Capítulo 5

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Por la noche el entrenador apareció con hamburguesas y cenaron viendo un partido de baloncesto mientras le iba explicando cosas. Parecía ser un hombre con muchísima paciencia y un carácter tranquilo, Neil no tardó en sentirse cómodo con él. Sí podía respetar a alguien así, incluso admirarlo, no como al líder de su manada, que era más animal que persona. Ni a sus padres, en quienes no quería ni pensar, prefería hacer como si no existieran, solo pensaba en la manada como un conjunto uniforme, sin rostros, sin nombres, no había ninguno que le importase.

Cuando terminó el partido y el entrenador apagó la televisión, Neil estaba lleno de energía; también influía el haber estado todo el día en su casa encerrado y descansando, no estaba acostumbrado a vaguear tanto, necesitaba moverse.

—Entrenador, ¿le importa si salgo a correr?

—Claro que no, puedes hacer lo que quieras, pero no te olvides la llave y recuerda el camino de vuelta.

Neil fue al baño para cambiarse los pantalones vaqueros por unos deportivos negros. Ya llegaba el verano y empezaba a hacer calor por las noches así que salió en manga corta, pronto entraría en calor y su temperatura corporal ya era más alta de lo normal. Se guardó la llave en el bolsillo, sintiéndose extraño al llevarla consigo, y salió, bajando las escaleras al trote.

Le habría gustado poder transformarse, era una sensación liberadora (cuando no tenía una pelea después), pero se conformó con correr en su forma humana. Se internó en el campus a la luz de la luna, cruzándose con algunos alumnos que estarían regresando a sus residencias.

Sin darse cuenta llegó hasta el pabellón de baloncesto y se detuvo para tomar aliento, apoyando las manos en las rodillas. Se acercó para comprobar si la puerta estaba abierta y, efectivamente, de nuevo la encontró así. Entró negando con la cabeza, esperaba que no se la hubiera olvidado Nicky de nuevo, y rápidamente comprobó que había alguien más allí dentro. La luz de los vestuarios estaba encendida y en el silencio de la noche solo se escuchaba el agua de la ducha cayendo. Neil pasó de largo hacia la cancha, solo quería estar allí un momento, quien fuera que estuviera en la ducha ni se enteraría.

Las luces de la cancha estaban apagadas, caminó hasta el centro y giró sobre sí mismo, imaginándose allí con todo el equipo, formando parte de él, sabiendo lo que hacía con una pelota en la mano y un número con su apellido en la espalda. Soltó un suspiro y negó con la cabeza, tal vez se estaba dejando llevar demasiado y elegir ese lugar no era la opción correcta, estaría muy expuesto. Lo que debería hacer era huir más lejos y esconderse en algún cuchitril, no ser nadie, no tener nada que perder.

—¿Qué estoy haciendo aquí? —susurró para sí mismo.

Pero ya no estaba solo.

Escuchó los pasos acercándose y se tensó al reconocer su olor.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Andrew, acercándose hasta colocarse a su espalda, demasiado cerca.

Neil no se giró para mirarlo ni encararlo, mantuvo la compostura, la espalda erguida y la respiración controlada, aunque le ponía nervioso estar allí a solas con él, no sabía qué esperar de alguien con su carácter. Se esforzó mucho para no ponerse a la defensiva.

—No lo sé —contestó con sorprendente sinceridad.

Fue Andrew quien le rodeó para mirarlo de frente.

—Parece que les has caído en gracia, así que tendrás tiempo para averiguarlo.

—¿Por qué a ti no?

—No intentes congeniar conmigo, lo más fácil será que te mantengas alejado. Tú a lo tuyo, yo a lo mío.

Y Andrew procedió a alejarse de Neil, dándole la espalda sin reparo. Neil siguió donde estaba, mirando su espalda alejarse en la oscuridad.

FANFIC ANDREIL garras bajo la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora