médico —También, necesito pedirle otra cosa.

—¿De qué se trata, Doctor?

—Necesito que sus dos hijos se haga una prueba de compatibilidad para trasplante de hígado y riñón, para cualquier emergencia— pronunció, siendo algo que dejó completamente perplejos a cada uno de los que estaban presentes —La septicemia de _____ es muy invasiva, y en algún escenario desafortunado, ella va a necesitar este tipo de tratamientos si no logramos curarla rápido.

—Ella... ¿Podría quedarse sin un riñón o sin su hígado?

—Yo espero que no suceda, pero debemos estar preparados para lo que sea— señaló —Y como es una paciente comprometida, sería muy difícil que el hospital o cualquier clínica la colocase como prioridad en las listas de trasplantes, incluso si usted paga para ello.

—... Es nuestra hermana, obviamente vamos a hacer lo que sea por ella— respondió Diluc, sin dudarlo ni un segundo, a lo que Kaeya también asintió al instante.

—Yo también puedo hacerme la prueba— mencionó el rubio —Estoy bastante sano, y tengo el mismo tipo de sangre.

—Mientras más gente pueda, mucho mejor— mencionó Zandik —Señor Ragnvindr...

—Lo sé, por mi edad y las enfermedades que tengo, no soy una buena opción para ello— dijo, consciente de la situación —Que más quisiera poder hacerlo por mi niña.

—Haremos lo posible para que el trasplante ni siquiera sea necesario, pero siempre es bueno tener ya preparado en plan B— señaló el médico, realizando los pases correspondientes para cada uno de esos chicos —Vayan al Laboratorio de la segunda planta; con estos pases los dejaran entrar enseguida.

Ellos asintieron, tomando cada uno su tarjeta para poder salir de esa sala donde mantenían a la chica, siendo Zandik quien también se había retirado, dejando a su joven paciente a solas con su padre, quien no podía verse más preocupado al ver a su pequeña en esa situación.

Vaya, incluso para él era difícil el hecho de tener que verla de esa forma cada vez que debía hacer sus chequeos de rutina.

Pero claro, si mantenía su postura como profesional de la medicina frente a todos, debía hacerlo aun más al tener a toda la familia de aquella chica reunida en el mismo lugar.

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𝐓𝐞𝐚𝐜𝐡𝐞𝐫'𝐬 𝐏𝐞𝐭 - Dottore/ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora