Si quieres algo bien hecho, pídeselo a una mujer

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Rapunzel frunce el ceño mientras mastico. —¿Estás llorando?

No me avergüenzo en lo absoluto, asiento sin tan siquiera pensarlo. Luego de haberme pasado horas entrenando como loca desde la mañana, luego de media hora en la que estuvieron tratando todas mis heridas y asegurando de que no me hubiera ocurrido nada muy grave —Rapunzel insistió mucho porque, a pesar de mis negativas, insistió ver por qué me sujetaba tanto el estómago y la cosa es que tenía todo el torso lleno de horribles cardenales—, finalmente podía comer algo, un desayuno calentito y delicioso, no podían criticarme por soltar una que otra lagrimita, me estaba muriendo de verdad.

Mientras sigo masticando me recuesto sobre el hombro derecho de Rapunzel, intento no temblar cuando siento su brazo rodeándome, su mano sujetando fuertemente mi cintura, acercándome más a ella. No me atrevo a mirarla, solo sigo comiendo porque sé que si me atrevo a levantar la cara y verla, me la terminaré comiendo a ella, más precisamente sus labios. 

—Tenía tanta hambre —me lamento, apresurándome para dar el siguiente bocado. 

La muchacha de liso cabello negro que había llegado con las demás, la hija de Deméter de la que me había hablado Jim, me acerca un plato de frutas cortadas en cuadraditos. —También come algo de fruta, no solo bollería.

Me pillo una tajada de manzana solo porque realmente no tengo ganas de discutir y porque comer algo de fruta tampoco suena tan mal. Mientras me acerco para pillar otra, me doy cuenta de que Astrid me está mirando fijamente en completo silencio.

—¿Qué pasa?

—¿Ya has pensado en quién más te acompañará en la misión? Has dejado bastante claro que irás con Rapunzel —comenta, la veo dándole un leve empujón a Heather cuando ella suelta una risilla—, pero toda misión necesita de tres. 

—Pues... no tengo ni la más remota idea, no es que haya tenido mucho tiempo para hacer amistades ¿alguna de vosotras dos nos acompañaría? —pregunto con delicadeza, digo yo que ellas aceptarían sin problemas, ¿verdad? Después de todo ellas dos eran buenas amigas de Elsa Snow, lo lógico es que, al igual que Rapunzel, quisieran ayudar a descubrir qué fue exactamente lo que ocurrió con ella, qué es lo que está ocurriendo con Hiccup Haddock.

Incluso Rapunzel se confunde cuando Heather y Astrid se miran con pena entre ellas.

Es Mulán quién nos explica qué está ocurriendo. —Quirón se los ha prohibido, demasiados sentimientos encontrados, demasiado personal, podría llegar a ser peligroso, dice que, si pudiera, también se lo prohibiría a Rapunzel, pero la profecía habla de un hijo de Apolo, además de que duda de que sería capaz de detenerla.

Rapunzel frunce el ceño. —¿Y por qué si os podría detener a vosotras dos? —las cuestiona, creo que todas en la mesa somos capaces de reconocer el leve enojo en la voz de Rapunzel, les estaba reclamando.

—Eh, tranquila, solecito, que tampoco nos gusta la idea, pero en el fondo Quirón y Madrigal tienen buenos argumentos —le responde con calma Heather, señalando con la cabeza a la hija de Deméter—. La verdad es que tanto Astrid como yo hemos demostrado antes que no significamos peligro ni competencia alguna para Haddock, barrería con nosotras demasiado rápido. Y aunque Astrid pudiera enseñarte algo de esgrima, lo importante son tus poderes, niña.

—¿Quién mejor que una hija de Deméter para enseñarte a controlar cualquier planta, aunque esté muerta, a tu antojo? —pregunta juguetona Isabela, inclinándose hacia mí, guiñando uno de sus ojos para luego hacer un movimiento circular con su muñeca derecha, haciendo que todo un buqué de flores apareciera de la nada en su mano.

Lo deja justo delante de nosotras y yo, por pura curiosidad, me atrevo a tocar las flores.

Se marchitan de inmediato y sus espinas crecen antinaturalmente, alzándose orgullosas, pavoneando lo afiladas y duras que se habían vuelto. Me apresuro a disculparme por haber arruinado sus flores, pero Isabela mira fijamente el resultado de mi toque con una sonrisa de oreja a oreja.

Percy Jackson y la Venganza por Cleóbula.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora