Capítulo 26

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Después de dos días de oasis con Andrew en los que se dedicó a comer y dormir hasta recuperarse por completo, los zorros hicieron una reunión. Neil estaba nervioso, Andrew no había permitido que nadie los molestase durante esos días, ni siquiera a Nicky y Matt, ni al mismísimo entrenador; con él Neil hablaría después, a solas. Pero a los zorros iba a enfrentarse en grupo, todos juntos. Solo esperaba que no fuese un uno contra todos. O dos, si Andrew le apoyaba hasta el final, cosa que ya no dudaba. Los demás también se la habían jugado por él, pero podían estar lo suficientemente resentidos y enfadados como para no quererle de vuelta porque era un mentiroso, un cambiante y daba demasiados problemas. Estaban en su derecho de echarle y Neil lo entendería, aunque también le rompería el corazón.

Llamaron a un taxi para que los dejase justo enfrente de casa de los zorros.

Esa misma noche, hacía solo unas horas, Andrew le había dado fuerzas para enfrentarse a esto...

***

Estaban tumbados en la cama, era de madrugada, ya no se escuchaba ningún sonido de la calle ni en las casas de los vecinos, ni siquiera a oídos de Neil, mucho más perceptivos que los de Andrew.

—Duérmete.

—Tú también estás despierto.

Hablaban en susurros porque la oscuridad invitaba a ello.

—Tú necesitas dormir más que yo.

—Ya estoy recuperado, he dormido muchísimo, estoy bien.

—Estás nervioso.

—Sí.

—Podemos aplazarlo.

Sonaba bien. Igual que quedarse allí para siempre y no tener que afrontar nada, escapar de la realidad. Pero era imposible.

—Eso no cambiará nada, mejor hacerlo cuanto antes, así sabré qué será de mi vida a partir de ahora.

—Pues lo mismo que en los últimos meses.

—Puede que ya no me quieran, que no me acepten. Soy medio animal y soy peligroso, he traído demasiados problemas a vuestra casa.

—Les conté lo que eras y en lo que estabas metido y todos aceptaron ayudarme a recuperarte. Nada va a cambiar ahora.

Neil se tumbó de lado, acercándose un poco al cuerpo de Andrew y al calor que desprendía. Solo veía su silueta en la penumbra. La puerta estaba abierta, siempre la dejaban así, pero todas las luces estaban apagadas y la persiana bajada casi del todo.

Andrew no se movió, permaneció tumbado bocarriba, tapado con su propia manta.

—¿Estás seguro? ¿Cien por cien seguro?

—Nada es cien por cien seguro, Neil.

—Exacto. Que no quisieran dejarme con mi manada para que me matasen no significa que me quieran de vuelta en sus vidas.

—Me importa una mierda lo que quieran.

—No puedes obligarlos a aceptarme.

Andrew giró la cabeza hacia Neil sobre la almohada.

—Claro que puedo. Ahora saben que no voy a...

—¿A qué?

Se quedó callado como si no fuese a contestar, como si se hubiese arrepentido de lo que fuese que iba a decir. Neil asumió que no iba a continuar, que se sumirían en unos de sus silencios tácitos, pero le sorprendió haciéndolo.

—A renunciar a ti.

La bestia en el interior de Neil ronroneó y estiró las garras. Ahora no tenía manada de verdad, la conexión se había cortado por completo, estaba solo, y su parte animal buscaba un reemplazo. La parte dominante de Andrew le suponía un problema, porque Neil se sentía reclamado por él, pero dudaba que un humano pudiese entender un vínculo así, no podía crearlo con él. Y, aun así, sintió el instinto incontrolable de mezcla sus olores.

FANFIC ANDREIL garras bajo la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora