Capítulo 27

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—¿Cómo te sientes?— preguntó aquel médico, revisando los latidos y respiración de la chica, quien apenas si podía mover un poco su cabeza.

—Siento... Como si me hubiesen atropellado— murmuró, aunque en un tono algo burlon, cosa que hizo sonreir a los presentes.

—Sí, eso no está muy lejos de lo que te ha pasado— respondió el peliazul, levantando ligeramente su blusa clínica para revisar aquellas suturas —No hay signo de infección o rechazo por el momento, y tus signos vitales son estables.

—¿Todo ha salido bien, Doctor?— preguntó el padre de la muchacha.

—Bueno, será mejor tenerla en observación unos días más pero... Creo que ella está más que bien— afirmó —Ya no tiene rastros de infecciones, y los órganos no han presentado rechazo por parte de su cuerpo en estas últimas horas. Tal vez solo debamos hacer una hemodialisis para ayudar al nuevo riñón y al hígado a que no hagan tantos esfuerzo y se vayan acostumbrando poco a poco al organismo de _____; pero fuera de eso, todo parecer estar bien.

Zandik se acercó una vez más a la muchacha, esta vez hasta sus piernas para poder pinchar ligeramente cada una de estas con una aguja un tanto gruesa, notando como ambas parecían responder a esos estímulos temblando ante la sensación de ligero dolor.

—¿Sientes eso?— ella asintió.

—Duele un poco.

—¿Puedes mover los dedos de tus pies?— ella asintió, comenzando a mover un poco aquellas extremidades, haciendo que una pequeña sonrisa se formase en los labios de Zandik —Su movilidad es buena. Puede que necesite algo de ayuda para caminar por algunas semanas, pero seguramente vuelva a caminar, correr y saltar como antes después de ese tiempo.

Aquello pareció alegrar por completo a todos y cada uno de los presentes, siendo Crepus quien no podía terminar de agradecerle a Zandik todo lo que había hecho por su pequeña niña, viendo como a pesar de todo el martirio que habían sido esos últimos días, él había logrado dejarle una gran calidad de vida y salud.

No podía negarlo, si incluso para si mismo aquello había sido un verdadero milagro y algo que lo dejaba tranquilo, incluso feliz de ver como esa chica podría continuar con su vida sin todo ese panorama desastrozo que habían tenido al principio.

Era un gran alivio ver que todo eso había resultado para bien, que esas chica pudiese volver a sonreir de aquella forma tan tierna y llena de vida.

—_____...

Escucharon en la entrada de la habitación, notando como aquel chico de cabellos grises se hallaba en el sitio, acompañado por su amigo de cabellos dorados para lograr caminar por los pasillos del hospital sin caerse o marearse al estar aún en recuperación.

Los hermanos de la muchacha hicieron algo de espacio al reconocer a aquel joven, dejando que pudiese pasar al lado de la camilla donde se encontraba reposando la fémina, quien lo recibió con una gran sonrisa.

—Al-haitham... ¿Cómo estás?— preguntó al instante, notando los vendajes por la cabeza y el cuello del otro —¿Qué fue lo que te pasó?

—S-Solo fueron algunos golpes en la cabeza... Nada de... De que preocuparse— mencionó, aunque con algo de dificultad en algunas palabras.

—Fue su lóbulo temporal, al parecer le afectó un poco en su habla, pero puede comunicarse bastante bien... Solo no lo hagas repetir cosas o nos vamos a burlar una semana por ello— dijo con cierta gracia el rubio, recibiendo una mirada algo amenazante del otro —Pero en sí, nada grave. Es más fuerte el dolor de cuerpo que tiene que otra cosa.

—... Tú, ¿C-Cómo estás?

—Bien. Al parecer los trasplantes fueron un éxito, y el Doctor Zandik logró curar la Septicemia que me estaba atacando todo por dentro— dijo, con una gran vitalidad —Solo tendré que andar con cuidado algunas semanas para recuperar mi movilidad inferior por completo, ¡Pero todo bien!

—¡Me alegra mucho escuchar eso!— expresó Kaveh —De verdad, por un momento creímos que podríamos perderlos a ambos... Fue un accidente muy aparatoso.

—S-Señor Crepus— habló de nuevo el de cabellos plateados, llamando la atención del mencionado —Discúlpeme, de verdad... S-Si hubiese sido más cuidadoso, _____ no habría...

—No te preocupes, Al-haitham; no te culpo de nada— respondió el mayor, con una gran suavidad y sinceridad —Nos contaron todo sobre los hechos. Fue cuestión de muy mala suerte por las dos parte del asunto. No hay culpables en todo esto, solo víctimas que deben recuperarse. No te preocupes, de verdad.

—Aún así, l-le ofrezco mis disculpas... Sé muy bien que _____ l-lo tuvo más difícil que yo, y no me imagino lo que habrán sufrido con todo esto— dijo, algo que llegó a conmover a aquel magnate y a la jovencita qué estaba frente a él.

Segundos después, sentía la suave mano de la muchacha apretando ligeramente la suya, al mismo tiempo que le sonreía con dulzura.

—Ambos la tuvimos muy difícil, Haitham, no te culpes por eso— dijo, en ese tono que logró relajar un poco al chico, llegando también a apretar un poco la mano de la mujer.

Todo eso, bajo la mirada rojiza de aquel médico que se mantenía revisando los monitores de signos vitales de la muchacha, así como cambiando una vez más las intravenosas, siendo esto una simple forma de distraerse para alejar un poco aquellos pensamientos que se le habían venido a su cabeza al ver todo esa escena.

¿Porqué... Porqué le causaba tanta rabia ver algo como eso?

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𝐓𝐞𝐚𝐜𝐡𝐞𝐫'𝐬 𝐏𝐞𝐭 - Dottore/ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora